El declive del sexenio: ¿AMLO será prudente o se lanzará con todo por la gloria? Autor: José Reyes Doria

Foto: Gobierno de México.

José Reyes Doria

El sexenio de López Obrador entró en su fase de declive natural. El Cuarto Informe marca el descenso del poder de los presidentes, quienes a partir de este momento se desvelan cavilando qué hacer en la recta final. Los presidentes anhelan la gloria. En el último tramo olfatean el ambiente para revisar si se han ganado la inmortalidad o, por el contrario, están en la indeseable ruta de los malos resultados, desastres, crisis o denuncias penales que conviertan en una terrible pesadilla su expresidencia.

El presidente López Obrador definirá su ruta final en las semanas por venir. La tendencia y el escenario político apuntan a que AMLO busque consolidar su poder y su legado a toda costa. Los hilos de poder que tiene en la mano otorgan un gran margen de maniobra a López Obrador para intentar lo que todos los presidentes han anhelado: dejar en Palacio, en el Congreso, en las gubernaturas, a quienes más le convengan, y crear condiciones para seguir siendo factor determinante en el juego de poder.

Pero nunca hay que olvidar dos cosas: los demás en el grupo gobernante también quieren el poder y sienten que al final del sexenio viene su turno; y que el tiempo se agota inexorablemente, la cuenta regresiva de años y meses que le quedan en el poder animan a los otros compañeros de viaje (legisladores, gobernadores, secretarios de Estado, líderes del partido, medios, jueces, poderes fácticos) a desafiar al Presidente.

En efecto, AMLO tiene un enorme poder político, tanto al interior del grupo gobernante como en el conjunto del sistema político. La expectativa de triunfo casi inevitable en 2024, otorga al Presidente una formidable herramienta para consolidar las bases de su proyecto. En la medida en que la candidatura presidencial y las candidaturas a gobernadores y legisladores las decidirá casi en exclusiva AMLO, su capacidad para imponer condiciones al futuro gobierno federal y a la clase política oficialista es considerable. Como grupo gobernante, AMLO y la llamada Cuarta Transformación tienen una base territorial de poder político y económico arrolladora.

Porque no hay, al día de hoy, oposición política formal. La clase dirigente del PRI y el PAN, salvo excepciones, acumulan un desprestigio descomunal y penden sobre sus cabezas indicios de corrupción y delitos que, seguramente, cuentan con carpetas de investigación listas para usarse en el momento oportuno. Además se quedaron con solo unos cuantos gobiernos estatales. Hay muchos adversarios de AMLO y su 4T, pero la oposición política formal está doblegada y entregada.

Los empresarios en general, como clase, están en buenos términos con el gobierno de AMLO, porque realmente no se ha promovido ninguna acción que ponga en entredicho su dinámica ancestral de obtener ganancias desmedidas, pagar pocos impuestos, conculcar derechos laborales, vulnerar el medio ambiente, acumular fortunas insultantes. El arreglo neoliberal, en lo sustancial, está intacto, por ello los empresarios como clase toleran el gobierno de AMLO. Solo se escuchan los ataques de los empresarios consentidos del PRIAN desplazados para posicionar a los consentidos de la 4T, o algunos empresarios carcomidos por el odio ideológico-clasista.

El gabinete, que suele reflejar alianzas y equilibrios de la coalición de intereses gobernante, está controlado casi en absoluto por AMLO, son pocas las concesiones que ha hecho a las distintas facciones de la alianza, con excepción de las parcelas de poder que ha otorgado a las fuerzas armadas más allá de sus ámbitos formales de la SEDENA y la Marina.

El posicionamiento político, el uso eficaz del presupuesto, los programas sociales masivos y el profundo resentimiento social contra el PRIAN hacen posible el éxito de la narrativa de honestidad y amor al pueblo de López Obrador, y la mayoría de la gente lo sigue respaldando a pesar de que esa misma gente lo reprueba en la gestión de la educación, la salud, la seguridad.

Sin embargo, el posicionamiento político tan fuerte de AMLO y la 4T, enfrenta riesgos y desafíos que pueden cambiar significativamente el escenario inmediato si ese poder sucumbe a la tentación de implantar un dominio total y transexenal. Para empezar, cada vez crece más la amenaza de una crisis económica anunciada por la inflación, el bajísimo crecimiento de la economía, la caída de la inversión privada y la concentración de la inversión pública en los mega proyectos oficiales que tardarán años en aportar beneficios a la economía nacional.

Un escenario económico adverso suele debilitar o doblegar a cualquier gobernante. Los estragos de la inflación ya son patentes en las familias más pobres, que son la mayoría y son la base social del gobierno de AMLO. El desempleo y el crecimiento de la pobreza son factores que, aunados a la carestía de la vida, pueden cambiar radicalmente el ánimo social en contra del gobierno y el partido gobernante. Hacerse cargo o no de esto, tradicionalmente ha provocado fracturas en el partido gobernante de cara a elecciones presidenciales.

A pesar del gran mérito de otorgar apoyos directos a millones de familias necesitadas y el impulso a la recuperación del salario mínimo, que son logros incuestionables de AMLO, la política social del gobierno de AMLO ha sido realmente precaria si nos enfocamos en los ámbitos que determinan si una sociedad está en camino o no de vivir con niveles aceptables de bienestar. Me refiero a la salud, la educación, la seguridad social y la alimentación. AMLO pretendió transformar para bien el sistema de salud, pero lo que se ve es un caos institucional, desabasto de medicinas, falta de médicos y reducción del presupuesto. Esto, reconocido por el propio Presidente.

En educación ocurre algo similar, sin señales de una acción de Estado destinada a recuperar a los millones de niños y jóvenes que abandonaron la escuela a causa de la pandemia. El rezago educativo generará más desigualdad en el mediano y largo plazos. En materia de seguridad social, la 4T no ha creado un piso de protección para desempleados, pensionados, lisiados, retirados, guarderías infantiles, vivienda. Hasta la fecha, el presidente AMLO sigue creyendo que la mejor institución de seguridad es la familia, cuando es el Estado el que debe asumir esa obligación más allá de la ancestral solidaridad familiar.

Estos retos sociales difícilmente se solucionarán con palabras. La narrativa oficial no alcanza para ocultarlos. No necesariamente pueden generar estallidos sociales o pérdida de apoyo político-electoral, pero sí pueden generar desencuentros en el bloque gobernante de cara al próximo sexenio que, si se convierten en banderas sociales de los grupos oficialistas que buscan suceder a AMLO, pueden desencadenar rupturas y hasta fracturas en la coalición.

Por otro lado, hay que mencionar que el factor Estados Unidos condiciona cada vez más el margen de maniobra del gobierno de López Obrador. La controversia por el T-MEC no solo puede costar miles de millones de dólares a México, sino que puede precipitar fuertes confrontaciones en el bloque gobernante de cara a la sucesión presidencial. Pero Estados Unidos también está apretando en materia de migración y seguridad, terrenos en los que México difícilmente podrá resistir las exigencias norteamericanas.

Finalmente, la violencia criminal y la intención de la militarización de la seguridad pública y demás parcelas civiles, están erosionando la gobernabilidad en grandes franjas del país, y están ocasionando descontentos crecientes en la sociedad y en importantes sectores del grupo gobernante, sobre todo los que se ubican más a la izquierda. Este tema igualmente puede generar confrontaciones serias en el obradorismo de cara a las banderas electorales del 2024.

Al día de hoy, las señales que salen de Palacio Nacional indican que AMLO se echará para delante, que utilizará el resto de su poder y de su tiempo en tratar de consolidar las acciones de su gobierno que considera irreductibles. Ha anunciado que transitará la ruta inconstitucional para dar cobertura “legal” a temas como la militarización de la Guardia Nacional, la reforma electoral y la cuestión eléctrica. Ha dado muestras de que defenderá con todo sus mega obras, destinando todo el presupuesto y la cobertura necesaria a Dos Bocas, el Tren Maya, AIFA, Bancos del Bienestar, rescate de PEMEX y CFE, sin importar las consecuencias de dejar sin los apoyos necesarios los ámbitos sociales y económicos de su gobierno.

Esta ruta podría revitalizar a grupos económicos, políticos y sociales, incluso dentro de la coalición gobernante, para organizarse y disputar el poder en 2024 al círculo personal de AMLO, sobre todo si éste no abre la baraja de las candidaturas. Pero el Presidente ha demostrado tener un gran instinto político y quiere consolidar su obra y garantizar su vigencia más allá del fin de su sexenio. ¿Lo logrará?

José Reyes Doria
José Reyes Doria

Politólogo por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Asesor parlamentario en diversos órganos de gobierno y comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Colaborador en portales informativos. Conferencista sobre temas legislativos y políticos. Consultor en materia de comunicación política, prospectiva y análisis de coyuntura. Contacto: reyes_doriajose@hotmail.com

“CdMx no las contrató” | VIDEO donde haitianas lavan tinacos con agua contaminada en la Nápoles arma polémica (nota de SinEmbargo)

Martí Batres señaló que las personas que se encargan de la limpieza de los tinacos no necesariamente son plantilla del Gobierno capitalino, sino también se incluyen voluntarios y cuadrillas contratadas, por lo que consultarían lo denunciado en redes sociales. Por Redacción/SinEmbargo  Ciudad de México, 24 de abril (SinEmbargo).- La situación con respecto a la contaminación del agua en la Alcaldía Benito…

Hallan 83 piedras de pared prehispánicas en Quintana Roo (nota de Úrsula Medina en OEM-Informex)

Para los arqueólogos a cargo de su estudio, las estructuras pudieron haberse utilizado como un “Google Maps”, en tiempos precolombinos Úrsula Medina | OEM-Informex Los muros de piedra caliza que comúnmente aparecen entre los vestigios prehispánicos, son conocidos como albarradas y, de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “la teoría más aceptada sobre su función en los recintos…

Comenta

Deja un comentario