Narco Historia | Lo tóxico es el mercado, no las drogas. Autora: Moniet Cataño

Por Moniet Cataño

Hemos escuchado hasta el cansancio la frase “las drogas son peligrosas”. Pero ¿todas son igual de peligrosas? Nos sorprendería saber que no es así. Existen sustancias psicoactivas que no generan adicción como la ayahuasca o el epená. Y justamente, sucede que esas drogas no parecen un peligro tan grande hacia la sociedad porque el narcotráfico no las vende, no son rentables, y entonces, no representan la violencia del tráfico de drogas, aunque sigan siendo más o menos tóxicas que otras drogas. Es decir, lo que hace peligrosa a una droga es el mercado ilegal, no tanto la toxicidad de la propia sustancia. 

Lo que sí tenemos de estos alucinógenos, especialmente de los hongos (teonanacatl), son estudios de periodistas, médicos, etnobotánicos y otros académicos de la primera mitad del siglo XX sobre su consumo. Por ejemplo, en Las plantas de los dioses escrito por Schultes y el famoso Albert Hofmann es donde hablan del epená, el toloache, y otros alucinógenos y cuyo trabajo se ignoró debido a las políticas prohibicionistas y la rentabilidad de las drogas sintéticas producidas para el mercado ilegal.  

¿Cuál es la diferencia entre drogas sintéticas y hongos alucinantes en la historia? el mercado sin regulaciones. 

En Sinaloa, el kilo de opio para morfina pasó de 5,000 pesos a más de 15,000 durante los años sesenta. La principal causa de ello, fueron las destrucciones a los plantíos y las incautaciones, las cuales redujeron la cantidad de droga en el mercado ilícito y por lo tanto el precio aumentó. Entre menos producto haya, más caro es, y no importa si el producto es malo o bueno, o si su uso es con conciencia o sin ella, no se va a dejar de consumir. fenómenos muy parecidos ocurrieron con la heroína y la cocaína en el norte del país.  

Simultáneamente, en la sierra de la comunidad mazateca se llevaban a cabo ceremonias guiadas por chamanes con distintas sustancias que les permitían comunicarse con sus dioses, pero éstas eran locales, no todos las podían guiar y se requería permiso de los curanderos para estar o participar en ellas. Cuando el etnomicólogo Robert Gordon Wasson visitó a una curandera llamada María Sabina, logró participar en su ceremonia, y gracias a ello escribió Los hongos alucinantes de México. Esta obra y sus artículos anteriores hicieron famosa a la curandera María Sabina quien ahora tendría que lidiar con su vida como figura pública. 

Ella poseía en distintas plantas y hongos sustancias que alteraban la conciencia, y tuvo cierta visibilidad en el país y fuera de él ¿Por qué no se produjeron en amplias e ilícitas cantidades las sustancias de la comunidad mazateca de Oaxaca? porque no dejaban tantas ganancias como otras, cuyos efectos eran mucho más maleables químicamente; también porque tienen un efecto psicoactivo más fuerte que otras sustancias, pero parecen no producir una manía o adicción.     

Maria Sabina y los hongos alucinantes: 

Albert Hoffman escribió sobre cómo puso las sustancias de los hongos alucinantes en pastillas y las llevó a una ceremonia con María Sabina (en 1962). Posteriormente, varias personas de la comunidad de esta sanadora, con quienes compartía la guía de los rituales, manifestaron que les parecía traición ese acto. Este conflicto no tenía como raíz el uso y peligro de las sustancias alucinógenas, sino que la apertura de su uso y las ceremonias podían derivar en comercio y por lo tanto en la perdición de su sentido espiritual y control sobre las sustancias sagradas. Poco tiempo después, los mazatecos sufrieron una invasión de personas que querían probar los hongos alucinantes. 

Esta comunidad no rechazaba las visitas; el micólogo Roger Heim y amigo de Wasson, Allan Richardson, también viajaron para probarlas y estudiarlas. Ellos y otros estudiosos fueron bien recibidos, el problema del comercio era el poco control que tendrían sobre sus ceremonias, las cuáles se debían llevar a cabo únicamente en circunstancias óptimas.  

El uso y la existencia de las drogas no es lo mismo que el mercado ilícito y sin regulaciones. Para 1971 los hongos y demás psicotrópicos se prohibieron por completo, sobre todo para investigaciones. Por ello, es de suma importancia separar el respeto que se debe tener al uso de las drogas y la violencia brutal e inagotable que ha traído la Guerra contra las drogas y las políticas prohibicionistas en México. Por ejemplo: cuando Sandoz, la marca que producía LSD y psilocibina trató de mantener en regla su patente y seguir su producción según todas las reglas sanitarias y legales, la histeria colectiva del consumo de ácido que había en periódicos sobre los incidentes aislados que causó el abuso de estas sustancias, jugaron un papel importante para que dejara de ser rentable la producción de LSD-25 y psilocibina. 

Debido a todos los requisitos que les imponían, Sandoz congeló su producción, pero sus clientes no se quedarían sin hacer nada, naturalmente…  (este ejemplo no es específicamente de México, sin embargo, ilustra muy bien lo que sucede en el país) ¿Qué pasaría si a usted, lector mío, le prohibieran el azúcar, las papas fritas o su shampoo favorito de un día a otro? ¿Buscaría dónde lo vendieran, un sustituto, o aceptaría plenamente la prohibición y no lo volvería a consumir? 

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