Urge asumirnos como hablantes diversos. Autor: Ignacio Betancourt

Continúo con el tema de los idiomas de los indígenas, el habla de los pueblos originarios de México. Muy particularmente a partir de los comentarios que un lector me hiciera personalmente en días pasados. Con datos obtenidos de diversas publicaciones comienzo diciendo que el náhuatl lo hablan en nuestro país (con ciento veinte millones de habitantes) más de un millón setecientas mil personas, y el maya cerca de un millón. ¿No resultaría indispensable ocuparse de esos cientos de miles de hablantes del maya y del náhuatl, dos de los principales idiomas originarios?

En México, desde el año de 2003 se promulgó una ley sobre los Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, sin embargo, todos los gobiernos (federal, estatales y municipales) la han ignorado olímpicamente. Habría que indagar cuáles pueden ser las razones de tan reiterada actitud oficial. ¿Continuará soslayándola el nuevo gobierno? Resulta obvio que un  Estado tiene la obligación moral, cultural, jurídica, de propiciar y generar políticas públicas que incluyan de manera principal los idiomas indígenas que se hablan en México: multitud de habitantes originarios (entre quince y veinte millones). ¿Por qué no lo han hecho? Si quienes gobiernan no entienden que los mexicanos nunca hemos sido monolingües y que urge asumirnos como hablantes diversos ¿seguirán ignorando irracional e injustamente a los hablantes de idiomas como el zapoteco, el huichol o el Otomí (por citar sólo algunos)?

Desde la Constitución de 1857 las ideas liberales decretaron que todos los mexicanos somos iguales, es decir, los indígenas no existen por no ser iguales. Razón más que suficiente para que muchos de ellos, en busca de mejores condiciones de vida deban alejarse de los lugares en que nacieron sus antepasados. Hace algunos días, durante la realización de la Reunión Regional de Coordinación de Mujeres Indígenas, organizada por el Fondo Para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe de la ONU, la líder indígena quechua Tarcila Rivera dijo: “En la migración se encuentran indígenas porque no hay apoyo en sus lugares de origen. Se están dejando tierras y recursos, y se está dejando también escapar recursos humanos que bien pueden producir dentro de nuestros países”. Además, añadió la líder quechua, que los programas para las mujeres indígenas deberían ser parte de las políticas públicas de todos los países latinoamericanos.

En México existen idiomas como el pápago que ya solamente lo hablan ciento doce personas, o el lacandón con menos de mil hablantes. También están el yaqui, el tsotsil, el huave, y qué va ocurrir con el tsetsal, el totonaco o el tarasco (son casi setenta lenguas que existían y existen antes del español) ¿terminarán tales idiomas siendo sólo una curiosidad? ¿De verdad el español o el inglés nos volverán iguales a todos? Pese a que México es uno de los diez países con mayor diversidad lingüística ¿para qué han servido todos los convenios internacionales ratificados por los gobiernos mexicanos? Y pasando a otros temas ¿significará el EZLN hoy en México lo mismo que en 1994? No pienso que tenga mucho qué hacer en este siglo XXI de tan inesperadas diversidades.

Ya para concluir con la entrega de cada viernes, habrá que desear un pronto restablecimiento a la salud del doctor Miguel de León-Portilla (93 años de edad), quien señala que si queremos apoyar a nuestros hermanos indígenas, ofrezcamos la posibilidad de: “conservar sus valores y de enriquecerse con la verdadera belleza que es la educación”. ¿Será la diversidad lingüística del país entendida por todos, o por muchos?

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