Ante Cortés y los doce
primeros frailes, los tlamatinime
(sabios filósofos nahuas)
después de defender su palabra y ante a
la imagen de su cultura destruida afirmaron:
“Si, como sostenéis, nuestros dioses han muerto, dejadnos mejor ya morir…”(1)
Ometéotl.
Dentro de la inconmensurable cultura náhuatl los tlamatinime dieron sentido al universo a través de su impecable pensamiento filosófico, explicaron su mundo y estructuraron su cultura. Al lado de una técnica embrionaria, su espíritu supo elevarse a las alturas del pensamiento matemático, a través del cual contemplaron “el recorrimiento de los astros por los caminos del cielo” y a una de las más altas cumbres del pensamiento filosófico universal, que les permitió ver y comprender su vida con flores y cantos.
En ese universo Ometéotl es el inventor de sí mismo; Ometéotl en náhuatl significa: ‘Dios Doble o Dios Dual’, ‘ōme dos, doble; teō-tl, dios’ y dentro de la filosofía mexica es el dios de la creación, es la dualidad y el principio, por eso Ometéotl es también llamado in Tonān ‘nuestra madre’, in Totah ‘nuestro padre’, Huehuetéotl (en náhuatl: madre nuestra, padre nuestro, dios viejo) es masculino-femenina, y ocupa el más alto lugar de los cielos, él/ella es padre/madre del universo y cuanto hay en él, como “Señor y Señora de Nuestra Carne y Sustento”, suministra la energía cósmica universal de la que todas las cosas derivan, así como la continuidad de su existencia y sustento. Provee y mantiene el ritmo oscilante del universo, y le confiere a cada cosa su naturaleza particular. Es en virtud de estos atributos que se lo/la llama “El Uno Mediante Quien Todos Vivimos” y el/la que “es el verdadero ser de todas las cosas, preservándolas y nutriéndolas”.
Por ser metafísicamente inmanente, Ometéotl es llamado/a Tloque Nahuaque, el que decide lo cercano y lo lejano, el/la que está cerca de todas las cosas y de quien todas las cosas están cerca, es la relatividad pura. Epistemológicamente trascendente se lo/la llama Yohualli-ehécatl que en náhuatl significa: uno que es invisible (como la noche) e intangible/impalpable (como el viento). Recibe también los nombres de Moyocoyatzin que en náhuatl significa: el inventor de sí mismo e Ipalnemohuani que significa: el dador de vida.
Pueblos minorizados.
Durante la invasión del Imperio Español se nos fue impuesta una filosofía basada en la culpa y el castigo en donde un dios todo poderoso y despiadado que fue capaz de permitir la crucifixión de su hijo, nos condenaría al infierno si no obedecíamos a la corona española y a la iglesia católica, con lo que el sometimiento del espíritu de los pueblos originarios fue brutal. Pero también con la conquista llego el capitalismo a nuestras tierras.
La resistencia cultural y la resilencia fueron adquiriendo connotaciones simbióticas entre la cultura europea y la originaria que lograron mantener la esencia de la cultura y sus idiomas en más de la mitad de los habitantes hasta la independencia, pero durante los últimos 200 años la necesidad de unificarnos como nación llevó a castellanizar por la fuerza a los pueblos originarios con lo que perdieron su condición de comunidades originales y pasaron al grupo de los mestizos, es decir el mestizaje no se dio con la procreación sino con la eliminación de la lengua madre, actualmente sólo 6% de la población mexicana habla alguna de las 68 lenguas indígenas que prevalecen, por lo que reiteramos la afirmación de que no son una minoría, sino que fueron minorizados para romper el apego a su comunidad y facilitar el despojo neoliberal.
Mujer y Hombre Nuevo.
Durante los procesos revolucionarios de los últimos 100 años se ha intentado sacudirnos esa filosofía de vida, y se creó una filosofía revolucionaria que planteaba la posibilidad de la construcción del “Hombre Nuevo”. La creación de este Hombre Nuevo se daría a través de una educación revolucionaria; ya que es allí donde se lograría el cambio de conciencia. De esta manera se irá formando esa nueva generación que se esperó siempre tan ansiosamente, que irían creciendo con ese amor ferviente característico de un buen revolucionario, en otras palabras, no nacerán con el pecado original del consumismo y el capitalismo en la venas, así pues se irá encontrando la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud revolucionaria.
La creación del Hombre Nuevo nunca fue entendida, principalmente porque quienes la planteaban se erguían como los grandes transformadores sin haberse transformado a sí mismos, y pretendieron en todo momento dentro de los procesos revolucionarios que quien cambiara fuera el otro, manteniendo actitudes impositivas, despóticas e intransigentes que los llevaron a ser una forma diferente de sometimiento del espíritu y los que lograron ganar sus revoluciones crearon gobiernos en los que el poder no fue socializado convirtiéndolos en nuevos imperios “democráticos”.
Es hasta hace muy poco tiempo que se incorporan algunos elementos incluyentes dentro del mismo lenguaje revolucionario en el que ya se distingue entre la mujer y el hombre nuevo, pero todavía dista mucho del ejemplo de concepción que teníamos antes de la conquista en donde ser uno era la dualidad permanente entre ser femenina y ser masculino, es decir la distinción sexual es involutiva.
Lo destacable de esta última época humana es que entendimos que cualquier proceso revolucionario debe ser de la piel para adentro.
Seres autogenerados.
Ante el fracaso de los diversos modelos antagónico al capitalismo las nuevas sociedades han encontrado una nueva forma de sincretismos político-económico, desde las naciones anteriormente autoproclamadas socialistas o comunistas que ahora “abren sus puertas al capitalismo” permitiendo la propiedad privada, los negocios capitalistas y asociándose con trasnacionales neoliberales para aumentar sus políticas extractivistas que nunca abandonaron en donde predomina el concepto de que todo los que produce la naturaleza y las culturas originarias con su filosofía, están al servicio indiscriminado del ser humano hasta su extinción.
Dentro de los países que han optado por una democracia social como es el caso de México, se mantiene la explotación de las riquezas naturales y culturales para el enriquecimiento de los grandes capitales, y en la administración actual se ha capitalizado a los más pobres para darles una capacidad mínima de consumo, para aletargar la caída del modelo neoliberal en proceso ineludible de implosión. Con una muy pobre, casi miserable propuesta filosófica.
Pero también en México y en el mundo han surgido proyectos autónomos autogestivos, que alejándose del capitalismo neoliberal, han construido comunidades en donde se produce lo que se consume, retomando los saberes milenarios e incorporando las tecnologías alternativas para lograr pequeños núcleos de libertad.
Ante este panorama, la construcción de los nuevos seres humanos ha quedado en el plano personal, en donde millones de individuos buscan su propia forma de comprender lo que les rodea, negándose a reproducir los comportamientos y creencias de sus ancestros inmediatos, en donde se niegan a ser lo que sus padres quieren que sean y en donde no son los que sus madres dicen que son. Las nuevas generaciones nos están dando un ejemplo de asimilación del ser en donde se eliminan las etiquetas y se ven como seres humanos duales; son hombre y mujer, son madre y padre, son lo más cercano y lo lejano en las redes donde son invisibles como la noche e intangibles como el viento. Y son capaces de inventarse a sí mismos, que son todas las características de Ometéotl en dador de vida.
Re-evolución.
La acción depredadora de nuestra especie ha agotado la vida en el planeta, por lo que ahora es absurda cualquier otra confrontación que no sea entre los que han adquirido la conciencia sobre la autodestrucción inminente de nuestra especie y de las 30 millones de especies que para su desgracia conviven con nosotros y los que no han adquirido esta conciencia, la desventaja para los que ya adquirieron esta conciencia, es que entre los que no la han adquirido se encuentran los gobernantes de todas las naciones del mundo que deben complacer a los dueños del dinero y del poder a quienes no les interesa el futuro después de ellos en tanto no logren la forma de ser eternos.
Por lo que ahora la lucha social nada tiene que ver con la explotación del proletariado, la lucha social ahora es contra los que calientan al planeta con sus acciones sean de izquierda o de derecha, ricos o pobres, hombres o mujeres, proletarios o explotadores, hoy la lucha de clases perdió sentido, porque primero necesitamos un planeta en donde hacer una revolución proletaria, campesina y popular.
Ahora todo revolucionario lo es sobre sobre su propia conciencia, requiere un cambio de comportamiento, la ruptura total de los paradigmas impuestos, es decir se requiere re-evolucionar, necesitamos crearmos de nuevo tan urgentemente para sobrevivir que solo convirtiéndonos todos y cada uno en nuestros propios creadores, reconceptualizándonos para eliminar todas las etiquetas sobre el amor, la pareja, el hogar, los hijos, pero también debemos eliminar el consumismo y sus desastrosos derivados, debemos comenzar a producir lo que consumimos, dejar de comprar, hacer un profundo análisis sobre lo que sí es necesario en nuestras vidas y romper con todas las necesidades creadas por la preservación de la ganancia.
Sólo dejando de consumir basura, cambiando el competir por el compartir, fundando nuestras sociedades en la solidaridad y el respeto, podremos sobrevivir. Como lo que planteo es poco probable, ámese y por lo menos intente convertirse –si le interesa– en el mejor ser humano que pueda ser. En todo caso mi propuesta, no es más que una sugerencia del necio espejo que insiste siempre en ver a nuestra derecha del lado izquierdo, esperando que algún día la imagen que le devuelva ese espejo sea la de un colibrí dorado.

La vida es una construcción consciente.
Iván Uranga
@CompaRevolución
iuranga@cnpm.mx