Justicia y amor: nuevos paradigmas del pensar. Autora: Emma Rubio

Estamos por terminar un ciclo anual según el calendario gregoriano. Y muchas personas en estas épocas, suelen replantearse su vida, hacen propósitos y se prometen a sí mismas ser mejores que el año que dejan atrás. Algunas personas quizás sí lo logran, pero la gran mayoría a quienes les he preguntado me expresaron que a medio año ya han olvidado sus propósitos.

Este año quizá valdría la pena replantearnos si mejor nos hacemos un solo propósito a nivel individual y uno general, es decir, proponernos ser mejores seres humanos con nosotros mismos y con los demás y todo aquello que conlleva. Pues no hace mucho leía un texto muy bello de Paul Ricoeur “Justicia y Amor” y en éste plantea la unión de ambos conceptos como una especie de coexistencia en la que no puede haber justicia si no hay amor. El planteamiento no es tan sencillo como yo lo escribo, pero no por falta de sentido sino por lo que implica hacerlos coexistentes. Ser justos implica ser amorosos y serlo nos lleva a una voluntad. ¿Qué significa esto? Que para vivir en justicia debemos tener la voluntad de amar a los demás. Suena en extremo utópico considerando la realidad que enfrentamos como país, pero no se me ocurre otra forma que sea distinta a la violencia que enfrentamos.

México está inmerso en una violencia muy avanzada y en todas las esferas de la sociedad. Hay tantos tipos de violencia como tantos modos de actuar y en realidad todos y cada uno ha vivido algún tipo de violencia, algunos menos o más pero no hay quien esté libre de ella. Basta ver la violencia climática en la que vivimos como resultado de nuestras acciones irresponsables y la violencia que hemos cometido con la naturaleza, nuestra vulnerabilidad ante la delincuencia por la violencia social que hemos solapado por años y que además de un modo directo o indirecto también hemos cometido. Nadie está libre de violencia realmente, incluso si tan sólo nos quedamos en casa a ver una serie, recibimos la violencia que se muestra en la serie que elegimos ya sea visual o auditiva. Tristemente es la realidad que hemos ido construyendo entre todos y que hoy no podemos decir que no somos autores de ello porque de un modo u otro somos colaboradores de esto que hoy llamamos mundo.

Ante tal hecho, no veo otro camino sino el de darle la vuelta, no basta con dejar de consumir bolsas de plástico para revertir el mal hecho, es todo un cambio de estructura de pensamiento que requerimos, un cambio de cultura del actuar pues no hay tiempo ya para dejar que “otros” vengan y lo hagan pues no hay más claro ejemplo de lo que Heidegger llama como “el Uno” o la dictadura del “Se” donde “Se dice”, “Se hace”, “Se piensa” pero nadie se hace responsable, lo que comúnmente llamamos “masa”. Por ello es menester que ya modifiquemos nuestro modo de pensar y dejemos de lado toda lucha vana que tan sólo nos está consumiendo más como humanidad.

Hoy no es tiempo de hacer propósitos sino tiempo de generar ya cambios, no meros intentos como cada año. El mundo ya nos reclama nuestra irresponsabilidad, nuestra injusticia con la naturaleza y nuestro desamor a la vida no sólo humana. ¿Por qué no lo intentamos? Dejemos de creer que tenemos la razón absoluta, demos oportunidad a todas y cada una de las manifestaciones humanas de ser y actuar y que conlleven a un bien, porque hasta el bien se ha querido monopolizar. El amor es justicia, nos plantea el filósofo francés, y, en efecto, el amor si no es justo, no es amor, por lo tanto si queremos una realidad justa tenemos que empezar por pretender que mi postura es la adecuada y por ello quienes no piensen como yo deben ser condenados de algún modo. Justo leía algunos comentarios de personas que manifestaban su intención de aprovechar las reuniones familiares para “abrirles los ojos” a sus amigos y familiares sobre lo errados que están al pensar de un modo específico y por el otro lado, había una ola de juicios y desacreditaciones por pensar distinto. Tal parece que eso que distinguía al ser humano como único, el pensamiento, es justo lo que lo está condenando a su evidente extinción.

Hoy me atrevo a invitarles que ya dejemos de lado tanta superficialidad y nos enfoquemos en lo importante que es seguir conservando la casa de todos en buen estado y que preservemos la vida de todo ser vivo con amor y respeto. Insisto, sé que parece utópico, pero si comenzamos cada ser humano a ser consciente de que nada se gana con imponer una razón pero sí se pierde mucho al obnubilarse y pretender que somos como mónadas leibnizianas el planeta nos está gritando “Orden” pero pocos lo estamos escuchando. Entendamos que como especie, no somos lo importante en este planeta.

@Hadacosquillas

Comenta

Deja un comentario