El Espejo | Somos lo que hacemos (de la ontonomía a la autonomía). Autor: Iván Uranga

“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.”
-Eduardo Galeano

Si existe un pregunta ineludible que debe hacerse todo ser humano es ¿quién soy?, porque la respuesta a esta pregunta es lo que determina toda nuestra vida consciente, ya no sólo es el poder definir a nuestra persona con un nombre, que aunque pudiera ser único, no es el nombre el que nos define, a final de cuentas somos cada uno de nosotros los que definimos ese nombre y lo definimos sólo y exclusivamente con nuestras acciones.

El principal problema que enfrentamos al tratar de resolver la pregunta de “quién soy”, es la complejidad de dirimir entre lo que fuimos, lo que quieren que seamos, lo que queremos ser y lo que realmente somos. Lo que hace virtualmente imposible valorarse a uno mismo sin compararse con una versión del yo ideal, con todo aquello que nos gustaría ser. Por lo que invariablemente el intentar resolver esa pregunta, nos lleva a pensar en cuál sería nuestro ideal de vida o nuestra propia utopía. 

Hace casi 30 años fui invitado a participar para diseñar el modelo pedagógico del Papalote Museo del Niño, por lo que tuve que impartir una diversidad de talleres para todos los que colaboraban dentro del proyecto, fue por eso que me vi obligado a impartir un taller a la esposa del presidente y a las esposas de los secretarios de Estado, para que se sensibilizaran con respecto al museo, al llegar “Las Señoras” (así se referían a ellas) se sentaron en unos sillones muy elegantes dispuestos para su total comodidad. Mientras terminaban de acomodarse escribí en el pizarrón, sin hablar, “Todas por favor contesten la siguiente pregunta: ¿Quién soy?” y comenzaron a decir esposa de quien eran y muchas cosas absurdas más, pero en algo en lo que coincidieron todas, es que eran madres, por lo que todavía sin hablar, escribí en el pizarrón “Hasta la ratas son madres, ¿Tú quién eres?”, para mi fortuna se ofendieron, se retiraron y me corrieron. Pero la pregunta sigue ahí vigente, porque ser madre no puede ser una aspiración humana, eso sólo es un efecto biológico de nuestra necesidad de preservar nuestra especie, y sé que esta inocente entrada de mi texto, alejará a muchas lectoras que se definen como madres, pero también sé que me quedaré con las más inteligentes, las que ya saben o las que querrán saber de qué hablo.

Para explicar mi punto veamos la contraparte; qué significa “ser padre”, porque aquí mis amables lectoras, sí tienen una idea muy clara de lo que significa ejercer como padre, porque hasta frases hechas tenemos al respecto “Padre no es el que engendra, sino el que cría” y pudieran tener razón, y digo pudieran porque no creo en crianza sino en la formación y la enseñanza, en todo caso padre es el que ejerce como padre. Pero esa afirmación tiene dos grandes problemas; la primera es ¿qué significa ser padre? Y la segunda, es que para que sea real, debe aplicarse a todo, es decir, “Madre no es la que parió, sino la que ejerce como madre, “Ingeniero no es el que obtuvo el título, sino el que ejerce como ingeniero”, Abogado, Maestro, Doctor, Periodista, Activista, Funcionario, Obrero, Campesino, etc. Son sólo los que ejercen y así con todo porque irremediablemente somos lo que hacemos.  

Cuando un taxista te dice “soy ingeniero” porque estudio ingeniería, no es ingeniero, sólo es alguien que estudio ingeniería y que ahora es taxista, o la cocinera con maestría en ciencias, es sólo cocinera, a menos que encuentre la forma de ser maestra en ciencias mientras cocina. Y así como la currícula real de un estudiante es la suma de todo lo que aprendió en el espacio educativo, así este aprendizaje sea la vida personal del maestro, el responder quién eres es la suma total de lo que hacemos ahora; si durante mi día cociné, manejé e impartí clases, ese día fui chofer, cocinero y docente, si fui al gimnasio, al café, y atendí mis redes sociodigitales, fui solamente eso, por más estudios, dinero, empresas, o nombramientos que se tengan.

La ontonomía es un término de la filosofía ultraconservadora para nombrar lo que es propio e inalienable de una persona por su condición; en sociología y psicología son las reglas o comportamientos innatos independientes del entorno o la educación, es decir los derechos especiales que tiene un ser por haber nacido bajo circunstancias específicas, como es el caso de todos los que heredan dinero o poder, son seres incompletos, porque disfrutan de algo por lo que no lucharon, que no les corresponde y sólo lo obtuvieron por el más primitivo de los privilegios humanos; tener mayor aproximación genética a la persona que luchó por esos privilegios.

  • Nadie puede ser más que la suma de lo que hace, ni formarse más allá de lo que da. Pero todos tenemos el derecho de decidir quién queremos ser.
    -Iván Uranga

Ontonomía también es el término que decidimos usar para definir la “libertad y autonomía” que gozan los hijos de los compañeros que lucharon durante muchos años para lograr su autonomía autogestiva, desde el boom del movimiento pacifista de los 60, hasta las comunidades autónomas, la permacultura o los proyectos personales de algunos compas, que lograron salirse del sistema y construyeron verdaderos paraísos o los que aun viviendo dentro del sistema mantuvieron su resistencia personal y decidieron formar a sus hijos con libertad. Es decir, estos jóvenes disfrutan de una autonomía que no es la suya, porque no la construyeron, por lo que son sólo ontónomos, al vivir la autonomía de otros. Y podemos ver a miles de estos jóvenes ontónomos disfrutando/rechazando la autonomía lograda por sus padres o por su comunidad, sin comprometerse con ella, sin defenderla y a muchos otros salir a buscar algo que llene el tremendo vacío que da vivir en una autonomía que no construyó, y llegan a nuestras comunidades y autonomías como voluntarios queriendo encontrar su causa.

Uno de los principales problemas que enfrentan estos jóvenes y la mayoría de los seres humanos, es que la expectativa supera la capacidad y viene la frustración. Cuando los sueños, las esperanzas, las utopías, las metas, la tarea que se propone realizar son superiores a la capacidad del individuo, siempre hay frustración e impotencia. Llegan con grandes sueños e ideas producto de lo que han leído, lo que han visto y con la información a la cual pudieron acceder gracias al esfuerzo de sus padres, pero sus conocimientos y capacidades son muy inferiores a lo que pretenden hacer, y se frustran y se quiebran con mayor facilidad que quienes nunca vivieron gracias al esfuerzo de otros.

Hace muchos años en una entrevista me preguntaron cuál consideraba que era la mayor cualidad de un ser humano y sin pensar contesté que “la capacidad de amar”, porque creo que si somos capaces de amar cada cosa que hacemos estamos salvados, casualmente, hace poco me preguntaron lo mismo y contesté “la resistencia a la frustración”, tal vez por los años, porque aunque sigo pensando que debemos amar todo lo que hacemos, debemos estar vivos para hacerlo, y no me refiero a decir que estamos vivos porque respiramos, sino a la vida que da el ímpetu, la fuerza, el empeño, el tener una causa, un sueño, una utopía, y para eso debemos tener la capacidad de levantarnos y comenzar de nuevo mil veces o las que sean necesarias, construir la convicción de que a pesar de cualquier cosa venceremos, venceremos nuestros miedos, nuestras incapacidades y a nuestros paradigmas impuestos, y sobre todo porque la resistencia a la frustración construye tu consciencia aunque no lo quieras.

Para evitar la frustración, es necesario ponerle escaleras a tu sueño, cuantas sean necesarias, sin perder el impulso, medir tus capacidades y conocimientos, para ir construyendo otras capacidades, y así hasta que tengas el conocimiento, la capacidad y la actitud para construir tu sueño original, que te llevará necesariamente a tener otras metas, otros sueños.

La única forma que conozco de construir una resistencia a la frustración inquebrantable es haciendo; soy producto de mi esfuerzo, aunque tuve padres amorosos, estos se integraron a la guerrilla contra el mal gobierno cuando yo tenía 5 años, tal vez esos primeros 5 años fueron un gran cimento, pero después tuve que sobrevivir como pude; los encarcelaron cuando tenía 8 años y fui torturado, violado y despojado de todo cuanto tenía, (varias veces) por el Estado, a causa de una decisión que tomaron mis padres, y me forje ahí, en ese fuego, aprendí a luchar y me volví inquebrantable, y conocí la solidaridad humana, porque fue gracias a esa solidaridad, que no morí de hambre, que podía contar con cuadernos y aprendí a hacer del mundo mi comunidad, y aprendí a cultivar mi fuerza y mi ternura, a formarme como herramienta, para servir, y decidí aprender a hacer todo lo que encontraba que no podía hacer, para ser una mejor herramienta, porque me frustraba no poder hacer algo, y aprendí a sembrar, a transformar la madera en belleza, y aprendí electricidad, plomería, herrería, panadería y aprendí a construir de la nada, con lo que había, a cosechar agua, luz solar y luego llegaron otros y le llamaron permacultura.

Y sí, estudié mucho, y seguiré estudiando hasta mi muerte, por pasión al conocimiento pero el 99% de lo que sé, lo aprendí de la tierra, de las personas, de la naturaleza, la escuela me sirvió para entender el sistema del conocimiento y para ser un extraordinario sistematizador de información, pero no conozco nada que dignifique más a los seres humanos que construir su propia autonomía y esto no se puede lograr sin la comunidad. Cada individuo es y existe gracias a los otros, el “soy”, sólo tiene sentido en el “somos”, por eso el individualismo radical llamado capitalismo, defendido por las derechas está ontológicamente derrotado, porque está fundado en la explotación de los otros para beneficio personal, eso los hace antihumanos, son contrarios a la preservación de nuestra especie, a la consciencia, porque sin comunidad, no somos humanos.

Por fortuna, hay cientos de personas con las que construirnos comunidad todos los días, y ahora gracias al internet, podemos estar apoyando a miles a distancia, compartirles un poco de la experiencia, del conocimiento, para que avancen en la construcción de su comunidad autónoma y autogestiva, y muchos de ellos fueron estos jóvenes que alguna vez llegaron a nuestras autonomías y se frustraron por no poder alcanzar sus sueños en el primer intento, algunos ni en el décimo intento, pero se levantaron y perseveraron, y fueron construyendo sus capacidades poco a poco, haciendo comunidad para sumar capacidades, hasta tener lo necesario para construir su autonomía.

Lo que me interesa dejar claro en este texto es que así como estos jóvenes que llegaron siendo cualquier cantidad de cosas no formativas, hoy son autónomos, porque construyeron y mantienen su autonomía, ya no son un pedazo de papel al que llaman título, o los “hijos de”, ahora son ellos, son comunidad y son autónomos, por derecho propio. A diferencia de los millones que pululan en las redes sociodigitales que si se preguntaran ¿quién soy? y su respuesta fuera honesta, tendrían que responder que son lo que hacen y en la gran mayoría esa respuesta no significaría algo que sirva a la humanidad para ser humanidad, porque si su quehacer no enfría al planeta, no genera justica, paz, amor, ternura, consciencia y dignidad humana, lo que son no sirve para lo que necesitamos ser como especie.

Afortunada y desafortunadamente soy porque somos, por lo que mi quehacer personal y de millones que hacemos y luchamos todos los días en el mundo porque nuestra especie y millones de especies tengan un planeta sano en donde vivir no es suficiente, porque el quehacer del 90% de la población no enfría al planeta, ni lucha por el medio ambiente, ni por  justicia, ni construye autonomía, ni armonía, ni paz. Así que nuestro quehacer es insuficiente y fue insuficiente, porque pasamos ya el punto de inflexión, por lo que nuestra extinción es irreversible, pero mi utopía no sabe de derrotas y aquí estaré luchando junto a miles que construyen, hasta el último día, porque no merecemos este final, porque somos mucho más que lo tangible, porque mi energía y mi materia y la de millones de seres humanos dignos, darán nueva vida, en la que estoy seguro que quedará un sesgo de la consciencia y la dignidad humana, para toda la vida que vendrá después de nuestra especie.

Sí, somos lo que hacemos, pero todos tenemos el derecho de ser quien quieres ser, la libertad es la capacidad de decidir y autodefinirse de todo ser consciente, así que si usted hoy se bañó o fue a nadar tal vez quiere definirse como sirena, si le tocó llevar a los niños a la escuela, tal vez en lugar de chofer quiera ser piloto, y si hoy no consumió carne, hoy puede ser vegetariano, a mi maestro Alain Touraine, por su delicada forma de andar y de hablar nunca faltaba el estudiante irreverente que le preguntaba si era homosexual, a lo que el maestro contestaba con ternura “hoy no”. Si lo que hacemos, si lo que somos, no está ayudando al planeta y a la humanidad o no nos gusta, es simple, hagamos otra cosa, si la vida que tienes no te gusta, construye otra vida, nada es absoluto, ni permanente, sólo el cambio (y eso también está en duda). Todo es perfectible, todo es cuestionable, pero si sólo cuestionas desde las redes sociodigitales sin construir o aportar a la humanidad, todo los que digas es basura digital.

Seguimos invitando a todos aquellos que quieren construir una vida digna para ustedes y para los hijos de los que todavía se aventuran a tenerlos, a que se sumen, sí se puede vivir como si hubiera ganado la dignidad humana, la justicia, la fraternidad y el amor, sólo tienes que garantizar que tu quehacer cotidiano te dignifique, enfrié al planeta, cuide el medio ambiente, comienza a producir lo que consumes y sé consciente de tu consumo y de tu vida, y aquí estamos para poner el corazón y el hombro si lo necesitas.

En todo caso no estamos solos, el pasado viernes 24 de septiembre millones de jóvenes en todo el mundo salieron a las calles, en los que llamaron Fridays for Future a exigir a los gobiernos del mundo acciones urgentes contra el cambio climático, porque tienen derecho a un futuro.

La vida es una construcción consciente.

Iván Uranga
Iván Uranga

Especialista en Ciencias Sociales, promotor de comunidades autónomas autogestivas, investigador social, docente de Permacultura, escritor de
ensayos, novelas, cuentos, teatro y poesía.

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