Almanauta; entre la belleza y lo sublime. Autor: Iván Uranga

Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada
la belleza.
Luis Eduardo Aute

Se cree que cada cual tiene su idea y sus patrones de belleza, el problema es que la Belleza es un concepto y por lo tanto tiene historia y tiene definición, por lo que no toda idea de belleza parte de la valoración subjetiva del observador. En el sentido más estricto del concepto tiene que ver directamente con la armonía y la estética, así la belleza vista desde la armonía sería la debida proporción de las partes con el todo. Lo que también puede decirse de otra manera como la unidad en la diversidad natural. En sentido aristotélico las características de la belleza serían el orden, la proporción, la luminosidad y el ritmo; y vista desde la Estética esta debiera estudiar la naturaleza de la belleza y su percepción por lo que la relacionan limitativamente con el arte. Lo sublime, a su vez sería la máxima expresión que puede alcanzar la belleza.

El entendimiento de estos conceptos y todas las formas del pensamiento filosófico nos permitiría existir como especie, salvar al planeta y transformar a México. Decía Albert Einstein (sin ser filósofo) que lo único que debieran enseñar los maestros es a pensar y esto es tan cierto y definitivo que debiera ser el único modelo educativo, objetivo y principio del aprendizaje y de la vida misma. Cuando comienzo a escribir me pregunto: ¿Qué quiero decir? ¿Por qué lo quiero decir? ¿Para qué lo quiero decir? y ¿Cómo lo voy a decir? y en el cómo a veces es poesía, a veces es cuento, novela o teatro, a veces es un ensayo y algunas otras veces es un artículo como este, es decir pienso en la forma de expresar el fondo, y se intenta que lo expresado tenga un orden, sea proporcionado e intento que la sombra de las palabras permita que cada frase tenga su propia luminosidad y ritmo y este mismo proceso se repite cuando siembro o doy una clase o cualquier actividad consciente de mi vida.

La falsa percepción estética de la belleza nos ha costado la humanidad. En nuestras sociedades el creer que lo “bueno”, lo “mejor” o lo “bonito” son los conceptos a alcanzar para lograr el “éxito en la vida” nos ha llevado a destruir lo natural. Las aspiraciones humanas se reducen a “tener” una “buena” casa, un “buen” trabajo, una “buena” pareja, un “buen” auto, “buenos” hijos y hasta un “buen” perro, para llegar a una “buena” vejez, después de haber tenido un “buen” vivir en el que buscamos lo “mejor”.

Esta forma de vida nos ha llevado como especie a un proceso de autodestrucción que parece ya inevitable, en donde todo lo demás que existe a nuestro alrededor es para ser “usado” y puede ser desechado. Como daño colateral a esta actitud; de las más de 80 millones de especies que coexistían con el ser humano, han desaparecido 50 millones a un aterrador ritmo de 150 especies extintas por día, es decir cada año extinguimos a más de 50 mil especies que nunca más ningún ser humano podrá ver y como estas miles de especies no son “tiernas” o “bonitas” como la vaquita marina, los pandas, las ballenas, los delfines o las mariposas no hay humanos organizando protestas para defender su existencia. Así la globalización también nos ha traído de los países “desarrollados” lo que es “bueno”, “bonito y “mejor”, y nos dice desde cómo debe ser un hombre o una mujer bella, un “bebé” “bonito”, el “mejor” celular y una “buena” película.

Kant se equivoca al definir lo bello como la representación que produce un placer inmediato y libre de cualquier consideración teórica o moral. Según este filósofo “lo bello es lo que complace universalmente sin concepto; bello es objeto de un placer desinteresado”. En la filosofía la Belleza siempre ha formado parte de la Estética. La palabra estética deriva del término griego “aisthesis” y quiere decir “sensibilidad” y la sensibilidad es la cualidad de percibir lo natural y que la moral te establece como debes interpretar eso que sientes, si es bueno o malo y todos los matices intermedios, por lo que no existe la belleza desinteresada. Si es tan determinante la percepción emocional de nuestro entorno a tal grado que nos está costando nuestra propia extinción, ¿por qué no recodificar nuestras prioridades en un cambio radical de la percepción de lo bello? Si la armonía es la unidad en la diversidad natural, necesitamos desaprender y entender que no existe más belleza que la naturaleza y sus formas, sus olores, sus sonidos y sus colores y que la exaltación de esta belleza, lo sublime, es un atardecer, un amanecer, el arcoíris o la mirada de mi amada (o el ser amado de quien esté leyendo) para entender esto, no necesitamos clases de ciencias naturales, necesitamos enseñar filosofía desde el preescolar, no necesitamos filósofos (los únicos que necesitan filósofos son los filósofos) pero necesitamos que todos los seres humanos tengamos amor por saber mientras creamos habilidades para hacer, es decir; la armonía entre el ser, el pensar y el hacer. La Belleza, no es un placer desinteresado como afirmó Kant, y no debe seguir siendo un placer ególatra, la preservación y el cultivo de la belleza deben tener el supremo deber de existir y para ello necesitamos que existan todas las demás especies y para entenderlo necesitamos pensar.

La palabra filosofía proviene de dos voces griegas: Philia = Amor y Sophia = Sabiduría; por lo cual etimológicamente significa “amor por la sabiduría” y la filosofía es y surge como la posibilidad humana de interrelacionar a todas las ciencias a través del entendimiento, y en algún momento deja de ser la consciencia activa de todo el quehacer humano, para convertirse en un área de estudio y contemplación. Como podrán darse cuenta es parte del conocimiento europeo que llegó a nuestra tierra con la conquista, nuestros pueblos originarios y en general todos los pueblos originarios del mundo construyeron su propia relación con la naturaleza y su propio amor por el saber, su propia filosofía. Desde la constitución de México han existido esfuerzos por dotar a nuestra nación de una escuela propia de filosofía, lo más destacado se dio a mediados del siglo pasado, y las aportaciones más elaboradas surgieron del Grupo Hiperión (muy afrancesados) grupo al que el actual Presidente del Congreso de la Unión Porfirio Muñoz Ledo fue muy cercano y fueron los que intentaron dar sustento filosófico a los esfuerzos de Vasconcelos, llegando a conclusiones como que “el ser mexicano es producto de accidentes por lo que no sabe nunca “a qué atenerse”, la inseguridad y la imprevisión de nuestra existencia es un proyecto incitante de vida en común, que un grupo de mexicanos proponen a los demás mexicanos para que lo realicen juntos. Lo mexicano es la idea histórica que lo que sucede en el momento le da sentido a nuestras actividades y obras, pero, por encima de todo, exige a todos un rendimiento máximo y un esfuerzo improvisado de propia creación de ahí nuestra veneración por la muerte, nuestra veneración a los caudillos, nuestra zozobra, la desconfianza ante los otros o la indiferencia por lo que acontece de nuestro alrededor. Por lo que cualquier asunto de lo mexicano, no está limitándolo a elucubraciones de selectos, sino que se expone, explicado y lanzándolo, en medio de las gentes no especialistas, urgiendo a la contribución, poniendo en comunidad el proyecto y abriéndolo a todos, que pueden decidir empeñar su futuro por celebrar una fiesta”. Retomo esta idea, porque pareciera la base de la propuesta filosófica del proyecto de gobierno de la autollamada 4ta. Transformación en donde se han esmerado en desacreditar a los “especialistas” y prefieren lanzar los proyectos de nación a la consideración de las masas en proceso de adoctrinamiento, bajo la premisa de que “el pueblo es sabio y sabe lo que es mejor para todos”, este mismo pueblo sabio que hasta hace unos meses mantuvo al PRI y al PAN en el gobierno por 80 años y que ahora apoyan a una mezcla de los mismos actores políticos hoy en Morena quien gobierna bajo la fuerza del neoliberalismo populista.

Esta percepción filosófica europea es reafirmada por el Presidente que no pierde oportunidad de complementar su doctrina mañanera con mensajes dogmáticos, como el pasado viernes santo donde dijo la desafortunada paráfrasis de la Biblia: bienaventurados los pobres, los humildes, los que lloran, los que padecen de persecución, los que tienen hambre y sed de justicia, y los de buen corazón. Y es desafortunada porque es una cita propia para un pregonero de la filosofía religiosa en busca de la paz espiritual y no de un gobernante que tiene la obligación de procurar la tranquilidad en todos los hogares y en lugar de eso desea buenaventura, es decir; Suerte a los que persiguen, tienen hambre y quieren justicia, siendo él, el responsable de un proyecto de nación que debe garantizar que nadie tenga hambre, sea perseguido o sufra injusticias. Para ejemplificar este punto, lo que hizo el Viernes Santo AMLO fue desearles “suerte” a los que piden justicia por la muerte de Samir Flores, por los demás activistas y periodistas asesinados, los 43 de Ayotzinapa, las decenas de miles de feminicidios, los cientos de miles de asesinatos, desaparecidos y pueblos que sufren por los megaproyectos que él apoya y sólo unas horas después de sus deseos de buenaventura asesinan a 14 personas en una fiesta familiar en Veracruz y a un muralista y a su familia en San Luis Potosí que se suman a los más de 8500 bienaventurados asesinados sólo en lo que va del año.

La filosofía prehispánica contaba con una cosmovisión de armonía con la naturaleza y el universo, donde el eje era la relación de los humanos con la naturaleza y vivían en la búsqueda de equilibrio. En términos occidentales su filosofía sería una ecofilosofía; es decir, amor por sabiduría para habitar el planeta.

La ecofilosofía tiene como eje central el establecimiento de los límites que debe asumir la humanidad para no sobre explotar y cohabitar en tiempo presente con las futuras generaciones, por ejemplo Xquenda es un concepto zapoteca que significa su origen, que viene de la fuente original, del principio, su espíritu y/o su alma y este concepto está intrínsecamente ligado a sus raíces no solo ancestrales y culturales sino físicas, a la tierra bajo sus pies, no se conciben como individuos sino como un todo que emana de la madre tierra a la que se deben; misma que será habitada después de ellos, es decir; Xquenda es su alma pasada, presente y futura.

Si retomamos los saberes ancestrales y las tecnologías alternativas actuales será fácil. Si nos proponemos, podemos hacer de cada mexicano un xquendanauta o almanauta que reflexione para que reconozca que la única belleza posible, es la consciencia humana sobre todas y cada una de sus acciones, y por supuesto, una mirada amorosa. Que aprendan que la vida no se trata de tener “lo mejor” o “lo más bonito” sino de ser feliz en armonía con su medio en donde lo sublime sea un atardecer en un cielo limpio viviendo en una tierra sin contaminantes y viendo su imagen reflejada en los ojos del ser amado.

La vida es una construcción consciente.

Iván Uranga

@CompaRevolucion

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