La lenta agonía del Cártel de Santa Rosa de Lima (nota de Ana Torres en InSight Crime)

Imagen ilustrativa. Foto: Fiscalía General del Estado de Guanajuato.

Por: Ana Torres de InSight Crime

A pesar de su capacidad de resistencia ante la presión de las autoridades estatales y la fuerza con que ha enfrentado al Cartel de Jalisco Nueva Generación, es probable que el Cartel de Santa Rosa de Lima no logre afianzar su poder más allá de sus nichos locales.

En los últimos meses, el Cartel de Santa Rosa de Lima (CSRL) ha soportado varios golpes. El más reciente ocurrió el 12 de abril, cuando cinco de sus miembros fueron capturados con un potente arsenal militar que incluía cinco armas de fuego largas, tres cortas, 12 cargadores y 398 cartuchos.

Un mes antes, en medio de un operativo conjunto entre las fuerzas estatales y la Marina en el municipio de Celaya, Guanajuato, fue capturado el padre de José Antonio Yépez Ortiz, alias “El Marro”, líder de esta organización criminal.

En medio de otra operación, también fueron capturados otros siete colaboradores del cartel, según confirmó Sophia Huett López, comisionada de la Unidad de Análisis y Estrategia de Seguridad Ciudadana del Estado. Estas capturas se suman a la lista de por lo menos otras 35 personas de esta organización que fueron detenidas en enero de este año.

En un esfuerzo por detener el avance de las autoridades en estos operativos, miembros del CSRL bloquearon las vías de acceso al municipio con vehículos y llantas incendiadas. Una situación similar se replicó en por lo menos otros siete municipios del estado de Guanajuato, donde esta organización opera.

Pero además de la persecución de las fuerzas de seguridad, la disputa que libra desde hace meses este grupo con el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) continúa cerrándole el cerco a El Marro.

En enero, el Grupo Élite del CJNG intentó asesinarlo en medio de la celebración del matrimonio de su hermana Karem Elizabeth Yépez Ortiz, quien falleció como resultado de los enfrentamientos.

La arremetida del Estado contra el CSRL comenzó en marzo de 2019, cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador anunció la operación Golpe de Timón, un operativo implacable para desarticular a esta organización criminal que ha incluido recientemente el uso de drones militares por parte de la Fuerza Aérea.

El plan surgió como resultado del aumento de la violencia generada por el enfrentamiento entre estos dos carteles en la región por el control de sus economías criminales. Solo en 2019, Guanajuato alcanzó una cifra de 4.494 homicidios, de acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y se convirtió así en el estado con más homicidios del país.

Análisis de InSight Crime

A pesar de la capacidad que ha mostrado el CSRL para reponerse a la presencia sostenida de las fuerzas de seguridad en la región, el golpe a sus finanzas producto de la extracción ilegal de hidrocarburos, así como el congelamiento de sus cuentas bancarias, han limitado su capacidad de pagar su nómina e incluso de corromper a autoridades de alto nivel para garantizar su supervivencia.

“La resiliencia del CSRL se debe principalmente a tres factores: su líder alias “El Marro”, la diversificación que ha logrado en sus fuentes de ingreso, y su arraigo en las comunidades donde opera”, aseguró Víctor Sánchez, consultor y experto en seguridad de la Universidad de Coahuila, en conversación con InSight Crime.

Según Sánchez, pese a que sus capacidades han disminuido, el CSRL ha logrado mantener sus plazas frente al Cartel de Jalisco Nueva Generación en Guanajuato e incluso hacerle frente al Estado, en principio porque su cabeza más visible no ha sido capturada aún, lo que le ha permitido mantener la verticalidad y cohesión dentro del grupo.

Además, el CSRL ha logrado mantener una base de sicarios dedicados a actividades de extorsión que le permite a sus miembros recoger personalmente rentas considerables, lo que se ha traducido en fidelidad hacia la organización a pesar de las dificultades que ha tenido recientemente para pagar a autoridades, pobladores y miembros del grupo.

El carácter nativo de las células huachicoleras (grupos dedicados al robo de petróleo) que operan en la región, con bastante arraigo en las comunidades, también supone para el grupo una ventaja respecto al CJNG, agregó Sánchez.

Sin embargo, más allá de sus fortalezas a nivel local, el CSRL dista mucho de expandirse por encima de sus nichos locales o de convertirse en un gigante del narcotráfico mexicano.

De acuerdo con Jaime López-Aranda, exfuncionario policial mexicano y actual consultor en temas de seguridad, aunque el cartel posiblemente cuente con cierta protección de autoridades a nivel local, esta no llega a niveles estatales o federales, lo que a largo plazo supone un problema para la supervivencia del grupo.

Otra razón por la cual su expansión se vería limitada es la calidad de las alianzas que ha formado con grupos como Los Viagras o el Cartel de Sinaloa para hacerle frente al CJNG.

Por otra parte, Víctor Sánchez señala que, si bien estas organizaciones han realizado préstamos materiales y de personal para apoyar al CSRL en su lucha, estas no han sido acciones coordinadas que le permitan al grupo afianzarse en el territorio.

Por estas razones, ambos expertos consultados por InSight Crime coinciden en que el CSRL no podrá soportar por mucho tiempo estar en el centro de las actividades de vigilancia del estado, mientras enfrenta a la par una amenaza como el CJNG.

Su incapacidad para corromper a las autoridades estatales hace probable que, como hasta ahora, el Estado siga deteniendo a miembros importantes y sofocando los ingresos de la organización, mientras el CJNG sigue avanzando con más posibilidades de sortear a las fuerzas del estatales.

Contenido publicado originalmente en: https://es.insightcrime.org/noticias/analisis/cartel-santa-rosa-lima-mexico/
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