México es un país maravilloso, y si no lo cree, pregúntele a todos los que se han enriquecido a costa de sus recursos y su gente. Y ya que hablamos de recursos, uno de los más importantes es el petróleo, el cual por años ha sido utilizado como moneda de cambio para hacer crecer la riqueza de unos muy pocos mexicanos y uno que otro extranjero.
Ahora, enfrentamos un desabasto de gasolina y tal parece que el apocalipsis ha llegado. Muchas personas se encuentran realmente muy indignadas y manifiestan su enojo con el actual presidente. Yo no pretendo opinar sobre la estrategia del actual gobierno porque honestamente soy neófita en el ámbito como para atreverme a dar un juicio sobre si es lo correcto o no para poner fin a la corrupción huachicolera.
Aquí lo único que pretendo es invitarles a reflexionar un poco sobre las acciones internas en cada uno de nosotros. Pues me ha llamado y mucho la atención el nivel de indignación que se ha hecho patente ante tal desabasto, lo cual me hace pensar que, en realidad, sólo cuando nos vemos de modo directo afectados es cuando sacamos las garras y nos convertimos en los mejores defensores de nuestros derechos. Yo pregunto ¿por qué no se indignaron de este modo en sexenios pasados? ¿Por qué no se molestaron tanto ante la desaparición de tantas personas y los millones de asesinatos? ¿Quizás porque ni los conocían? Este tipo de acontecimientos me parecen en verdad graves. Entiendo los estragos que generan el no tener sus autos, no poder seguir con su rutina diaria sin molestias y tener que ser creativos para hacer las cosas de otro modo. Sí, realmente puede ser incómodo y molesto, es entendible el enojo, sin embargo, creo que ha traído mucho más estragos la violencia que se vive en casi todo el país, la inseguridad con la que andamos por las calles, las muertes y violaciones que han quedado impunes. Esto sí que ha traído grandes afectaciones a nivel nacional; tan sólo acá en Playa del Carmen se vive una de las mayores crisis de los años y en definitiva, jamás se había vivido el nivel de violencia que hoy padecemos.
El problema real no es el nuevo gobierno y sus acciones, el problema real ha sido y sigue siendo nuestra gran indiferencia, nuestra falta de empatía ante esos acontecimientos, los cuales han hecho una herida profunda al país y el desabasto de gasolina es tan sólo uno de los tantos resultados que ahora debemos enfrentar debido a esa pasividad de años, todos sabíamos de los huachicoleros pero ahora que ya nos afectó directamente entonces nos indigna, en verdad hay una gran falta de conciencia social.
Somos una gran nación y eso queda claro cuando acontece alguna tragedia natural, en esos momentos todos nos volvemos un solo aparato de ayuda y solidaridad, pero pasado el evento, volvemos al solipsismo. ¿Qué pasaría si de repente todos nos quedáramos siendo esos que somos en los momentos de tragedia natural? Me parece ya un imperativo que asumamos la responsabilidad de nuestro bienestar común y seamos sinceros y reconozcamos que algo que nos ha caracterizado ha sido el hecho de cambiar la indignación por sentido del humor, el miedo por la indiferencia y nuestro egoísmo nos ha llevado a una gran falta de empatía social.
Sabemos que hay gente que vive en sitios donde no pueden salir por el nivel de violencia que existe en sus estados, sabemos que hay asesinatos todos los días, sabemos que han desaparecido jóvenes, sabemos que han incrementado los índices de violencia a la mujer y los feminicidios, sabemos que existen muchos delitos que quedan impunes, sabemos que los gobernantes pasados han sido relacionados ya con el narcotráfico y se han beneficiado de ello al grado que le han cedido el país al narco de algún modo, sabemos todo esto y hasta más y yo ahora les pregunto: ¿Se han indignando igual ante todo y con la misma intensidad como lo han hecho ahora que tan sólo no pueden ponerle gasolina a su auto?