
Francisco Félix | julioastillero.com
La represión en Myanmar (Birmania) en contra del golpe de Estado alcanza ya más de un mes y arroja postales dignas de historias cinematográficas.
En esta ocasión, se produjo una escena en la que una monja católica se arrodilló frente a soldados, rogando no dispararan a los jóvenes que se manifestaban en contra del golpe de Estado.
“Mátenme a mí en su lugar”, habría dicho la monja. De nada sirvió la súplica, pues los militares dispararon contra la multitud. Se reportaron dos fallecidos.
A nun went down on her knees in front of policemen in a northern Myanmar town and pleaded with them to stop shooting protesters agitating against last month’s coup https://t.co/ojnACSqmD8 pic.twitter.com/L0aUdfzVUK
— Reuters (@Reuters) March 9, 2021
Las protestas se han extendido en todo el país y la respuesta militar ha sido severa: cañones de agua, gases lacrimógenos, balas de goma y armas con municiones reales. Las víctimas se cuentan por decenas; los heridos y arrestos, por cientos.
Además de la represión punitiva, las fuerzas militares que dieron el golpe han restringido severamente el acceso a Internet, con el fin de que se difundan poco tanto las acciones de protestas como la represión.
Pese a que desde inicios de febrero, la Organización de las Naciones Unidas afirmó que buscarían las condiciones para revertir el golpe de Estado, el tiempo sigue corriendo y nada ha cambiado hasta ahora.
El 1° de febrero los militares depusieron al gobierno civil encabezado por el partido Liga Nacional para la Democracia, que había triunfado de manera abrumadora en los comicios de noviembre pasado.