¿Liderazgo individual o gobiernos colegiados? 3 (Debilidad legislativa). Autor: Federico Anaya-Gallardo

Cámara de Diputados
Cámara de Diputados.

Ya en los últimos tramos de la carrera presidencial mexicana, la inefable intelligentsia mexicana pierde paso a paso la compostura. Vimos al gran Gabriel Zaid aclarar en Reforma el 27 de mayo por qué no votaría por López Obrador y que optaría por quien fuera que estuviese en segundo lugar. No faltó monero que preguntara en qué parte de la casilla electoral se entregan los ensayos de “voto razonado” de los intelectuales. Ahora vemos a Enrique Krauze en un video de 13 de junio en Youtube ejerciendo de predicador contra el poder absoluto. Nos dice que él piensa que “es muy importante que en las próximas elecciones dividamos nuevamente nuestro voto”, como hemos hecho desde 1997. El viejo defensor de la democracia sin adjetivos advierte en contra de que el legislativo quede bajo control del mismo partido que controle el ejecutivo. Lo anterior, nos ilustra, es porque “el congreso es el principal dique de contención para limitar el poder absoluto de un presidente. El congreso debe ser plural. El congreso no debe ser como en el siglo XX un órgano servil del presidente”.

El problema es que los mexicanos no solemos dividir nuestro voto. Aclaremos: se habla de voto dividido cuando un mismo elector vota por “X” para presidencia, por “Y” para diputado y por “Z” para presidente municipal. La realidad observable en casi todos los estados es que el votante mexicano suele votar por una misma opción en todas sus boletas. Cuando esto no pasa se considera excepcional y se buscan explicaciones extrañas a la voluntad del elector: por ejemplo, hubo voto dividido en la elección simultánea para gobernador y presidente municipal en 2009 en la ciudad de San Luis Potosí –lo que en opinión de muchos observadores reflejó un pacto corporativo entre el candidato a gobernador del PRI y el candidato a edil del PRD.

Krauze señala que desde Zedillo ningún presidente ha tenido el control de las cámaras. Eso es verdad, pero no se debió al voto dividido, sino a la diversidad de opiniones políticas en las muy diversas regiones del país. Así, luego de la elección más cerrada de este periodo, la de 2006, la izquierda contó con muchos legisladores provenientes de las regiones en que López Obrador ganó la elección presidencial; mientras que la derecha contó con aquellos de las regiones que votaron por Calderón.

Siendo esta la realidad, no estoy seguro cómo será interpretado el llamado del intelectual a las masas anónimas de votantes –que pese a ser muchos sí existen como individuos, están reflexionando cómo votar y desean que su voto sí cuente. Tengo la impresión de que los votantes de izquierdas sólo se fortalecerán en su convicción de votar por AMLO y por quienes le siguen. Algunos indecisos incluso podrían interpretar que Krauze ya dio por perdidas las dos candidaturas de derechas y decidan subirse al carro del triunfador votando en todas las boletas el mismo logo. Creo que sólo unos pocos dividirán efectivamente su voto.

Para aquellos votantes de derechas que están hartos de los despropósitos de los candidatos conservadores (quienes o son mentirosos o son ciegos o son mutiladores), la propuesta de Krauze los convencerá de votar por su preferido malgré tout. Es decir, Anaya Cortés y Meade seguirán disputándose segundo y tercer lugar de la contienda. Por eso, en esta misma semana, ha aparecido un video que inicia llamando a una “Marcha Virtual por México” para coordinar el “voto útil” por uno solo de los dos candidatos de derechas. La propuesta es firmar una petición electrónica comprometiéndose a votar por quien Oráculus “el mejor promedio ponderado de encuestas” designe como “segundo lugar”. Este es un tercer ejemplo de poca compostura en nuestra intelligentsia. Durante todo el proceso electoral, Leo Zuckermann (otro comentócrata) nos ha machacado en Excélsior y en ForoTV que Oráculus es uno de sus “pet projects”. Zuckermann no predica como Krauze, es el monaguillo que pasa a cobrar las indulgencias y “compromisos de voto”. En otras palabras, se debe votar como nos digan los intelectuales… de derechas.

Pero le pido a mis lectores que demos todos un paso atrás. En dos entregas previas, he mostrado cómo los legisladores de oposición terminan por no ofrecer ninguna oposición seria al ejecutivo. ¿De qué sirve el “voto dividido” si su resultado, los “gobiernos divididos” (sin mayoría en el legislativo), de todas maneras no encuentran obstáculos serios a su gestión? Se me puede responder que mis ejemplos han sido sólamente a nivel estadual, en Guanajuato y en el DF, hoy Ciudad de México.

Pondré ahora un ejemplo federal. En enero de 2017, en medio de las protestas por los gasolinazos, Leonardo Núñez González, un estudioso de la administración pública, maestro por el CIDE (uno de los think tanks del Consenso de Washington en México), señaló que el presidente Peña mentía al justificar los aumentos como un ahorro de 200 mil millones de pesos que eran necesarios para mantener programas sociales. Núñez explicó la mentira: de manera continua, los gobiernos federales anuncian recortes pero terminan gastando más de lo que el poder legislativo les autoriza a principios de año. En 2015 se gastaron 222 mil millones de pesos de más pese a haber anunciado un recorte de 124 mil millones. En 2016 se gastaron 613 mil millones de más, siendo que anunció un recorte de 190 mil millones. En 2017 el extra gastado ascendió a 129 mil millones, de nuevo pese a los recortes. Los “gastos extras” fuera del presupuesto sumarían, en una década, unos 4 billones de pesos (casi un año más de presupuesto). Lo grave es que los recortes sí ocurren, se le quita dinero a ciertos programas pero es difícil saber a dónde se manda. Núñez sabe de lo que habla. Su tesis de maestría en el CIDE fue sobre este tema. (Sus aportes se pueden consultar en

http://www.animalpolitico.com/blogueros-blog-invitado/2017/01/06/gasolina-mentiras-presupuestales-del-presidente/ y en http://www.animalpolitico.com/2017/07/donde-quedo-la-bolita-libro/ Los datos de 2017 provienen de La Jornada en nota de Alejandro Alegría: http://www.jornada.unam.mx/2018/06/17/economia/018n2eco)

Y en todo lo anterior, el poder legislativo no ha dicho nada. Al contrario, vuelve a aprobar el siguiente presupuesto federal sin casi modificar la propuesta que le manda la presidencia. Y esto, pese a que en las dos legislaturas de Peña Nieto el PRI no ha tenido mayoría legislativa por sí mismo. De hecho, los legisladores federales –no importando de qué partido sean– se dejan engatuzar fácilmente por los secretarios de Hacienda. Proceso en su número 2090 del 20 de noviembre de 2016 relató, en una nota de Carlos Acosta Córdova, cómo se había aprobado el presupuesto de egresos de 2017. En esta nota, siguiendo los datos del asesor parlamentario Juan Moreno Pérez (doctor en historia económica por la Universidad de California en Los Ángeles), Proceso muestra que desde 2003 el legislativo jamás ha modificado el proyecto financiero anual que recibe del ejecutivo en más de 10%. Peor, la nota reporta que en los últimos años se ha “distraído” a los legisladores de los grandes debates fiscales creando una pequeña “bolsa” de recursos que las y los diputados pueden asignar libremente para necesidades propias de sus distritos o, en general, de sus representados.

Esa bolsa existe hace mucho. En 2006, estando yo al frente de la dirección jurídica de la Secretaría de Cultura del DF, llegó a mi oficina un señor muy urgido de formar una asociación civil sobre “arqueomúsica”. Estaba yo dándole la asesoría que me pedía cuando me explicó su urgencia: había un millón de pesos en el presupuesto de egresos federal para la “asociación mexicana de arqueomúsica”. ¡El financiamiento “negociado” por un señor-diputado estaba “etiquetado” para una organización civil aún no formada!

En resumen, el poder ejecutivo federal en los gobiernos divididos que Krauze nos llama a preservar ha actuado con absoluta discrecionalidad y mostrando absoluta irresponsabilidad en materia fiscal-hacendaria. Las y los legisladores permiten ese juego impune. Lo terrible es que lo han hecho igual en otros campos, como es la guerra contra el narco decretada unilateralmente por Calderón y la impunidad con la que la PGR ha llevado las investigaciones de Ayotzinapa. Oigamos a nuestros intelectuales y recordemos que no son oráculos, aunque así le llamen a su proyecto de suma de encuestas.

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