La 4ta. Transformación es Azteca. Autor: Iván Uranga

¿Jóvenes construyendo el futuro de quién?
Grupo Salinas la empresa de la 4T.
Los 3 muros para Trump.
Consulta Nacional para Nestlé.

Mientras todo el país y la opinión pública están entretenidos en la gasonovela del huachicol en México, el gobierno de la República echó a andar el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”, que de primera impresión se escucha y se siente como un extraordinario programa de la 4T con el que se pretende dar becas de trabajo a 2.6 millones de mexicanos entre los 18 y los 29 años que no estudian ni trabajan, a los que insisten en llamar ninis. El apoyo consiste en darles durante un año 3,600 pesos al mes a 2.3 millones de jóvenes para que se capaciten como aprendices dentro de los negocios y empresas ya existentes y 2,400 pesos mensuales a 300 mil que estudien licenciatura. El programa contempla el 70% en el sector privado, el 20% en el sector público y el 10% en el sector social.

Pero al ver que la primera empresa en firmar fue el Grupo Salinas, lo primero que nos preguntamos es ¿el futuro de quién construirán estos jóvenes? Grupo Salinas quiere que se le asignen 12 mil de estos jóvenes, que durante un año realizarán el trabajo por el cual esta empresa tendría que pagar un sueldo y que no requiere la menor capacitación a menos que me equivoque y que ser empleado de Elecktra requiera un entrenamiento muy sofisticado. Pues esta bondadosa empresa dejará de pagar por concepto de salarios más de 500 millones de pesos este año, mismos que gracias a las bondades de este fabuloso programa serán cubiertos por nuestros impuestos, y sin prestaciones laborales de ningún tipo, y para incrementar los beneficios a esta empresa, los pagos se harán en el Banco Azteca mediante tarjetas de este banco que es la misma empresa cuyo presidente de su fundación Esteban Moctezuma es a quien le regalaron la Secretaría de Educación Pública.

Lo segundo, es el falso estudio que da origen al programa y las metas inalcanzables que se plantea, me explico: el considerar que porque en el censo hay 2.6 millones de jóvenes que no aparecen estudiando en las escuelas y trabajos formales y que por eso son ninis, es un error. La mayoría de estos jóvenes están en la economía informal y ganan más de 120 pesitos al día y para entenderlo basta ver a nuestro alrededor. Y si sumamos 2.3 millones por 3600 pesos por 12 meses más los 2400 pesos mensuales a 300 mil jóvenes nos da un total de 108 mil millones de pesos que se necesitarían este año para cumplir esta meta, para la cual sólo se cuenta con 40 mil millones de pesos según lo declarado por el mismo AMLO.

Lo tercero es ver que mientras el salario mínimo es de 108 pesos al día, las becas para los aprendices son de 120 pesos diarios. Mientras que un obrero padre o madre de familia explotado en jornadas de 48 horas semanales tendrá que ver que los becados están mejor pagados, con menores responsabilidades y sin presiones para hacer el mismo trabajo que ellos hacen, con el riesgo de ser desplazados y con el colmo de que quien pagará a estos nuevos trabajadores de las empresas será el gobierno con el dinero del pueblo, es decir; con el dinero de los impuestos que a ellos sí les cobra el gobierno y que a sus patrones les condonan, colmo que más que maquiavélico parece salido del pensamiento salinista.

El gobierno de México y la Secretaría del Trabajo debieran reconsiderar seriamente los lineamentos de este programa, sería extraordinario que como lo planteamos hace años, se recupere la figura del aprendiz dentro de las comunidades, decía mi abuela que lo primero era aprender un oficio y que ya que supieras “ganarte la vida” podías estudiar lo que quisieras , así, si no encuentras trabajo de lo que estudiaste podrás vivir de tu oficio. La dignificación de los oficios en las comunidades es una tarea de todos, porque un oficio resuelve necesidades inmediatas del pueblo y te dará para comer siempre, y qué mejor si desde el gobierno se apoya con becas el poder aprender a hacer algo de provecho. Esta es una iniciativa que sí construye comunidad y reconstruye el tejido social, pero es urgente prevenir que un programa tan bello termine regalándole nuestros impuestos a las macroempresas, para que tengan maquila gratis a costa del dinero del pueblo, porque es un robo descarado a la Nación.

Las cortinas de desarrollo que tanto menciona el Ejecutivo para evitar que los jóvenes opten por  delinquir o migrar, cada vez se van formalizando más como franjas de subempleos formales para mantener a la pobreza sin hambre pero sin desarrollo, o una versión sofisticada del muro de Donald Trump en tres secciones:

El primer muro o franja de subempleo formal, será en el sur con los miles de obreros temporales que construirán el Tren Maya en las condiciones laborales propias de quienes tienden vía férreas, por lo que lo primero que llega a mi memoria es la película Viento Negro de 1965; obreros y obreras que después se podrán emplear como neo-esclavos del turismo, que arrasará con la reserva de la biosfera como lo han hecho en todos y cada uno de los lugares en donde se prioriza el turismo por encima de la vida.

El segundo muro o franja de subempleo formal será el proyecto Transístmico que cortará al país por la cintura con un tren de carga para trasladar la mercancía de un océano a otro, desde Salina Cruz a Coatzacoalcos, retomando la iniciativa del PRI-PAN del Plan Puebla Panamá en donde no es difícil imaginar la calidad de esos empleos y toda la subcultura que se da alrededor de las vías de los trenes de carga. Así que toda esa miseria cultural será el hermoso cinturón de la patria.

El tercer muro es el Programa para la Frontera Norte, en donde se sube el salario mínimo y se bajan los impuestos para que más empresas maquiladoras se animen a instalarse en nuestro territorio, para que generen más empleos de esos que ya existen en las condiciones laborales que ya existen, para convertirnos con orgullo, en la mano de obra barata y la maquila del mundo neoliberal.

Sumado a todo esto tenemos la extraña e insistente defensa que ha emprendido el empleado de Monsanto y actual secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, de la criminal empresa Nestlé y que hacen caso omiso de la exigencia de los cafetaleros mexicanos para que se haga una consulta nacional para decidir si le seguimos regalando el agua de los volcanes y les permitimos que se apropien del cultivo del café en México o no. 

Es fundamental que todos los ciudadanos opinemos y participemos en esta decisión y en estos programas, para evitar que todas estas “buenas intenciones” terminen siendo un caldo muy gordo para los Salinas de siempre. Evitar discursos demagógicos con metas inalcanzables y que si este año el presupuesto da para apoyar a un millón de jóvenes se diga cómo es. Y lo más importante, es que toda la ciudadanía colabore, que los mecánicos, herreros, carpinteros, plomeros, electricistas, campesinos, reparadores de computadoras, talleres en general y organizaciones defensoras de derechos humanos y ecologistas entre otros, también levanten la mano y que pidan capacitar a miles de estos jóvenes para que puedan aprender un verdadero oficio que les permita ganar honradamente sus alimentos para toda la vida y que el gobierno impida que los jóvenes becados en la empresas hagan trabajos de maquila o actividades que no den la oportunidad de una formación o un aprendizaje real; que el certificado que obligatoriamente deben otorgar las empresas sea avalado por la Secretaría de Educación Pública que les certifique las habilidades aprendidas, mismas que les deben permitir después de este año de acompañamiento, valerse por sí mismos.

La vida es una construcción consciente.

Iván Uranga

@CompaRevolución

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