Julia, José Luis, Jesús y los nuevos estrujones al periodismo cultural. Autor: Rogelio Hernández López

Recibir la invitación al conversatorio sobre periodismo y literatura en el Palacio de Bellas Artes le provocó curiosidad morbosa. Él, observador del periodismo político por cuatro décadas decidió ir con intención un tanto insana de verificar si los reporteros de la cultura padecen las mismos amargos del periodismo mexicano. Y, parece que les va peor.

El reportero intruso escuchó con atención a esos tres veteranos y percibió que hay dos nuevos estrujones a lo que ya era menosprecio para el periodismo cultural de políticos y empresarios de los medios:

Uno. La desestima a esta especialidad del periodismo creció más por la disminución del gasto publicitario en impresos acelerado por los drásticos recortes al gasto público en esos espacios: sigue el cierre de secciones culturales, los recortes de páginas y de espacios para contenidos amplios. Son muy pocas las iniciativas para nuevas publicaciones. Cada vez hay menos plazas de trabajo.

Dos. el proceso de lo analógico a lo digital, con sus nuevos formatos radicalizaron lo superficial y belicoso en las redes sociales, eso que el periodista español Juan Luis Cebrián calificó como el infortáculo. Más menosprecio y pérdida de públicos en los temas culturales.

La coincidencia en esos problemas hizo que el hilo conductor del conversatorio se diluyera en perfilar algunos restos del periodismo cultural.

Tres expertos despreciados

La sala Adamo Boarien, en el sótano izquierdo del Palacio de Bellas Artes, tiene capacidad para cien personas, pero llegamos nueve, aparte de los tres expositores y la moderadora Yanet Aguilar Sosa, la reportera de la sección cultural de El Universal.

– ¿Por qué hay tan poca asistencia?– Inquirió el reportero entremetido al organizador, de la coordinación de literatura del INBA, Jaimeduardo García.

– Hicimos invitaciones suficientes y la difusión normal. Considero que está la feria del libro de el Zócalo y varios foros para presentar libros–respondió Jaimeduardo.

– Pues allá los que se enteraron y despreciaron a estos tres expositores que son de lo mejor del reporterismo cultural– le resaltó el reportero de políticas.

Julia Santibáñez es una capitalina harto capacitada: licenciada en Letras Hispánicas, maestra en Literatura Comparada, colaboradora en revistas, de varios suplementos en La Razón y Puntos y Comas, del portal sin embargo.mx, autora de siete libros… y mucho más.

El veracruzano Jesús Alejo Santiago presumió: “Yo sólo soy reportero”, y ciertamente debe ser de los más veteranos en la fuente desde que egresó de la FES-Aragón (UNAM). Está en Radio Educación desde 1994, fue residente en Radio Francia Internacional, en 2003 recibió el Friedrich Ebert. Es de los antiguos en Milenio, colabora en Radiorama y Radio Capital. Coordinó el libro Ritos y retos del oficio, una especie de balance del periodismo cultural.

José Luis Martínez S., otro capitalino, es ampliamente conocido en ese submundo de la cultura y el periodismo porque desde los 24 años (1979) escribe sobre música, literatura y crónicas amenas en periódicos y revistas, fue editor en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, coautor de dos libros y autor de otros dos, docente en FES-Aragón (UNAM) y en la Carlos Septién. Dirige el suplemento cultural Laberinto de Milenio Diario. Su columna, El Santo Oficio, una de las más leídas.

Sus enfoques

Las intervenciones individuales debieron ser de apenas 15 minutos, por el reglamento del lugar.

Julia hizo una relampagueante cronología de las y los literatos en el periodismo desde Ignacio Manuel Altamirano, pasando por Amado Nervo hasta que llegó a los suplementos y revistas hoy conocidas: Vuelta, Plural, El Búho, Sábado, Laberinto…

En distintos momentos describió problemas y retos del periodismo cultural: “Recortes de presupuesto a la cultura… Medios que recortan y no pagan (“no cedamos a que no nos paguen”)… Las plataformas digitales afectan la credibilidad… Es necesario encontrar nuevos lectores con contenidos relevantes y abordajes novedosos de los temas, quizá trillados; encontrar maneras de acceder a las redes sociales; difundir con otros recursos como videos, hipervínculos…”

Jesús agradeció que Julia hiciera el resumen de periodistas escritores y “ya no tengo que decirlo”. Problemas y retos. “Faltan espacios y en los pocos que hay en los periódicos no nos leen, creo que tampoco en los teléfonos… Sí necesitamos contenidos atractivos en las nuevas plataformas… Hacerlo visual, terminar de pasar de lo analógico a lo digital, aunque hay trampas que no garantizan la difusión como los algoritmos, hacer de las noticias espectáculos, los textos cortos que no explican… La mercadotecnia se impone a los lectores. ¿Hasta qué punto pensamos en los lectores?”

José Luis. Frente a los problemas de disminución de recursos para la cultura, el periodismo cultural y la preeminencia de las redes sociales preguntó: “¿Los lectores pueden pagar por los contenidos que les ofrecemos?… Hay retroceso en los impresos… Lo que hacemos es no arriesgar, hacemos lo que nos parece que interesa, lo que vende… El tránsito de cambio es lento… El gran reto, cómo conservamos a nuestros lectores e incorporamos nuevos… Siempre habrá historias. Y el otro reto es cómo presentarlas”.

Los problemas viejos

No abordaron, por falta de tiempo, otros negativos muy antiguos, casi estructurales, en el periodismo cultural.

En 2002 el periodista Juan José Téllez hizo un resumen de la situación de los periodistas de habla hispana durante el XVI Congreso de Literatura Española: “…me preocupa sobremanera la precariedad laboral que existe hoy día en los medios de comunicación, la estrechez de miras que impide en buena medida que los periodistas, en general, puedan ejercer con mayor serenidad su oficio;…”

En 2012, El Financiero reunió a 12 periodistas de cultura, poetas, músicos y escritores. Y el medio ambiente que describieron refleja que persistían la mayoría de los males del periodismo cultural:

“Erróneamente suele entendérsele sólo como documentador de las ‘bellas artes’, pero es más amplio, en una idea también cercana a la antropología. Pese a ello, predomina la visión estrecha, ilustrada, de que el periodismo cultural gira en torno de la gente erudita, ‘culta’”: (Arturo Jiménez. La Jornada).

“Es preocupante ver cómo cada vez se reducen más los espacios destinados a temas culturales. O, peor aún, siguiendo la lógica de la política mexicana le dan mayor importancia al espectáculo… me ha tocado escuchar a dueños y directivos de varias publicaciones decir: ‘La cultura no nos acarrea ningún beneficio, porque no hay anunciantes’”. (René Avilés Fabila, director de El Búho).

“He sido reportero. Sé de lo que hablo. Comencé como tal hace 35 años. Hice talacha periodística. Cubrí las fuentes de cultura, educación e información general, y he visto cómo se ha venido derrumbando el medio periodístico cultural… Hoy los periódicos publican páginas enteras como adelantos de libros que no son otra cosa que publirreportajes… Las secciones de Cultura cada vez publican notas más abreviadas, imitando el lenguaje y los formatos de Internet”. (Juan Domingo Argüelles, periodistas y poeta).

“Hace rato han desaparecido secciones, páginas, suplementos y revistas culturales. Son pocas las que han resistido el paso del tiempo, el peso de la burocracia, la falta de apoyo, la ignorancia de quienes manejan los impresos –ya sabemos que en los medios audiovisuales la situación es peor… (Meléndez Preciado, periodista y académico).

rogeliohl111@gmail.com

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