El Espejo | Educación: el mundo al revés. Autor: Iván Uranga

La educación no debe moldear a los seres humanos para la
 sociedad que tenemos, sino para la sociedad que queremos construir.
-Iván Uranga

En abril de 2019 publiqué un análisis de los libros de texto gratuitos, que modificó apresuradamente y sin investigación el nuevo gobierno, sin existir un mínimo diagnóstico del actual modelo educativo, la estructura de su currícula, la evolución de contenidos totales en función de un diagnóstico de ingreso y un perfil de egreso, se lanzaron a modificar contenidos, sin saber cuál sería el perfil de egreso de la suma de esos contenidos. A principios de año la Secretaría de Educación (SEP) convoca a desarrollar la propuesta curricular, que si fuéramos congruentes, los resultados de esta propuesta curricular debieran modificar los contenidos de los libros, pero no es así por lo que los maestros tendrán que usar libros descontextualizados del modelo propuesto por la SEP.

Como el único canal informativo del gobierno son las “mañaneras” del presidente López Obrador, quien no sabe nada de educación, los medios de información han publicado mil incoherencias sobre un modelo que no entienden, y que está muy lejos de ser una propuesta de izquierda, que por cierto sería bueno que leyeran el Diario Oficial de la Federación (DOF) del 14 de agosto de 2022, en el que se indica claramente que sólo se aplicará para 1º de preescolar, 1º de primaria y 1º de secundaria del ciclo 2023-2024 y que los de otros grados concluirán con el plan anterior, por lo que hasta dentro de 5 años se abrogarán efectivamente los planes de la reforma de EPN y comenzarán en todos los grados, los nuevos planes de estudio.

Pero está todo tan apresurado y enredado que hasta después de la publicación en el DOF del Plan de Estudio para preescolar, primaria y secundaria, la SEP actualizó las Guías para la Fase Intensiva del Consejo Técnico y el Taller Intensivo de Formación Continua, lo que implicó que a sólo 2 días de iniciar las clases, a los maestros se les dieron a conocer sus guías con las que se apoyan para diseñar sus clases.

Después de leer las miles de páginas de todos los libros y documentos del Marco curricular y Plan de estudios 2022 Educación Básica Mexicana, debo decir que es el mayor esfuerzo educativo en México en 100 años. Lo que más me gusta es que ponen en el centro de la educación a la comunidad.

Y ya que la propuesta educativa de la 4T comienza con el final, me permito presentar la justificación de su modelo.

Justificación a un modelo educativo diferente*

La propuesta, ante el fracaso del modelo educativo vigente en México y entendiendo la globalización como un elemento ineludible de la sociedad actual, se plantean alternativas de organización social que garanticen la permanencia de las características culturales regionales en los procesos de formación que incorporen la nueva sociedad del conocimiento con la propuesta alternativa de la sociedad solidaria, creando entornos significativos para el aprendizaje y garantizando los esquemas de certificación de los saberes para dar oportunidad a quien lo requiera de participar en la academia y/o el campo laboral dentro y fuera de la nación. Es necesario entonces reconceptualizar lo que conocemos como escuela y educación, “la educación” ha dejado de ser “el medio” para la transmisión del conocimiento y como instrumento tecnológico jamás puede ser el fin, debemos cambiar el concepto de educación como instrumento mediatizador del conocimiento, de las políticas públicas, del coto de poder gremial, de guardería de control del ejército industrial de reserva, etc. Reconozcamos que los procesos educativos más logrados han dependido del docente y no del modelo educativo y retomemos el concepto del aprendiz como base del nuevo proceso de enseñanza y reestructuremos esta nación desde su cultura, casa por casa, calle por calle, barrio por barrio, comunidad por comunidad a través de facilitadores y medios significativos del aprendizaje retomando todos los saberes y elementos tecnológicos de la globalización, pero fundamento en la raíz profunda de nuestra cultura.

“En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”
-Albert Einsten

Ante la crisis mundial, todas las áreas del conocimiento aportan su visión para los cambios sociales en los que vivimos, y la prospección pretende integrar los resultados de los diferentes ámbitos del saber con la intención de diseñar la sociedad que nos espera en un mundo globalizado, pero la sociedad del futuro no puede quedar al arbitrio de la globalización. La globalización es el nuevo marco existente en el que se expresan las diferentes manifestaciones humanas, y este se configurará en la sociedad como sea que las personas que la habitan lo deseen configurar.

De ahí que la cuestión sea justamente qué tipo de sociedad tendremos en este nuevo marco social. Las soluciones que se apuntan son, digámoslo así, pluridimensionales. Muy probablemente la fascinación del progreso técnico y tecnológico establece un elenco de posibilidades en el que no resulta extraño que las soluciones sean muy variadas. ¿Vamos hacia una sociedad de la información, del conocimiento? ¿Es ese el panorama que se nos abre, o bien caben otras posibilidades complementarias? Coherentemente con el análisis realizado, esas otras “posibilidades complementarias” no son excluyentes; es decir: la sociedad del conocimiento no debe excluir a la sociedad solidaria, ni a la inversa. Al contrario: una puede requerir de la otra y viceversa. La solución que se adopte dependerá, indudablemente, del prisma con el que se aborde inicialmente la cuestión planteada.

Cualquier solución que se considere conlleva claramente un requisito de veracidad. En México, ante el colapso del modelo educativo oficial, resulta necesario plantearnos de nuevo, ¿qué es la educación? Y dentro de esta pregunta necesitamos saber si la educación debe moderar en lo abstracto o debe servir para un proyecto de nación o para millones de proyectos de personas.

La indisoluble sociedad del Estado con las políticas culturales y educativas, después de más de 30 lustros de esfuerzos gubernamentales, desde la Secretaría de Relaciones Interiores, Justicia, Negocios Eclesiásticos, Instrucción Pública e Industria creada en 1853, pasando por el Ministerio de Fomento, Colonización e Industria de 1856, hasta llegar a la Secretaría de Educación Pública en 1921, dirigida por primera vez por el maestro José Vasconcelos, ha dado como resultado un modelo fallido y absolutamente corrupto de educación pública en México, y parto de este ejemplo para intentar graficar el grado de descomposición de una institución que nace dirigida por uno de los universales que ha dado México hasta llegar a la insensatez de creer que la actual secretaria de Educación Pública puede llenar esos zapatos.

Las características del mundo y del México de 1921, permitían tener la esperanza de consolidar un proyecto de nación real, en donde los mexicanos podríamos formarnos y dignificarnos, bajo la tutela del Estado, para crear la utopía de “Una Nación Libre y Soberana”. Bajo esta premisa, Vasconcelos intentó crear un entorno favorable para los nuevos mexicanos, no sólo creando el concepto mexicano de “escuela oficial” y de “libro de texto gratuito” sino que convocó a miles de mexicanos que tuvieran “vocación de enseñanza” para formar un ejército de educadores e invitó a los grandes pensadores y muralistas a transformar el entorno en una gran escuela que nos dio por primera y única vez una identidad como nación.

Es ese México de Vasconcelos al que nos hemos aferrado durante los últimos 100 años, pero los libros de texto gratuitos de Vasconcelos ya no existen, el ejército de educadores con vocación “heredó” sus plazas a una generación que no querían ser maestros, y los murales de O’Gorman, Orozco, Rivera y Siqueiros ya no son suficientes para sostener una identidad que se diluye aceleradamente en el tsunami de la globalización.

En tratados e investigaciones anteriores he intentado identificar al docente en el concepto de “aula”, es decir, ante el fracaso del modelo educativo percibimos que los alumnos que nos llegan con alguna formación provenían no de instituciones sino de maestros, individuos con esta “vocación de enseñanza” que independientemente de “programas educativos” se esforzaron por “formar” a sus alumnos o a algún alumno en particular, no está por demás recordar que la “currícula real” de un individuo es la suma de todas sus experiencias de conocimiento y si su “maestro” utilizó las horas de clase para comentar sobre su perro, su familia, su salario o no dijo nada, esa hora pasa a formar parte de la “currícula real” del individuo.

Bajo esta premisa, todo el entorno significativo para el aprendizaje lo ha tenido que aportar el docente, en un entorno social totalmente desfavorable, dentro de las propias escuelas, la comunidad y el país. Si el aprendizaje depende de que, tanto el educador como el educando tengan la actitud necesaria para el aprendizaje, la capacidad para transmitirlo y asimilarlo, y el dominio del conocimiento tanto el que se pretende transmitir como el conocimiento base en que se pretende anclar, todo esto en un entorno favorable, no debe sorprendernos que quienes dirigen este país sean analfabetas funcionales, como producto del perfil real de egreso de nuestro sistema educativo, porque somos producto de este entorno político, ecológico, económico, social y particular, es decir, somos la suma de nuestra cultura, nuestro entorno y de cada individuo que interactúa con nosotros.

Las nuevas características de nuestra sociedad impiden crear un proyecto de nación a través de un modelo educativo, por el simple hecho de que todas las características sociales, económicas y políticas están globalizadas, es decir, los esfuerzos de todo aquel que pretenda aportar dentro de la educación, deben corresponder a formar individuos en una sociedad globalizada.

Es innegable que la globalización reclama innovación en las estructuras y en la acción individual, y tal podría ser el verdadero problema de la globalización: no los medios que se requieren, sino el cambio en las actitudes que exige; es entonces cuando compareció de inmediato la educación. No obstante, esta apelación no despeja los problemas, sino que suscita otros nuevos. El primero y esencial es cómo es que se afrontan las virtualidades educativas ante la educación: no cabe mantener los mismos esquemas pedagógicos, pero tampoco puede admitirse una subversión o “revolución” indiscriminada de los valores subyacentes en las concepciones educativas.

En contra de esto, se precisa una actitud activa, seres promotores del cambio y que no se resignan a padecerlo, sino que aspiren a ser sus protagonistas; y efectivamente, esto supone, cuando menos, la disposición a cambiar nuestras actitudes, aptitudes y conocimientos, es decir, transformar la concepción misma de la educación, partiendo de la innegable realidad de que la globalización invade no solamente el terreno económico, político, cultural y por supuesto educativo, por lo que hemos de asumir, que dentro de este modelo nos es imposible lograr el desarrollo digno, humano y justo de nuestras sociedades.

Lo que se plantea no es confrontar al sistema con todas sus carencias, el planteamiento base es crear sistemas y sociedades que coexistan con el sistema actual, identificando y consolidando territorios en todos los ámbitos, desde el físico hasta el virtual. La raíz de este cambio consiste más que en la variación y modulación de unas actitudes o que en el acopio de unos conocimientos. Ante todo, es preciso reemplazar las expectativas existentes, fruto del paradigma vigente hasta hoy.

En este nuevo paradigma educativo hay dos vertientes visibles:

  1. Una vertiente que implicaría generar modelos educativos absolutamente funcionales, es decir, modelos que den servicio a las necesidades del neoliberalismo, con una enseñanza básica (muy básica) que dé habilidades y actitudes de servicio, y una formación tecnológica que cubra la mano de obra especializada requerida para el “desarrollo” de un sistema en donde la ganancia nunca pierde, y los trabajadores solo son parte de los insumos.
  2. La vertiente alternativa de este paradigma educativo debe darnos como resultado seres humanos transformadores de su entorno, que tiendan a construir la utopía, que desde mi punto de vista deben ser comunidades autónomas y autogestivas que, desde nuevos territorios, presenten alternativas viables para la vida digna no solo de la especie humana.

Como podemos ver, lo más importante luego entonces es el medio, no la escuela, la propuesta es que debemos impactar en el medio y transformarlo en un medio significativo para el aprendizaje, debemos trabajar en la estructura valorativa del medio, en la cultura del medio, en la economía del medio, en la ecología del medio, en las relaciones sociales del medio, en el trabajo del medio.

En la nueva escuela mexicana, la comunidad es la escuela y la escuela es la comunidad, por lo que debemos comenzar ya a vivir como si hubiera triunfado lo humano, lo digno, lo justo, comenzar a transformar el planeta, de a poquitos, casa por casa, calle por calle, barrio por barrio, comunidad por comunidad, crear organizaciones territoriales y defender los territorios, con presencia, con cultura, con trabajo colaborativo, y con sistemas económicos solidarios que enlazados en una federación de economías solidarias den respuesta a las necesidades del planeta y del individuo.

Todos los logros de los mexicanos en lo individual se deben al gran esfuerzo de ellos, de la guía de algún docente y de su entorno inmediato, ninguno son producto de las políticas públicas que debieran existir para este fin. Ante la realidad ineludible e imparable de la globalización, los modelos educativos que den forma a los nuevos seres globalizados deben tener un profundo arraigo en las características culturales de su medio inmediato, que les permita aprovechar la abrumadora e inmediatista información y tecnología como medio para la transformación de su entorno, pero también para la creación de nuevo conocimiento, todo este esfuerzo debe estar basado en la solidaridad para poder contrarrestar el empuje neoliberal global. Es necesario entonces reconceptualizar lo que conocemos como educación, debemos reconocer que “la educación” ha dejado de ser “el medio” para la transmisión del conocimiento y que esta jamás puede ser el fin, debemos cambiar el concepto de educación como instrumento mediatizador del conocimiento, las políticas públicas, coto de poder gremial, guardería, control del ejército industrial de reserva, etc.

Si queremos sobrevivir necesitamos comenzar la construcción de una sociedad solidaria.

*Síntesis del libro “Educación sin escuela, aprendizaje sin educación” Editorial IDEA I. Uranga

La vida es una construcción consciente.

Iván Uranga
Iván Uranga

Especialista en Ciencias Sociales, promotor de comunidades autónomas autogestivas, investigador social, docente de Permacultura, escritor de
ensayos, novelas, cuentos, teatro y poesía.

Comenta

Deja un comentario