El Espejo | ¡Nos lleva el tren! Autor: Iván Uranga

A veces me pregunto si la belleza de un tren es legítima o sólo es la vía por la que fluye la neurosis de algunos afortunados.

El viernes 22 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró sin ninguna reserva que la intención de su megaproyecto que incluye el Tren Maya y el Corredor Transístmico, es el despojo de las riquezas naturales de México convertidas en productos de Constellation Brands y Nestlé entre otras empresas. Hasta ahora el despojo masivo de recursos naturales tiene un flujo de sur a norte a través del actual sistema ferroviario, pero con la habilitación de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos para barcos de gran calada, les permitirá incrementar y diversificar el extractivismo, porque el Corredor Interoceánico no sólo permitirá el flujo de mercancía de un océano a otro compitiendo con el Canal de Panamá, sino que permitirá que las riquezas naturales de México puedan ser extraídas con mayor facilidad hacia los diferentes mercados del mundo, como lo declaró el mismo presidente López Obrador, al exponer la ruta del despojo del agua de los veracruzanos convertida en cerveza, mostrando un twitt del secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard.

Después de toda la lucha que dieron los habitantes de Mexicali, Baja California, para impedir que esa planta cervecera se instalara en su comunidad despojándolos del agua, viene el presidente López Obrador y con el descaro que le da su gran popularidad le regala territorio y agua de los pueblos de Veracruz a la criminal empresa, haciéndose cómplice de facto del despojo y todos los males que conlleva el consumo del alcohol en el mundo, es decir, regaló el agua a una empresa trasnacional para que la venda convertida en cerveza al mundo.

En esa misma intervención, reconoció implícitamente, que todo el sistema gubernamental que implementaron para apoyar a Nestlé, es para el despojo; las miles de hectáreas, concesiones de agua, facilidades fiscales, millones de plántulas de café robusta producidas por Alfonso Romo ex jefe de oficina de la Presidencia y actual asesor del presidente, y entregadas a campesinos bajo el esquema de Sembrando Vida a los que el gobierno les paga para que produzcan el café que será entregado en exclusiva a Nestlé a 6 pesos kilogramo, y lo reconoce al declarar “por eso Nestlé se instaló en Veracruz” al hablar de las ventajas de exportación que brinda el Corredor Interoceánico y los puertos habilitados para barcos de gran calada.

Lea: El Cártel del Noescafé. Autor: Iván Uranga

Serán miles los neoliberales beneficiados con el dinero de los mexicanos facilitando el flujo de sus mercancías, porque no podemos ver sólo el pequeño tramo que habilitarán los militares de AMLO, porque estos nuevos tramos de vía férrea se conectarán a los más de 23 mil kilómetros existentes en manos ya de los neoliberales, que ahora no sólo podrán despojar a los pueblos de México de sur a norte, ahora lo podrán hacer hacia todo el mundo. 

Como muestra basta ver la reunión que sostuvo esta semana López Obrador en San Juan de Ulúa con empresarios norteamericanos, teniendo como moderador al embajador de Estados Unidos, en la que ofrecen a las trasnacionales neoliberales todas las facilidades para que conviertan al Istmo de Tehuantepec en la alternativa de China para la maquila barata de sus productos, poniendo a su disposición a 84 millones de mexicanos como bono demográfico, las materias primas y toda el agua que necesiten, energía barata, incentivos fiscales y todas las garantías de seguridad a través de la Armada de México. Y declaran abiertamente que ahí se contendrá la migración al norte en donde Ken Salazar embajador de EU se atrevió a decir que, con la inversión de empresas de EU y supervisión de su gobierno, ese corredor será tema de seguridad nacional de Estados Unidos. También reconocen que toda la inversión en la zona es para mejorar el comercio entre Norteamérica, Asia y Europa. Convirtiendo a Salina Cruz en el puerto más profundo de América con 24 metros de calado; como parte del proyecto del Corredor Interoceánico ofrecen 10 parques industriales en el trayecto del Tren Transístmico de miles de hectáreas, un gasoducto interoceánico, fibra óptica para garantizar internet de alta calidad en el Corredor, que también será una zona franca aduanera sin impuestos de importación; también una planta de licuefacción en Salina Cruz anclada a la nueva Refinería Dos Bocas, para que cuenten con el gas que necesiten. Garantizando que el trayecto de mercancía entre océanos sea de 6 horas, con lo que podrán competir con el Canal de Panamá que tiene una duración de cruce de 10 horas. Todo indica que entregar recursos nacionales a los extranjeros, es traición a la patria, sólo si son trasnacionales no aprobadas por el gobierno en turno.

Carlos Salinas de Gortari vendió a través de su marioneta Zedillo el sistema ferroviario mexicano; de 1996 a 1998, el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León privatizó el sistema ferroviario mexicano, otorgando “concesiones” de entre 20 y 50 años al Grupo Ferroviario Mexicano (Ferromex de Grupo México), Grupo Acerero del Norte (Peñoles), Medios de Comunicación y Transporte de Tijuana, Grupo Triturados Basálticos (Tribasa) y por mil 400 millones de dólares a Transportación Ferroviaria Mexicana (TFM), asociada con la estadunidense Kansas City Southern Industries.

22 mil 130 kilómetros de vía fueron concesionados, lo que significó 84 por ciento de la red ferroviaria y 95 por ciento del sistema ferroviario nacional, en ese entonces el personal empleado era de 15 mil 500 personas y se contaba con mil 220 locomotoras y 254 mil carros de carga, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Transporte (IMT). Recordemos que los trabajadores ferrocarrileros venían de una larga lucha y que, durante la huelga de 1959, 9 mil habían sido despedidos, por lo que este segundo golpe brutal terminó de desmantelar a uno de los movimientos obreros más importantes de la historia en México.

Para 2017, la infraestructura ferroviaria en México ya suma un total de 23 mil 366 kilómetros de vía en operación, de acuerdo con la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario (ARTF).

El 55.4 por ciento de la carga total transportada por ferrocarril se concentra en el maíz transgénico que en lo que va de 2022 se incrementó 40% y cemento; el resto se usa para transportar minerales.

En diciembre de 1996, Transportación Marítima Mexicana, asociada con la estadunidense Kansas City Southern Industries y filial de Transportación Ferroviaria Mexicana, ofreció al gobierno mil 400 millones de dólares por la concesión de 3,960 mil kilómetros de vías, más de 3 mil locomotoras y alrededor de 10 mil vagones. Ese tramo de vías férreas, que movía 40 por ciento de la carga, se conectó con vías de Estados Unidos y Canadá.

En junio de 1997, se pagó la concesión de 50 años por 4.5 millones de dólares del Ferrocarril Pacífico Norte al Grupo Ferroviario Mexicano (GFM) formado por Grupo México, Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y la norteamericana Union Pacific, de la que fue consejero el ex presidente Ernesto Zedillo. La empresa Ferrocarril Mexicano (Ferromex) empezó a operar la línea de 6 mil 200 kilómetros un año después.

En octubre de 1997, se dio la concesión por 20 años de la línea corta Coahuila-Durango, al Grupo Acerero del Norte asociado a Industrias Peñoles, así como la concesión por 20 años de la línea corta Tijuana-Tecate a Medios de Comunicación y Transporte de Tijuana.

Y en julio de 1998 se anunció la concesión del Ferrocarril del Sureste por 50 años al Grupo Triturados Basálticos (Tribasa) por 322 millones de dólares.

Las ventas se dieron bajo el argumento oficial de que 81 por ciento de las vías estaban deterioradas y el parque de vehículos operaba a 60 por ciento de su capacidad.

Para agosto de 1999, Ferrocarriles Nacionales de México dejó de administrar y operar las vías generales de comunicación ferroviaria y de prestar el servicio público de transporte ferroviario.

Ferromex y Ferrosur de Grupo México, así como Kansas City Southern de México (hasta 2005 Transportación Ferroviaria Mexicana) son las empresas ferroviarias que acaparan 93.6 por ciento de la participación en las vías terrestres, de acuerdo con la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario.

Grupo México, de Germán Larrea Mota Velasco, se define como la empresa de transporte ferroviario más grande, más rentable y de mayor cobertura en México al ofrecer servicios de carga general e intermodal por ferrocarril, así como de transporte de pasajeros. Sus filiales son: Ferromex, Ferrosur e Intermodal México. Germán Larrea, según Forbes, está en el segundo lugar de los hombres más ricos de México, detrás de Carlos Slim, con una fortuna cifrada en 17 mil 300 millones de dólares.

De acuerdo con el Portal de Transparencia, Ferromex ha recibido 33 concesiones desde la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León, con vigencias de cinco a 50 años, incluyendo el permiso para instalación de anuncios publicitarios.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) le ha dado 20, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) le ha brindado una y de las 12 dadas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) destacan las vías Pacífico-norte, en Ojinaga-Topolobampo y la Vía Corta Nacozari, que suman 46 por ciento de la participación en el mercado.

De transporte de pasajeros, Ferromex ofrece servicios turísticos en la zona de haciendas tequileras en Jalisco, llamado “Tequila Express” y otro en las Barrancas del Cobre, en la ruta del “Chepe” de Chihuahua a Los Mochis, Sinaloa.

La filial Ferrosur, que opera 14 por ciento del total de participación, ha obtenido 12 concesiones desde Ernesto Zedillo hasta la fecha, con vigencia de 30 a 50 años. Ocho han provenido de la SCT, entre ellas, para las Vías Cortas Oaxaca y Sur, y las otros cuatro de la Conagua.

Respecto a Kansas City Southern de México, dirigida por José Guillermo Zozaya Delano, el Portal de Transparencia registra siete concesiones por 50 años dadas por la SCT y Conagua para la vía ferroviaria del Noreste, que opera 32.8 por ciento de la participación del mercado ferroviario.

Ahora a este sistema ferroviario se anexarán los empresarios militares dueños de 1,500 kilómetros de nuevas vías férreas que se construyen para el Tren Maya que culminará con el despojo al 100% de lo que hasta hace 33 años era de todos los mexicanos.

Más de 95% de la carga total en volumen que trasportará el Tren Maya será de carga y 5% destinado al turismo, es para el mismo turismo depredador que ya ha demostrado en la práctica lo que es capaz de hacer en la zona maya. La disponibilidad de servicios y agua es ya totalmente insuficiente.

En algún momento de mi vida hace muchos años implementamos un proyecto de integración social de las diversas comunidades que llegaron a habitar Cancún con el auge del turismo, lo que obligó al gobierno a destruir miles de hectáreas para destinarlas a los trabajadores de la industria hotelera, a esas nuevas colonias, se les llamaron “regiones” en dónde a cada trabajador se le asignaba un lote de selva de no más de 160 metros cuadrados, a los que llegaban los trabajadores a destruir a la naturaleza depredando plantas y animales; recuerdo que era muy común que algún terreno tuviera acceso a los ríos subterráneos: La idea como sociólogo era crear un sistema que permitiera convivir a personas provenientes de los 32 estados y de 5 países diferentes, que tenían formas culturales totalmente diferentes, desde la forma de cercar sus terrenos, la forma de consumir y la forma de desechar sus residuos, porque el hecho de que fueran tan cercanos y diferentes los distanciaba como comunidad. Ahí, muchas veces me tocó escuchar a vehículos del municipio que, en altavoces, solicitaban a todos los habitantes muy pobres de todas las regiones, que disminuyeran su consumo de agua porque no estaba llegando la suficiente a los hoteles para llenar las albercas; para mi indignación lo sorprendente era que estas personas pobres limitaban por decisión propia su consumo de agua, porque sentían responsabilidad con hoteles para los que trabajaban, para que no perdieran turistas por la falta de agua.

Soy de los ahora pocos mexicanos que tuvimos la fortuna de viajar mucho en tren, en México y el mundo y les puedo confirmar que de todos los medios de transporte es el tren el que me parece mucho más disfrutable y económico, pero en la actualidad la economía no puede ser el primer factor en considerar de ningún medio de transporte, porque la vida sobre el planeta está en riesgo inminente de extinción, por lo que antes de un tren económico, debemos pensar en un tren no contaminante, y que su recorrido no dañe los ecosistemas, desafortunadamente el diseño de este tren nada tiene de ecológico, y ya está afectando los pocos ecosistemas que sobreviven al turismo depredador.

Y como lo he manifestado antes, a pesar del enojo de muchos compas, no estoy en contra del tren, estoy en contra del despojo y la forma en la que se está implementando, porque es muy obvio que se hace como brecha en el monte, así como se va presentando el camino, sin ningún plan o proyecto rector, sin estudios, sin consensos, sin especialistas en todas y cada una de las áreas y ahora dejado en manos de los militares, lo que hace que cualquier intento de aportación de miles de mexicanos capacitados y pensantes, sea nula, por la forma tan intransigente que el ejecutivo y sus militares tienen para hacer las cosas. El presidente no entiende que él y los millones que lo apoyan no tienen la razón al querer decidir por mayoría el futuro de la vida en el planeta, la democracia tiene límites y la ciencia, la cultura, la biodiversidad y la vida no son cosa de votos.

Lo que también es muy obvio es que el tren se hará porque López Obrador cuenta con el respaldo necesario para hacerlo, a pesar de que no hizo una sola consulta indígena como lo estipula la OIT, y que los 300 mejores científicos ambientales le piden en una carta que reconsidere, que ellos están dispuestos a asesorarlo para que se haga bien el proyecto y a pesar que los arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia están demandando al proyecto por destrucción de monumentos arqueológicos, para el presidente todo es un juego político, porque primero insultó a los famosos que “osaron” hacer un video denunciando la destrucción de la naturaleza, después los invitó a dialogar, después les dijo que no iría a la zona afectada porque era “politiquería” y ahora que todo estaba dispuesto para que la reunión se celebrara en Palacio Nacional este lunes 25 de abril a las 7 pm, resulta que a última hora suspende la reunión, porque el cómico Eugenio Derbez no estará presente. Si lo que quería AMLO era ver a Derbez, debió rentar alguna de sus películas, porque todos los demás involucrados se quedaron indignados y con todo preparado para la reunión con quien está decidiendo acciones que contribuyen directamente en el calentamiento global y en la destrucción de la vida sobre el planeta.

Necesitamos que López Obrador se baje un segundo de su macho, para que escuche a quienes en verdad saben y haga los cambios necesarios para dañar lo menos posible al planeta. Porque sí queremos que nos lleve el tren a recorrer sin culpa la zona maya, pero no queremos que nos lleve el tren del extractivismo de la mano de la popularidad de un presidente que pasará a la historia como el que creó las condiciones para que todas las riquezas de México sean saqueadas y que abrió la puerta grande para destruir la belleza cultural y natural que quiere mostrar con su tren militar.

La vida es una construcción consciente.

Iván Uranga
Iván Uranga

Especialista en Ciencias Sociales, promotor de comunidades autónomas autogestivas, investigador social, docente de Permacultura, escritor de
ensayos, novelas, cuentos, teatro y poesía.

Comenta

Deja un comentario