Gana AMLO rotundamente la revocación de mandato: algunas interpretaciones posibles. Autora: Ivonne Acuña Murillo

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (i-frente), y su esposa Beatriz Gutiérrez Müller (d-frente), reaccionan luego de emitir su voto en una casilla durante la consulta de Revocación de Mandato 2022, en la Ciudad de México, capital de México, el 10 de abril de 2022. Los mexicanos comenzaron el domingo a acudir a las urnas para participar en una inédita consulta, que busca decidir la continuidad en el cargo del presidente Andrés Manuel López Obrador a la mitad de su mandato. (Xinhua/Francisco Cañedo).

Por: Ivonne Acuña Murillo

La consulta de revocación de mandato que tuvo lugar el domingo 10 de abril abre la puerta a múltiples interpretaciones, estudios y análisis en torno al proceso y sus resultados. El papel desempeñado por el Instituto Nacional Electoral (INE), la abierta confrontación entre la autoridad electoral y el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la restrictiva legislación electoral y las diversas estrategias seguidas por integrantes de las administraciones morenistas, federal y locales, para promover la consulta de cualquier manera, el protagonismo político del consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, y el consejero electoral Ciro Murayama Rendón, el enorme esfuerzo desmovilizador de la oposición a AMLO y la Cuarta Transformación (4T), incluyendo a consejeros del INE, para que dicho ejercicio no se llevara a cabo y sus posteriores intentos por restarle legitimidad, el que el 91.8767 por ciento de la gente que acudió a las casillas haya decidido que el primer mandatario siga en su cargo y que tan solo un 6.4456 por ciento haya votado por la revocación, son algunos elementos a tener en consideración.

Por principio, habría que decir que gana AMLO. El presidente López Obrador triunfa contundentemente al haber recibido en las urnas el 91.8709 por ciento de los votos para que continue su mandato.

Las interpretaciones opositoras: gana porque las personas que desean que se vaya no acudieron a las urnas en protesta por lo que consideraron un ejercicio en el que no había posibilidad de que AMLO perdiera; gana porque su gobierno, partido, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), los servidores de la Nación, su estructura paralela, y los diversos gobernantes locales morenistas acarrearon a millones de personas hacia las urnas; gana por la propaganda indebida hecha por él y todos los gobernantes y funcionarios morenistas llamando a la gente a acudir a las urnas a votar porque su administración continue.

Las interpretaciones lógico-teórico-políticas de quien escribe: el triunfo de AMLO no pierde legitimidad porque quienes están en contra de que continúe su administración no acudieron a las urnas enviando, supuestamente, un “claro mensaje”. Esta afirmación es insostenible desde el punto de vista científico toda vez que para saber porqué realmente no acudieron a las urnas se debe hacer un estudio en profundidad y corroborar las verdaderas razones por las que estas personas decidieron no ejercer su derecho ciudadano a participar en la consulta referida: no se enteraron de la consulta, no le dieron importancia, les dio flojera acudir a las urnas, tenían cosas “más importantes que hacer”, se dieron por derrotadas anticipadamente, siguieron el consejo de sus líderes político-empresarial-mediáticos, etc. No hay manera de saberlo partiendo de inferencias no científicas.

No se sostiene tampoco que millones de personas hubieran sido “acarreadas” para acudir a las urnas y votar por la continuidad del presidente, a menos que se crea posible que el presidente de Morena, Mario Delgado Carrillo, como se denunció, y algunos otros militantes morenistas hubieran podido realmente mover a millones de personas en camionetitas, dando una vuelta tras otra. Pero, sobre todo, que se niegue la devoción y el amor, habrá que decirlo, que millones de personas profesan a López Obrador, siempre dispuestas a movilizarse para acompañarlo a lo largo de décadas en sus diversas causas, apoyo que se ha podido constatar en las urnas y en las plazas públicas una y otra vez. Se dice: “los números hablan” o, acaso, ¿los funcionarios del INE falsearon a favor de AMLO las cifras con que ganó en 2018 anotándole, ilegalmente, 30 millones, 113,483 mil votos?

Que los resultados de este domingo se debieron a un llamado indebido de los morenistas a votar porque AMLO siga despachando en Palacio Nacional, parece poco probable pues entonces habría que poner en cuestionamiento la propia difusión hecha por el INE como parte de sus obligaciones constitucionales en la organización de la consulta por la revocación. Es decir, habrá que suponer que la gente se presentó a votar sólo porque el gobierno lo pidió “¿y el INE apa?”, ¿operó como un cero a la izquierda? ¿se puede prescindir de esa función pues el gobierno hace mejor difusión que la institución electoral en sus tiempos oficiales? O, tal vez, habrá que decir que a pesar de los intentos desmovilizadores de los propios consejeros electorales que buscaron restarle importancia a la consulta por la revocación, suspender el proceso por una supuesta falta de recursos, desvirtuar la participación ciudadana y demás, fracasaron en su intento ante el convencimiento de 16 millones, 399 mil, 922 votantes se tomaron en serio el inédito ejercicio.

En segundo lugar, gana la ciudadanía. Gana porque acudieron a las urnas más de la mitad de quienes lo hicieron en la consulta para juzgar a expresidentes llevada a cabo el 1 de agosto de 2021, el 7.07 por ciento de la lista nominal de electores, mientras que para la revocación la participación ciudadana ascendió al 17.6738 por ciento.

Las interpretaciones opositoras: la ciudadanía no gana nada pues “una bola de acarreados” no hacen democracia; no gana porque son peones en el tablero de ajedrez de AMLO; no gana porque tienen a un presidente que está destruyendo a México; no gana porque en esta administración no se ha hecho nada bueno; no gana porque desde su ignorancia no son capaces de ver lo que está pasando en el país; no gana porque su ceguera no les deja ver que AMLO es un autócrata, comunista, fascista, franquista, mesiánico, “come niños”…

Las interpretaciones lógico-teórico-políticas de quien escribe: asumir que la ciudadanía no gana nada con este ejercicio, primero en su tipo en la historia política del país, es seguir pensando en ella como una “menor de edad”, como por décadas lo hiciera el Partido Revolucionario Institucional (PRI), además de seguir manteniéndola dentro de las visiones que del pueblo tenían los reyes, las élites nobles, quienes hacían y hacen política desde la derecha a partir de prejuicios clasistas, racistas, oligárquicos a partir de los cuales “la chusma”, “el populacho”, “el pueblo ruidoso, enceguecido e ignorante” no sabe lo que quiere. Desde el punto de vista científico, es pasar por alto las diversas características sociodemográficas, cono la edad, la clase social y la preparación formal de quienes decidieron votar en la consulta de revocación, por mencionar tan solo un punto. No se puede afirmar con verdad que todo lo hecho por esta administración, en términos de gobierno, sea un fracaso, especialmente, tomando como punto de arranque las promesas de campaña hechas por el presidente López Obrador en relación con el uso del presupuesto para lograr una redistribución de la riqueza en beneficio de los pobres, por poner un ejemplo.

Pero no basta para este análisis mencionar a los ganadores más visibles, hay que hablar también de quién y qué se perdió el domingo 10 de abril.

En primer lugar, habrá que decir que perdió la oposición político-empresarial-mediática a AMLO y la 4T. Perdieron el Partido Acción Nacional (PAN), el PRI, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y sus insignes presidentes nacionales, Marko Cortés, Alejandro Moreno (Alito) y Jesús Zambrano respectivamente, los grupos empresariales encabezados por Claudio X. González (mejor conocido como el señor “X”), Gustavo de Hoyos (exlíder de la Coparmex) y Gilberto Lozano (el de las casas de campaña voladoras, del cuadro de la Virgen de Guadalupe que se resiste a escucharlo y la silla que lo tira), y con ellos todos los medios de comunicación, periodistas, intelectuales, analistas, líderes de opinión que les acompañan.

Las interpretaciones opositoras: no perdimos pues la idea de no participar fue enviar un claro mensaje de rechazo a dicha consulta desconociendo su validez; no se perdió nada pues mientras más tiempo esté el “señor López” en el poder más evidente será su fracaso; no perdimos pues el número de gente que acudió a las casillas no alcanzó el 40% de participación requerido para hacerlo vinculante y por tanto de observancia obligatoria, demostrando con ello que el ejercicio era inútil, que se desperdició el dinero del pueblo, “ese que tanto nos preocupa”, a la basura; no perdimos porque sólo acudieron a las urnas “los acarreados del señor López”.

Las interpretaciones lógico-teórico-políticas de quien escribe: perdió la oposición político-empresarial-mediática a AMLO y la 4T desde que renunciaron a movilizar a sus bases y seguidores, pocos o muchos, para participar en una consulta que les brindó la oportunidad de expresar, vía las urnas, su rechazo al actual primer mandatario y para hacer realidad su sueño de “echarlo del poder”. Perdieron la oposición político-empresarial-mediática y sus aliados al tratar de desvirtuar una herramienta de participación ciudadana directa, como la revocación de mandato, por no haber sido una iniciativa propia sino del mismo presidente de la República, en cuyo caso, tal vez hubieran procedido igual cuando no les salieran las cuentas y de todas maneras calcularan el triunfo arrollador de AMLO. Perdió la oposición político-empresarial-mediática ante el enorme éxito simbólico que significa que 15 millones, 94 mil, 387 personas votaran porque el presidente López Obrador continue su mandato contra 1 millón 59 mil, 72 que optaron por la revocación, a pesar de que estas cifras no sean vinculantes al no alcanzarse una participación del 40 por ciento. Perdieron la oposición político-empresarial-mediática y sus aliados al suponer que “se tira el dinero del pueblo” cuando se busca que la ciudadanía se empodere y haga valer un derecho de participación directa. Cabe preguntar si, a sus ojos, ¿no se hubiera tirado el dinero de la ciudadanía al perder López Obrador este ejercicio de revocación?

En segundo lugar, perdió la ciudadanía que no ve en AMLO al presidente que necesita, pues dejó pasar la oportunidad de expresar su opinión en las urnas y de hacer valer un derecho del que pudo apropiarse.

Las interpretaciones opositoras: no perdió la ciudadanía cuando no hay nada que ganar, para qué llevar a nuestras bases, pequeñas o enormes, a votar cuando de antemano se sabía que AMLO ganaría acarreando a “millones” de personas; no perdió la ciudadanía cuando intentamos, incluso durante la misma consulta el domingo 10 de abril, por todos los métodos al alcance (incluyendo videos de la consulta pasada en que dos mujeres rellenan ilegalmente una urna a favor del juicio a expresidentes), especialmente en medios tradicionales y redes sociales, difundir una campaña para desprestigiar y deslegitimar una consulta que no avalamos; no perdió la ciudadanía cuando se puede afirmar que AMLO no ganó pues quienes nos apoyan no salieron a votar, que, si lo hubieran hecho ¡estaríamos hablando de otra cosa! (¿?).

Las interpretaciones lógico-teórico-políticas de quien escribe: perdió la ciudadanía, renuente a reconocer algún logro a esta administración, la oportunidad de ensayarse como una ciudadanía madura capaz de utilizar aquellos instrumentos de participación directa, aún si estos le fueron “otorgados” desde arriba, y decidir si López Obrador, actual presidente constitucional, debía permanecer en su encargo o no. Por supuesto que perdió la ciudadanía que no ve en AMLO al presidente que quisiera, toda vez que renunció a apropiarse de una herramienta de participación democrática que le hubiera permitido expresar claramente su parecer en las urnas, en lugar de conformarse con la versión que aquellos a quienes consideran más adecuados para el ejercicio del gobierno quisieron venderles. En este punto, hay que decir que realmente la oposición político-empresarial-mediática a AMLO y la 4T logró su objetivo al buscar desmovilizar a la ciudadanía e impedir su participación en el ejercicio ciudadano que tuvo lugar el 10 de abril. ¡Claro que ganó! Únicamente que habrá que felicitarles por “desmovilizar a sus propios simpatizantes” convencidos de que perderían en su intento por “sacar” a AMLO de la presidencia de la República. ¡¡¡Un aplauso por eso!!!

Concluye esta participación afirmando que para toda interpretación opositora en torno a la consulta ciudadana de revocación de mandato que tuvo lugar el domingo 10 de abril, y sus resultados, existe una interpretación lógico-teórico-política a partir de la cual se puede sostener que AMLO, la 4T y la ciudadanía convencida de que este es el gobierno que el país necesita -con todo y sus hierros, faltas y áreas de oportunidad como se dice ahora-, ganaron rotundamente (re)legitimando con ello los años de mandato que le restan al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. O ¿usted qué opina?

<em>Ivonne Acuña Murillo.</em><br>
Ivonne Acuña Murillo.

Socióloga feminista, académica de la Universidad Iberoamericana. Analista política experta en sistema político mexicano y género. Autora de más de 250 artículos periodísticos y 25 académicos publicados en periódicos y revistas de circulación nacional. Ha contribuido al análisis del presente y el futuro de un país que se desgarra en múltiples medios escritos, radiofónicos y televisivos, tanto nacionales como internacionales.

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