La noche más larga del año. Autora: Pilar Torres Anguiano

A veces es un desmadre conseguir que los niños se vayan a la cama. Justo en ese momento es cuando quieren ir al baño, les da sed, hambre, frío, quieren que les cuentes un cuento, que les des cinco minutos más, o que les dejes la luz prendida. Sorprende la profundidad que pueden alcanzar los niños con sus planteamientos; sobre todo los que suelen construir justo antes de dormir. 

— Ya duérmete, por favor.

— “¿Te imaginas que siempre fuera de noche?”

— (…) Hasta mañana, que descanses.   

Después de aquella genial pregunta, me quedé pensando en cómo se vería el mundo si siempre fuera de noche, algo así como set de película de Tim Burton.

La oscuridad representa el fin del día y la poca visión hace que vuele la imaginación, no siempre para bien. Por eso es natural que haya miedo, inquietud o impotencia (debo aclarar que en algún momento de estas líneas dejé de hablar de los miedos de los niños y empecé a hablar de los de los adultos).

Existen innumerables relatos mitológicos en los que se considera que la oscuridad y la luz tienen una lucha permanente, como la leyenda lacandona de los jaguares del amanecer, con la misión de empujar al sol por el firmamento y evitar que la oscuridad se extendiera por siempre (https://julioastillero.com/los-jaguares-del-amanecer-autora-pilar-torres-anguiano/).

La tierra, al girar alrededor del sol describiendo un movimiento elíptico, tiene dos ejes. Los cuatro puntos determinan lo que llamamos equinoccios y solsticios. Y marcan el fin y comienzo de las estaciones y tienen un gran significado para las distintas culturas: desde los babilónicos, griegos y romanos, hasta los persas, hindúes y egipcios, pasando por incas, celtas, mayas y muchos más.

Las grandes religiones se nutren de la memoria y el corazón de la humanidad. Por ejemplo, las saturnales se llevaban a cabo justo antes del solsticio de invierno y celebraban los días más oscuros antes de la vuelta del sol. Eran seguidas por el nacimiento del nuevo periodo de triunfo de la luz o nacimiento del Sol Invicto. En fechas similares los griegos celebran las fiestas Dionisiacas, los egipcios a Horus, y algunas tradiciones cristianas, a Santa Lucía, algunos días antes de Navidad. 

La palabra Lucía viene del latín lux y –como sabemos– significa luz. Esta tradición se puede rastrear desde dos lados, uno en Sicilia, Italia y otro en los países nórdicos.  

El 13 de diciembre se celebra en los países nórdicos la noche de Santa Lucía, que marca el arranque de las fiestas de Navidad, pero en tiempos antiguos, la noche de Lusse (en sueco) era la más larga y oscura, es decir, el solsticio. Con la implementación del calendario Gregoriano, se ajustaron algunos días, de manera que, en nuestros días, la noche más larga es la del 21 al 22 de diciembre.

Recordando a Santa Lucía, en la noche más larga del año las mujeres llevaban comida para los necesitados, vestidas de blanco y, en la cabeza, una corona con velas encendidas similar a la de adviento, para iluminar su camino. Algunos también consideraban esa una noche de horror, en la que las fuerzas oscuras estaban sueltas y Lucía, en medio de la oscuridad llevaba la luz.  

Santa Lucía es una mártir de la iglesia católica, patrona de la ciudad de Siracusa, de los ciegos y de todas las personas con enfermedades de la vista. Me perdonarán la referencia pop, pero no puedo evitar pensar en la canción que canta Miguel Ríos, precursora de los amores virtuales que hoy son tan comunes. Se dice que es la historia de una persona que un día recibió una llamada telefónica de un hombre que había marcado su número por error. Conversaron, se encantaron con sus voces y las llamadas se hicieron costumbre. Ella/él le había ocultado que era ciega y por eso se negaba a conocerlo, aunque ya lo amaba desde la oscuridad.

La oscuridad tiene connotaciones misteriosas, sobre todo porque los seres humanos somos eminentemente visuales; pero también puede ser el inicio del conocimiento. Así, para algunas tradiciones, el solsticio tiene un significado iniciático, pues se traduce personalmente en una búsqueda interna en la que el entendimiento, en medio de sus tinieblas, se dirige hacia la luz.

Algo hay de cierto. Dicen por ahí que cuando más oscuro está, significa que ya va a amanecer. Hoy es el solsticio de invierno. La noche más larga y, de alguna manera, la más bonita. Además, marca la llegada de la Navidad, propiamente dicha. Nada impide disfrutar también la oscuridad porque después viene la luz. De aquí en adelante, los días durarán más.

@vasconceliana

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