Narco Historia | Los adictos en la literatura. Autor: David Téllez Meléndez

Por David Téllez Meléndez | (@David_TM019)

Hablar de la historia de la política antidrogas en los Estados Unidos es un trabajo arduo que regularmente se remite a el análisis de la FBN (Federal Bureau of Narcotics) y la naciente guerra contra las drogas proclamada por Richard Nixon. Dichas políticas tuvieron como principal consecuencia el ver al adicto como un ente malicioso, ser irracional que haría lo que fuera por droga y que forma parte de una compleja red de narcotráfico teniéndolos como principales cabecillas. En otras palabras, se crea un estereotipo y se deshumaniza a los adictos, eliminando cualquier cuestionamiento que surge alrededor de esas personas. Por ejemplo, podríamos preguntarnos ¿Qué consecuencia tuvo para los adictos las constantes políticas antidrogas en realidad? ¿Cómo lograban expresarse frente a dichas políticas? ¿Tendrá utilidad alguna conocer esa visión cultural de los adictos?

El propósito de este breve artículo es contar la historia de un libro, no pretende ser una reseña e intenta dar una respuesta a las respuestas anteriormente planteadas. Dicho artículo se remite a la publicación del escritor Williams Burroughs (1914-1997) a la que tituló Junkie (1953) Yonqui según la edición española. Dicho libro no fue escogido arbitrariamente, pues antes de que se conociera a Williams Burroughs, se conoció primero a William Lee, un pseudónimo del escritor, pero ¿Por qué la necesidad de un alias? El amigo de Burroughs, Allen Ginsberg nos da una idea en el prólogo, en el que cuenta las dificultades para la publicación del libro y es que

Por aquel entonces – y en la actualidad no ha desaparecido del todo, pues aún quedan vibraciones residuales de la paranoia del estado policial cultivadas por las brigadas de narcóticos ­–  estaba muy extendida la idea implícita de que si hablabas en voz alta de la hierba (y no digamos de la droga) en el metro o el autobús, podías ser detenido, aunque sólo propusieras pequeños cambios en las leyes.

Las palabras de Ginsberg representan una realidad de censura, así, el alias es una manera en la que el escritor puede protegerse de la policía por lo escandaloso del escrito. El libro de Burroughs sería publicado en 1953 por la editorial Ace Books con un precio de 35 centavos de dólar, con el nombre de Junkie Confessions of an Unredeemed Drug Adict y una portada en la que se muestra a un hombre forcejeando con una mujer para impedir que se drogue. Cabe aclarar que el texto no se publicó en su totalidad, varios pasajes fueron eliminados y corregidos

Pues, para que el libro pudiera publicarse hubo que introducir en su texto una serie de modificaciones, unas a fin de que el editor no se viera implicado si el autor era llevado a los tribunales, y otras destinadas a impedir que el lector pudiera aceptar como buenas las arbitrarias opiniones del autor que estaban en desacuerdo con la “autoridad médica legalmente reconocida”, una autoridad que por aquel entonces era cautiva de la Oficina de Narcóticos. [2]

El libro a fin de cuentas es la vida de Burroughs que intenta aproximarnos a la cotidianeidad de un adicto, representándose como una persona que adopta un estilo de vida en torno a la droga, ya sea para combatir su adicción o para alimentarla, el autor elimina la perspectiva de las autoridades del adicto como un criminal, de hecho, en varias ocasiones, realiza una crítica humorística a las políticas antidrogas, por ejemplo las múltiples veces en que reivindica a la marihuana como una sustancia que no causa adicción y que al contrario de lo que se decía, no vuelve agresivas a los consumidores, incluso “no puede entender porque la gente que asegura que la hierba induce al delito no exige que se prohíba el alcohol. Todos los días se cometen delitos por borrachos que jamás habrían obrado así sobrios”.

La cotidianeidad del adicto, según lo que muestra Burroughs, no es la de un ser irracional, pero si la de una persona que se concibe como disfuncional, una vez que se cae en la adicción, es difícil volver a tener una vida convencional e incluso  “Cuando una cura de desintoxicación es completa, uno se encuentra bien, por lo general, unos pocos días. Se puede beber; se puede tener hambre auténtica y experimentar placer comiendo, y el deseo sexual retorna. Todo parece distinto, más nítido. Después sobreviene una gran depresión.”[4]

Junkie no tuvo una gran venta de libros pese a su precio, apenas y tuvo 10 reediciones en los 30 años subsecuentes a su publicación, teniendo dos traducciones. Sin embargo esta obra fue la génesis de la siguiente obra que publicaría: Naked lunch (1959) que tendría en 1991 una adaptación al cine y recuperaría varios puntos de Junkie como la crítica al servicio médico para atención de adictos, las medidas policiacas, etc.

Pese a ello, la obra muestra el absurdo de las políticas antidrogas estadounidenses, mientras que su proceso de publicación nos permite cuestionar los límites de la libertad en Estados Unidos. Por otra parte, el lector puede permitirse comprender la vida de un adicto, no sólo mantener una visión superficial sobre las drogas y replantearse que tan efectivas son los arrestos a consumidores o pequeños distribuidores de droga, así como la reflexión sobre si las medidas médicas que se utilizan para dejar las adicciones son eficientes, así,  dejo unas últimas palabras del autor que permiten reflexionar sobre ello.

Cuando se deja la droga, se deja una manera de vivir. He visto a yonquis dejar la droga, darle a la botella y terminar muriéndose a los pocos años. Entre los ex adictos es frecuente el suicidio, ¿Por qué un yonqui lo deja por propio deseo? Es una pregunta a la que nunca se sabe que responder: Ninguna reflexión consciente de las desventajas y los horrores de la droga puede darte el impulso emocional para abandonarla.[5]

Bibliografía:

William S. Burroughs, Yonqui, Prólogo de Allen Ginsberg, Trad. de Martín Lendínez y Francese Roca, Anagrama, Barcelona, 2010, pp.218

Google reads, Junkie(sitio web), Google, https://www.goodreads.com/book/show/6344265-junkie (consultado el 20 de agosto del 2023).


[1] Allen Ginsberg, “Prologo” en Yonqui, Anagrama, Barcelona, 2010, Pp.10-11

[2] Ídem

[3] William S. Burroughs, Yonqui, Prólogo de Allen Ginsberg, Trad. de Martín Lendínez y Francese Roca, Anagrama, Barcelona, 2010,  p.46

[4] Ibidem, p.151

[5] Ibídem p.216-217.

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