Mi voto es por la tierra. Autor: Iván Uranga

Si no te gusta lo que estás cosechando de tu vida, debes cuidar lo que siembras.

Durante años, la ignorancia colectiva, impuesta por los dueños del poder, ha creado el mito de que una persona culta es aquella que recibe una educación privilegiada y sabe de manifestaciones culturales occidentales, esta visión de un mundo blanco, patriarcal y capitalista, es producto de que siempre nos ha gobernado el más fuerte, nunca hemos sido gobernados por la sabiduría o la sensibilidad.

En toda la historia de la humanidad han sido los más fuertes los que han impuesto su forma de vida sobre los otros, aún en la actualidad los gobernantes como AMLO que llegaron al gobierno con el poder de los votos, está claramente alineado al poder económico mundial y son ellos, los bárbaros, los que dictan la agenda económica nacional, como los hicieron con todos los presidentes de México emanados del PRI, del PAN y de casi todo el mundo.

Hoy podemos leer a ignorantes fascistas, racistas y clasistas en México, creerse “cultos” y superiores por su cuna, lugar de nacimiento, lugar donde viven, color de piel, dinero o relaciones sociales que pretender insultar a profesionistas por su etnia.

El concepto de cultura etimológicamente significa cultivar la tierra, Cicerón en sus Disputas tusculanas (45 a.C.), afirmó que “el espíritu, como la tierra, necesita cultivo; y que la filosofía es eso: cultura autem animi philosophia est, la filosofía es el cultivo del espíritu” y por esta y otras analogías principalmente de filósofos, es que la cultura se convirtió en el cultivo de la naturaleza, su transformación en algo humanamente habitable, bajo la protección de los dioses; y también el culto de los dioses y el desarrollo de las facultades humanas. De esas facultades humanas, el arte y la estética fueron los que cautivaron a los dueños del poder, que por su condición bárbara, el consumo del arte los hacia parecer menos brutos, y ante su imposibilidad de tener esas “facultades humanas” para crear, impusieron que el consumir arte te convierte en culto.

Actualmente el concepto de cultura va mucho más allá de esta visión bárbara y miope del poder. Es muy simple definir la cultura porque es la suma de lo que el ser humano cultiva, lo que es difícil es entenderlo, porque cultivamos no sólo la tierra, también cultivamos un complejo conjunto de conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, sistemas de producción y distribución de la riqueza, costumbres, hábitos y capacidades, que sólo tienen sentido en comunidad y hasta las nuevas comunidades virtuales con su cultivo de la ignorancia es cultura.

En un artículo publicado esta semana en el Anuario de la Asociación Estadounidense de Antropología Física, el Dr. Miki Ben-Dor y el Prof. Ran Barkai del Departamento de Arqueología Jacob M. Alkov de la Universidad de Tel Aviv, junto con Raphael Sirtoli de Portugal, demuestran que los humanos “fuimos” un depredador ápice durante dos millones de años. Cuando se dio la extinción de animales más grandes (megafauna) en varias partes del mundo y el declive de las fuentes de alimentos para animales hacia el final de la edad de piedra, llevó a los humanos a aumentar gradualmente el elemento vegetal en su nutrición, hasta que finalmente no tuvieron más remedio que domesticar tanto plantas como animales, y se convirtieron en agricultores por sobrevivencia. Justo en ese momento nace la cultura.

Fue ahí cuando nos hicimos humanos, cuando cultivamos nuestra capacidad de arraigo y decidimos vivir en un solo territorio para cultivarlo, fue ese momento de la historia humana lo que nos hizo diferentes a todas las demás especies del universo, porque es ahí donde nace la conciencia, dejamos de perseguir la comida para comenzar a cultivarla y cultivamos la tierra, a nuestros hijos y a la comunidad. Y desarrollamos el concepto más allá de la herramienta física y transformarnos, para convertirnos en tutores y conciencia del mundo y todo lo que en él habita.

Pero nuestra veta depredadora no para, los dueños del poder, los bárbaros, los fuertes, los brutos, ese uno por ciento que decide, nunca se cultivó, nunca tocó la tierra, porque pudo someter a otros para que lo hicieran por él, sangrando al planeta para mantener su “estilo de vida”. Son los mismos genes de los megadepredadores que nunca han logrado sembrarse en la tierra, crecer raíz y arraigarse, hacerse uno con ella y florecer, por eso no saben, no sienten y no les importa destrozarla, extinguir sus riquezas, pasar por encima de las comunidades que han creado arraigo, cultura y que hoy son uno con la tierra. Son ellos y su vida superficial, nunca mejor dicho, porque viven por encimita de la tierra, de lo real, de la cultura, sin producir realmente nada, porque quien produce debe tocar la tierra.

Quien desarrolla una actividad que no sea producir directamente de la tierra debiera venerar y agradecer cada día de su vida al que genera la única riqueza real, todas y cada una de las actividades humanas serían imposibles sin los que trabajan la tierra, y no sólo por la alimentación, sino porque tiene trabajo y sustento gracias a ellos a los que llaman “sector primario”-piénselo- toda la actividad económica del planeta está sustentada en ellos, si es usted ingeniero, abogada, maestro, periodista, influencer o lo que sea, lo es gracias a que este sector primario dio su vida en la tierra para obtener los elementos básicos para que transformados usted los pueda usar. Usted y su quehacer humano no existiría sin el esfuerzo de mujeres y hombres que cultivan la tierra.

Este uno por ciento bárbaro, depredador y dominante de la humanidad, está llevando a los seres humanos y a millones de especies a su extinción, el calentamiento global es ya un proceso inexorable y lento de autodestrucción, es un gran grito de dolor, es uno de los síntomas de un planeta enfermo de humanidad. Cuando los seres humanos estamos infectados, nuestro cuerpo eleva la temperatura para ayudar a nuestras defensas a combatir a los virus o bacterias que nos están enfermando, así el planeta en este momento se calienta para intentar curarse de una enfermedad llamada humanidad.

Muchos dirán que no son sólo ese uno por ciento de dueños del planeta los responsables, que somos todos, el problema es que, quien marca las pautas de la explotación de la tierra y del consumo son ellos, por su desmedida codicia, cada uno de ellos tiene lo suficiente para vivir mil vidas y quieren más, y son los responsables de crear esta cultura superficial de un mundo chatarra y desechable en donde todo es válido para conseguir lo que quieres.

Este uno por ciento se sustenta legalmente gracias a los gobiernos que adecúan las leyes para que mantengas sus privilegios, y por eso son quienes deciden dentro de todos los partidos políticos a los candidatos por los que 99% podrá votar; esto provoca una falsa elección, porque llegan a las boletas electorales sólo los nombres de aquellos candidatos que ellos puedan controlar, así que sólo dejan la opción de elegir entre los que ellos quieren que elijas, garantizando así que sus intereses queden representados.

En México hoy gobierna López Obrador que vino a terminar con muchos de los privilegios de una buena parte de estos parásitos dueños del dinero, pero también vino a fortalecer a muchos otros, sólo basta ver la lista de los 11 multimillonarios mexicanos que han incrementado sus fortunas en algunos casos en más del 100% durante los 2 años y medio de su mandato aun con la pandemia; Carlos Slim Helú, Germán Larrea Mota Velasco, Ricardo Salinas Pliego, Alberto Baillères González, Juan Francisco Beckmann Vidal, María Asunción Aramburuzabala, Antonio del Valle Ruiz o Carlos Hank Rhon, no han visto tocados sus intereses por AMLO y al contrario se han visto altamente beneficiados por sus políticas públicas y sus proyectos, mientras estas mismas políticas públicas, son responsables de que en estos 2 años, 10 millones más de mexicanos, engrosen las filas del pobreza, en donde están ya 70 millones sólo en nuestro país.

El mismo Fondo Monetario Internacional, principal promotor y cuidador del capitalismo criminal en el mundo, hace unos días felicitó públicamente a López Obrador por su política económica.

Por lo que en las próximas elecciones gane quien gane, la tierra y los pobres pierden, sin importar el partido político, todos tienen candidatos absolutamente cuestionables, que corresponden a alguno de estos grupos económicos que buscan perpetuar sus privilegios e incrementar sus ganancias económicas a costa de la vida, así que si usted es una de esas personas que votará este próximo 6 de junio en México, piénselo bien y no vote por votar, haga consciencia e investigue a cada uno de los candidatos por los que le tocaría vota y no vote por los bárbaros, ningún candidato que no cultive con sus manos la tierra, podrá traer bien al planeta, mínimamente debería tener una conciencia ecológica, pero no confíen de ningún candidato que se diga ecologista y no luche por los derechos de los que menos tienen, porque recuerde que la ecología sin lucha de clases, es sólo jardinería.

Y para aquellos que como yo que estamos convencidos que el próximo 6 de junio lo que se organiza es una subasta pública de las riquezas de México, disfrazada de elecciones y no quieran votar, para no seguir validando esta estafa, pero que sientan que no se pueden quedar con los brazos cruzados, los invitamos a que construyan su autonomía y nos acompañen al 10% de los ciudadanos del mundo que hemos comenzado a construir un sistema diferente por encima del sistema actual, basado en la solidaridad, la autonomía y la autogestión. Comenzar por producir los alimentos que consume es un buen inicio.

El general Emiliano Zapata Salazar, quien este 10 de abril cumplió 102 años de su muerte oficial, afirmó acertadamente que “La tierra es de quien la trabaja” y si la tierra es el origen de todos, lo único justo sería que las candidaturas, los cargos públicos y el poder fueran de los verdaderos cultos, de esos que trabaja y aman la tierra.

Sólo existen 2 opciones reales; o enfriamos al planeta o nos extinguimos, seguir votando por políticos que promuevan el calentamiento global a través de proyectos extractivistas, la producción y el consumo de energía fósil y el consumo de productos chatarra, es colaborar con la extinción de la vida.

Mi voto es por la tierra.

La vida es una construcción consciente.

Iván Uranga

@CompaRevolución

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