Por Francisco Carrillo Alfaro [1]
A menudo, la migración se entiende como el desplazamiento de una persona o un grupo de personas de un lugar de origen a un lugar de destino. Esta definición, sacada de numerosos diccionarios básicos y sitios web generales, nunca contempla las causas por las que los seres humanos migran, ya sean económicas, sociales (las más repetidas), políticas e inclusive culturales. Por si eso no fuera poco, en este entendimiento simplista del concepto tampoco se hacen evidentes los obstáculos que enfrentan los migrantes para llegar a su lugar de destino. Por mencionar un ejemplo, las políticas públicas de la inmigración y la emigración, que muchas veces convierten a las personas que se mueven en “ilegales” o “indeseables”.
Según cifras de OIM (Organización Internacional de Migración, dependiente de la Organización de las Naciones Unidas), se estima que en 2020, sólo en América del Norte existen cerca de 60 millones de migrantes internacionales, lo que representa, en el caso de Estados Unidos, el 15% de su población total. Claro que las cifras se vuelven difusas cuando se comienza a contemplar únicamente la migración ilegal. La Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés) señala que anualmente entran 3 millones de migrantes considerados como “ilegales” a los Estados Unidos, ya sea por medio de camiones, ferrocarriles o sus propios pies.
Estos migrantes, que en su mayoría son latinoamericanos, reciben constantemente el rechazo y la discriminación de su lugar de destino, por medio de apodos como beaner (frijolero), spic (hispanohablante) o wetback (mojado o espalda mojada). Este último, que hace referencia a los migrantes que cruzaban por el Río Bravo u ocultos en bases de neumáticos, se ha adoptado por los propios migrantes para definir su situación en América del Norte. De hecho, existen numerosas representaciones culturales del “Mojado” a través del arte, siendo la música el tema central de este artículo.
Muchas son las piezas musicales que denuncian el maltrato y la discriminación contra la comunidad migrantes en América del Norte, especialmente en Estados Unidos. Sin embargo, en este artículo se analizan únicamente tres de las más conocidas, por ser las que en su propio título mencionan a los mojados. Estas canciones son: “Mojado” de Ricardo Arjona y Grupo Intocable, “El Mojado Acaudalado” y “Mojado” de Maldita Vecindad y los Hijos del 5° Patio. Cada una de estas piezas construyen una versión diferente del migrante indocumentado y, por supuesto, eso significa un destino particular para cada uno.
El Mojado asesinado
Comenzando de la canción más antigua a la más reciente, “Mojado” de la Maldita Vecindad apareció por primera vez en 1989 en el disco homónimo debut de la banda oriunda de la Ciudad de México. Sin tanto éxito comercial, el mojado que se construye en esta historia es el de una persona sin oportunidades económicas que, desesperado por su situación, decide huir a los Estados Unidos y entrar ilegalmente. Su destino es el más fatídico con respecto a los otros dos, pues termina muerto probablemente en la frontera (Hay una nota perdida entre mil / que habla de ti / Habla de ti / “Mojado muerto, al intentar huir” / No dice nada, no hay explicación).
Todo lo anterior es narrado desde la perspectiva de su pareja, quien lo ve partir y se entera de la noticia por medio de un periódico. La línea “Eras un cerdo oculto en un camión” es quizá la parte más escabrosa y desgarradora de la canción; hace referencia a la forma en que son transportados ilegalmente los migrantes sin documentos, muchas veces bajo condiciones deplorables e inhumanas. De esta manera, “Mojado” de la Maldita Vecindad construye a un individuo que no logra su cometido y que, en cambio, recibe la muerte como resultado de querer mejorar sus oportunidades.
El Mojado enriquecido
El destino del segundo mojado que se desarrolla a partir de la música es diametralmente distinto al anterior. “El Mojado Acaudalado” se lanzó al público en 1997, dentro del exitoso disco de Los Tigres del Norte titulado Jefe de Jefes. Convirtiéndose en un clásico de la comunidad latina en América del Norte, la banda mexicana (que tiene también experiencias migrantes) narra la vida de un migrante consolidado en Estados Unidos, que decide volver a México después de obtener la riqueza que planeaba conseguir. Después de transitar por distintos lugares (Adiós, adiós, California / Texas, Chicago, Illinois / Me llevaré su recuerdo/ Porque a mi tierra me voy), el protagonista de esta historia decide retirarse en su país, pues es donde quiere disfrutar de los esfuerzos de su trabajo.
Quien cuenta el destino del mojado acaudalado es el propio protagonista. A diferencia de otros éxitos de la misma banda, este migrante sí guarda un cariño especial por América del Norte, pues gracias a esta región pudo superar sus dificultades y enriquecerse. No obstante, a pesar de tener buenos recuerdos, prefiere regresar a México, pues el sentimiento de arraigo termina por convencerlo (Me está esperando / México lindo / Por eso mismo / Me voy a ir / Soy el Mojado / Acaudalado / Pero en mi tierra / Quiero morir).
El Mojado entristecido
Por último, la canción más reciente de las tres que construye la vida de un migrante indocumentado, es “Mojado” del intérprete guatemalteco Ricardo Arjona. Lanzada en 2005 en colaboración con la banda méxico-americana Intocable, esta canción va más allá de narrar solo una historia relacionada a la migración, pues busca realizar una crítica a la persecución de inmigrantes indocumentados en general. El mojado de Arjona es un individuo religioso que decide comenzar su viaje hacia Estados Unidos, logrando su objetivo, pero siendo acosado constantemente por su falta de documentos.
El narrador de esta historia está en tercera persona pues, a diferencia de las otras dos canciones, no se involucra directamente con el protagonista. Otro aspecto que también es distinto a las otras piezas musicales es la crítica a la persecución, que contempla diversos factores asociados a estudios sobre la migración, como el rechazo a las fronteras inhumanas (Si la Luna suave se desliza por cualquier cornisa sin permiso alguno / ¿Por qué el mojado precisa comprobar con visas que no es de Neptuno?), la pérdida de identidad del mojado (El suplicio de un papel lo ha convertido en fugitivo / Y no es de aquí porque su nombre no aparece en los archivos / Ni es de allá porque se fue) o la añoranza por regresar al lugar de origen (Mojado de tanto llorar, sabiendo que en algún lugar / Te espera un beso, haciendo pausa desde el día en que te marchaste).
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En los párrafos anteriores se han mencionado tres historias distintas de migrantes a partir de piezas musicales, sin embargo, eso no significa que tengan puntos en común. Además del fuerte sentimiento de nostalgia y pertenencia al lugar de origen (visible en los mojados de Los Tigres del Norte y Ricardo Arjona), también las experiencias comparten las necesidades económicas y sociales de estos sujetos, el rechazo del lugar de destino (sobre todo en los mojados de Maldita Vecindad y Arjona) y las medidas restrictivas de las políticas interiores de Estados Unidos, aunado al cierre de fronteras, entre otras.
Al comienzo de este texto, el lector pudo encontrar un par de estadísticas impactantes sobre la migración internacional, específicamente la ilegal. Si bien las estadísticas son útiles para ofrecer aproximaciones, es necesario también voltear la mirada a las experiencias de los sujetos que migran, pues en el camino pasan por obstáculos, sufrimiento y maltrato, pero también por redes que los apoyan. Después de todo, señalar que cerca de tres millones de personas entran anualmente de forma ilegal a Estados Unidos es en sí impactante, sin embargo, pensar en las experiencias de cada una de estas personas nos abre nuevas perspectivas sobre el fenómeno migratorio y el trato que podemos brindar a estos seres humanos. Estas tres canciones muestran estas vivencias, que bien podrían ser ficticias, bien podrían ser apegadas a cualquier testimonio.
La migración es una necesidad histórica de la humanidad desde hace miles de años. Pensar que los migrantes son anomalías del orden y las sociedades es ignorar esta necesidad. Ante medidas cada vez más restrictivas y punitivas que introducen algunos países para limitar el proceso de movilidad humana, debe ser nuestro compromiso comprender este fenómeno desde la crítica y el análisis, pero también desde la tolerancia, la solidaridad y el respeto a la diversidad.
“No señor, el problema no es la inmigración, es la educación, ser distinto no es ser inferior.”
- El Chojin
[1] Francisco Carrillo Alfaro (@Fran_Alfaro02) es historiador de la UNAM, especialista en Historia de la migración e integrante del curso “Narcotráfico y Crimen Organizado en México” de la UNAM. Twitter @Narco_Historia.