Fuga de Cerebros | Cero y Van Dos. Vergonzosa Impunidad. Autores: Luis Domínguez y Eduardo Chícharo

Foto: Fuga de Cerebros.

Por: Luis Domínguez y Eduardo Chícharo1

En otro episodio vergonzoso para nuestro Poder Judicial, la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que había sido señalada por haber plagiado su tesis de licenciatura, ahora es señalada por hacer lo propio con su tesis doctoral.

En diciembre pasado, el portal Latinus denunció que la tesis de licenciatura de Yasmín Esquivel, sustentada en 1987, era copia fiel de una sustentada en 1986. Debido a que ambas tesis se encuentran publicadas en el portal TESIUNAM, repositorio de acceso abierto, cualquiera puede consultarlas y compararlas. En otras palabras, no hacen falta mayores indagaciones para advertir que el plagio es diáfano y manifiesto.

Para sus huestes más devotas bastó la explicación que la propia ministra estribó: que ella escribió su tesis en 1985, un año antes que la publicada por Edgar Ulises Baéz, por lo que la verdadera víctima era ella.

Más aún, hace unos días el diario El País denunció que la tesis doctoral de la ministra Esquivel, sustentada en la Universidad Anáhuac, también adolece de plagio: 209 de las 456 páginas totales o el 47% de su trabajo doctoral son una burda copia. Con este segundo plagio, quedó demostrado que la ministra es incapaz de escribir una investigación original, pero sí de llegar a unos de los más altos cargos públicos a base de engaños y mentiras.

El centro del debate no es la gravedad de las faltas que cometió, eso está muy claro; lo preocupante es que una de las once personas encargadas de defender la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos las haya cometido. ¿En qué brete se encuentra nuestro raquítico estado de derecho si alguien puede llegar a la cima del Poder Judicial timando a todos con dos títulos obtenidos fraudulentamente?

En episodios realmente cómicos y deplorables, hay quienes afirman que la ministra está siendo objeto de ataques personales en virtud de su labor en la Corte. Incluso, el presidente López Obrador sostuvo que aquello ya no era nota, ablandando a la opinión pública y a sus huestes sobre la gravedad del tema.

Por su parte, las instituciones en las cuales la ministra plagió sus tesis se han visto envueltas en una vorágine de desprestigio. La Universidad Anáhuac publicó un escueto comunicado, señalando que no ejecutará ninguna sanción por haber pasado más de 3 años de la falta. “Demasiado barata para ser tan cara”, sostuvieron algunos.

Mientras tanto, la UNAM se enfrenta a la condenable sentencia de Sandra de Jesús Zúñiga, titular del Juzgado Quinto en Materia Administrativa de la CDMX, quien otorgó un amparo a la ministra Esquivel para que el Comité Universitario de Ética se abstenga de publicar los resultados de la investigación que condujo. En otras palabras, la UNAM se encuentra amordazada por correligionarios de la propia ministra.

Las mentiras no paran. Recientemente, se reveló que había engañado al Senado de la República al afirmar que su grado de doctorado lo había obtenido en “coordinación de la Universidad Complutense de Madrid.” Para suerte de la universidad española, la ministra no sustentó su tesis con ellos, por lo que en este absurdo escenario, es la única institución que la pasante Esquivel no logró corromper.

Que una ministra de la SCJN sea señalada por plagiar su tesis de licenciatura y doctorado, es una ignominia que mina el limitado prestigio de la justicia en nuestro país. Sorprende, sin lugar a dudas, que ni la presidenta de la Corte, Norma Piña; o el ministro decano, Luis María Aguilar; o alguno de sus pares en la SCJN, se haya pronunciado sobre el tema que nos ocupa.

Habrá que esperar para ver el desenlace de esta situación vergonzosa para la Corte, para la Universidad Nacional Autónoma de México, para nuestro Poder Judicial y para nuestro país…


1Luis Gerardo Domínguez (@Lgdm99) y Eduardo Chícharo (@lalocur_) son historiadores de la UNAM, miembros de Narco Historia @Narco_Historia.

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