Acto reflexivo: los partidos políticos deberán pagar el costo de cambiar para no cambiar. Autora: Ivonne Acuña Murillo

FOTO: MISAEL VALTIERRA /CUARTOSCURO.COM

Por: Ivonne Acuña Murillo

“La peor clase política en décadas” pareciera una frase sensacionalista de la campaña electoral de quienes se pretenden “diferentes” a los políticos de los partidos que no lograron llegar a la silla presidencial o al gobierno de estados y municipios. Una expresión útil también a “candidatos independientes”, como si algo así fuera posible, o a quienes intentan ocupar un cargo público sin experiencia política previa. Sin embargo, el lamentable espectáculo escenificado en las semanas previas por los diversos partidos políticos y sus pretendientes a un puesto de elección popular, llena de materialidad una expresión que parece excesiva.

La peor clase política en décadas, pasando por encima de todo prurito moral busca imponer sus intereses, personales y de grupo, a las demandas y necesidades de una ciudadanía más que harta de sus devaneos. A todas luces se hace evidente que el mensaje enviado por las y los votantes en 2018, sobre la posibilidad de sancionar la enorme distancia que existe entre los intereses del pueblo y los de quienes gobiernan, no ha sido recibido ni siquiera por el nuevo partido en el poder, Morena, el cual claramente se benefició de dicho hartazgo, mucho menos por aquellos que perdieron posiciones en tal proceso electoral, PAN, PRI, PRD, como se sabe.

Si la afirmación que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho de manera reiterada sobre que hoy el pueblo de México es “un pueblo consciente”, el más “politizado del mundo en la actualidad”, “avispado” y “difícil de manipular” fuera una realidad, lo que cabe esperar en el próximo proceso electoral es que, la ciudadanía (el pueblo que ha alcanzado la mayoría de edad) cobre a todos los partidos políticos, después de un acto reflexivo, el costo de hacer a un lado, como siempre, el bienestar de aquellos y aquellas a quienes dicen servir.

Acto reflexivo para pensar si conviene a las mujeres que un hombre acusado de violación y acoso sexual se convierta en gobernador. Se podrá decir, por supuesto, que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena atendió los reclamos de las mujeres, de dentro y fuera del partido, al decidir este fin de semana retirar la candidatura al senador con licencia Félix Salgado Macedonio y “reponer el procedimiento de evaluación de perfiles para la selección de candidata o candidato a la gubernatura del estado de Guerrero”.

Pero, siempre hay un “pero”, no lo privó de sus derechos políticos ni de la coordinación para la defensa de la 4T (Cuarta Transformación) en la misma entidad, argumentando que: “los agravios fincados a Félix Salgado Macedonio son improcedentes e infundados”.

Evidentemente, esta comisión no podría instaurarse en tribunal para investigar, juzgar y decidir la culpabilidad o inocencia de Salgado Macedonio en torno a las acusaciones que ponen en entredicho su fama pública, pero sí pudo haber determinado la imposibilidad de que este político volviera a contender por la candidatura en disputa. Esto es, al mantener vigentes sus derechos políticos y al no hacer explícito su rechazo a esta posibilidad, deja abierta la puerta para que Salgado vuelva a participar y ganar la candidatura movilizando sus grupos de apoyo en el estado y al interior del partido, así como los nexos con los cárteles de la droga con los cuales se le asocia.

Así pensado, la reposición del proceso se convertiría en una farsa que reafirmaría el supuesto apoyo del pueblo de Guerrero a la candidatura de Salgado. Simulación que echaría por tierra los argumentos del Movimiento Feminista, de las más de 500 mujeres morenistas y de las guerrerenses que se oponen a llevar a un “violador al poder”. Mascarada que pisotearía el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Burla abierta y desvergonzada que vulneraría la influencia de las militantes de un partido que se dice diferente.

Ciertamente, no se han probado los casos de acoso y violación sexual en contra de Salgado ni sus nexos con cárteles de la droga, por lo que la “evidencia circunstancial”, diría un abogado, no es suficiente para declararlo culpable. “Aún”, se diría desde el análisis político. “Cuando el río suena, agua lleva”, podría también argumentarse acudiendo a la sabiduría popular. “La fama pública que le precede debería ser suficiente para negarle la candidatura deseada”, se concluiría desde una visión ética.

La forma en la que Morena resuelva este “entuerto”, diría Don Quijote, mostrará a la ciudadanía, en general, y a los seguidores del partido, en particular, de qué están hechas las promesas de cambio de esta institución política.

Aunque en las últimas semanas la atención pública ha estado dirigida al senador con licencia, no es el único caso que debe llamar a reflexión. La idoneidad de los candidatos y candidatas propuestos por otros partidos como Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Movimiento Ciudadano (MC) y Redes Sociales Progresistas (RSP) también lo son.

Acto reflexivo para pensar sobre la conveniencia de que políticos de la vieja guardia como los Murat, los Moreira, los Gamboa, los “Alitos”, se mantengan en el poder, después que los gobernantes salidos de las filas de su partido, el PRI, no solo no han dado buenos resultados, sino que se han dedicado a saquear las arcas públicas, a vender el patrimonio nacional a los grandes corporativos, a coludirse con bandas del crimen organizado, a ignorar las demandas y necesidades de la población en beneficio de sus intereses personales y de grupo, a…, etcétera, etcétera, etcétera. Todo lo que usted ya sabe.

Acto reflexivo antes de decidirse por el PAN que “regala” candidaturas al grupo calderonista, encabezado, sí en efecto, por Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y Margarita Zavala Gómez del Campo después de que el expresidente inundara a México de sangre y lo convirtiera en una gran fosa clandestina, debido a su fallida guerra contra el narco. Forman parte de este grupo: Francisco Ramírez Acuña, Ignacio Loyola, Ana Teresa Aranda y Roberto Gil Zuarth.

Acto reflexivo antes de elegir a los candidatos y candidatas de MC que no tienen ni idea de aquello con lo que se enfrentarán de ganar las elecciones como Paquita la del Barrio. Para imaginar que personas que no saben de política, de su estructura, lógica, funcionamiento, arreglos, pactos, etc., como Francisco Javier “El Abuelo Cruz”, Adolfo “El Bofo” Bautista, Ernesto D’Alessio, postulados por el Partido Encuentro Solidario; o el “Pato” Zambrano, reclutado por el PRI, “gobiernen” o “legislen”.

Acto reflexivo antes de elegir alguna propuesta hecha por RSP que postulará a: la actriz Malillany Marín, los luchadores “Tinieblas”, el “Místico” y “Blue Demon”, y Héctor Hernández, exvocalista de los “Ángeles Azules”, precandidatos a las alcaldías de Miguel Hidalgo, Venustiano Carranza, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero e Iztapalapa, respectivamente.
Acto reflexivo para valorar la idea de que alguien acusado de acoso sexual en “Tendedero” de la Universidad Iberoamericana, Gabriel Quadri, pueda ocupar un cargo público representando a la coalición “Va por México”, de la que forman parte el PAN, el PRI y el PRD, antes de que dichas acusaciones sean demostradas o negadas.

Acto reflexivo para decidir si un personaje de tan escasas luces como el senador Samuel García Sepúlveda, quien pretende ser gobernador de Nuevo León por MC, deberá hacerse responsable de la administración de su estado natal.

Acto reflexivo para elegir candidatos y candidatas que no pertenezcan a las rancias y corruptas camarillas políticas, a las nuevas camadas de no políticos que no saben de política ni de gobierno, a los grupos de hombres que defienden sus pactos a costa de lo que sea, especialmente sacrificando los derechos de las mujeres.

Como se puede observar, votar en estos comicios parece algo complicado cuando pareciera, como afirmé en artículo de la Revista Zócalo del mes que comienza, no hay a quien irle.

Realmente, el proceso electoral 2021 se parece a la casa del jabonero “dónde quien no cae, resbala” y si los partidos políticos no eligen mejor a quienes postularán para los 20 mil 368 cargos de elección popular en juego, deberán pagar el costo de cambiar para no cambiar.

Comenta

Deja un comentario