Y en verdad, de los 126 millones de mexicanos, 90 millones son elegibles para votar, lo cual corresponde a 72% de la población. Los no elegibles para votar son aproximadamente 36 millones de mexicanos, los cuales se encuentran entre los 0 a 17 años (28%). Ahora, si agregamos la condición de estatus económico de clase, encontramos estadísticamente que 50 millones mayores de los 18 años se encuentran en la zona de pobreza, por lo tanto, la diferencia potencial corresponde a 40 millones de mexicanos económicamente activos, los cuales están distribuidos de forma logarítmica entre los 25 a los 55 años de edad. Lo que significa que la población económicamente activa tiene impacto de peso en las decisiones políticas de nuestro país.
Si fueron 50 millones los que votaron en 2018, así como en el 2021, un porcentaje muy alto de los 40 millones económicamente activos tienen una densidad de votación y decisión significativa. Pero además, 50% de esta población tiene perspectivas claras de crecimiento económico y de bienestar total como objetivo principal. Esta porción de la población será en los próximos años los líderes de una economía y bienestar progresista debido a que encuentra en su ADN tecnológico y digital y esto es lo significativo.
De nuevo, la tecnología está presente en el desarrollo y en la continua evolución natural del crecimiento y bienestar económico y social del ser humano. Es un contrapeso contra la envidia y la manipulación revolucionaria inocua, donde se promete y no se cumple. Esclarece los caminos en contra de los sesgos oscuros que desestabilizan y destruyen los corazones de los mexicanos. Es también el soporte al deseo propio de crecer y ser cada vez mejor en todos los sentidos de forma sana, privilegio que no se puede evitar. Es la libertad irrefutable del libre albedrío y la felicidad del trabajo permanente y decisivo para alcanzar la tierra prometida, y esto es lo formidable.
Finalmente, estos 40 millones de mexicanos serán en los próximos años cada vez más y más, porque estarán apoyados por la nueva política digital y, la inteligencia y sabiduría del pueblo mexicano, el cual, ya estableció el punto de inflexión, dejando atrás las malas mañas a las que fueron arrojados y forjando cada vez mejor su protagonismo progresivo, porque es evidente que no se quiere ser pobre, al contrario, se quiere tener continuo crecimiento mediante el trabajo para dignificarse y mantener a su familia dignamente y no dependiente como mascota. El mexicano está despertando de un letargo oscuro de pesadillas en la que fue envuelto y esto mis amigos divirtualigentes, es lo esperado.
Octavio Fernández, PhD.
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