La era del #FakeNews

Fake News

Renata Terrazas*

Ya nos lo habían advertido una infinidad de filósofos, sociólogos y uno que otro pesimista de la sociedad, llegaríamos a un momento donde una cascada de datos nos inundaría y careceríamos de la capacidad –y yo incluyo: el criterio– de discernir lo real de lo falso.

De manera completamente irresponsable se crean y corren rumores en las redes sociales, peor que chismes de secundaria, con el principal objetivo de dañar la imagen de un contrincante político. La poca sofisticación de la opinión pública mexicana –un hecho que debemos aceptar y decir en voz alta sin miedo a la corrección política– obliga a lanzar en el mar de datos e información mensajes simplones, muchas veces falsos, con los cuales se busca modificar la percepción de aquellas personas que integran la opinión pública.

Las campañas de comunicación y marketing político se han aprovechado del rezago educativo en el país. Ante una población de escaso nivel educativo y retacada de prejuicios que nublan el juicio de incluso el más preparado, se crean mensajes pegajosos que infunden miedo entre la población. Votar por este personaje es votar por lo mismo, votar por este otro es votar por la corrupción, votar por aquél significa poner en peligro al país, etcétera.

Repetir un mensaje una y otra vez hace que llegue el momento en el que nos lo creamos. Verlo tantas veces, escucharlo de tantas personas, nos crea falsas señales de veracidad en el mensaje. Y de esta forma, nos resulta más sencillo discutir las objeciones en contra del candidato que no nos gusta, que defender la agenda de aquél por quien pensamos votar. Las personas indecisas simplemente comparan todo lo malo que le saben a cada uno de los candidatos.

¿Bajo qué criterios votamos? Seguro no bajo criterios explicables por la acción racional. De manera muy desafortunada, para aquellos que reflexionan su voto, son de los indecisos o es la primera vez que votarán y no lo harán como lo hacen sus padres, decidir por quien votar parece más un albur que un ejercicio democrático.

El Instituto Nacional Electoral (INE) deberá crear debates que permitan que al menos en ese momento el votante pueda conocer propuestas de quienes contienden por el máximo cargo de representación popular en el país. Para los pocos que alcancen a ver ambos debates, ésta será su mejor posibilidad de allegarse de información de los presidenciables. Y ¿qué decir de los otros miles de cargo que estarán en disputa? Aun menos reflectores, aun menos debates.

Estamos ya muy acostumbrados a simplificar los mensajes, pero quizá sea hora de complejizar al votante. Urge discutir los temas que más preocupación generan, tenemos una crisis de inseguridad que se suma a una brutal desigualdad socioeconómica y una desconfianza total de la ciudadanía hacia sus instituciones y autoridades. Y también urge combatir las noticias falsas, no abonan al debate y polarizan a una población que deberá convivir pasadas las elecciones.

* Investigadora de Fundar, Centro de Análisis e Investigación

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