Dicen los cínicos que el ejemplo de un presidente honesto no servirá de mucho en el combate a la corrupción que existe en México.
Sin embargo, el pésimo ejemplo de un presidente corrupto como Enrique Peña Nieto y sus antecesores ha servido de pretexto para que muchos débiles de carácter digan “si el presidente es un ladrón, ¿por qué tengo que ser yo un buen ciudadano? ¿Por qué voy a amar yo a un país lleno de políticos corruptos que todos los días pisotean a nuestra patria?
Si bien, la llegada de un presidente honesto no va a cambiar las cosas de la noche a la mañana, por lo menos servirá de inspiración para algunos pocos cuyas acciones futuras pueden tener un impacto positivo en el país. ¿Quién no se inspiraria con un presidente como Obama o Mujica? ¿Quien no quisiera sentir orgullo en lugar de verguenza o desprecio?
Los políticos nos han mantenido ajenos a la participación gracias al miedo (al chupacabras, a la inseguridad que ellos mismos provocan, a Venezuela, a los rusos, etc.) Nos han convencido de que somos flojos, corruptos y perdedores. Nos han tratado de convencer de que tenemos los presidentes que nos merecemos.
Yo estoy seguro que México no se merece a un traidor como Fox, ni a un genicida como Calderón, mucho menos a un payaso ignorante como Peña Nieto.
México merece un presidente como Juárez o Cárdenas. No tenemos por qué conformarnos con menos.
Es cierto que un sólo hombre difícilmente cambiará la difícil situación del país. Se requiere del compromiso y del esfuerzo de muchos. Pero sin duda el primer paso es despertar de este letargo que parece eterno, no dejarnos engañar más y elegir al mejor presidente. No al menos peor si no al mejor. Y una vez que llegue al gobierno, exigirle todos los días que trabaje a favor de México y no de los intereses capitalistas extranjeros.
Otros ya entregaron la minería, el petróleo y la energía. Pronto entregarán el agua y hasta el aire si le es posible.
Es momento de reaccionar. De tener valor para cobrar las cuentas. No dejemos que el miedo nos venza nuevamente.
Es cierto que podemos equivocarnos, pero al menos demostraremos que tenemos dignidad.
Es momento de hacer que este país renazca de sus cenizas. Es momento de hacer que Viva México.
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Dicen los cínicos que el ejemplo de un presidente honesto no servirá de mucho en el combate a la corrupción que existe en México.
Sin embargo, el pésimo ejemplo de un presidente corrupto como Enrique Peña Nieto y sus antecesores ha servido de pretexto para que muchos débiles de carácter digan “si el presidente es un ladrón, ¿por qué tengo que ser yo un buen ciudadano? ¿Por qué voy a amar yo a un país lleno de políticos corruptos que todos los días pisotean a nuestra patria?
Si bien, la llegada de un presidente honesto no va a cambiar las cosas de la noche a la mañana, por lo menos servirá de inspiración para algunos pocos cuyas acciones futuras pueden tener un impacto positivo en el país. ¿Quién no se inspiraria con un presidente como Obama o Mujica? ¿Quien no quisiera sentir orgullo en lugar de verguenza o desprecio?
Los políticos nos han mantenido ajenos a la participación gracias al miedo (al chupacabras, a la inseguridad que ellos mismos provocan, a Venezuela, a los rusos, etc.) Nos han convencido de que somos flojos, corruptos y perdedores. Nos han tratado de convencer de que tenemos los presidentes que nos merecemos.
Yo estoy seguro que México no se merece a un traidor como Fox, ni a un genicida como Calderón, mucho menos a un payaso ignorante como Peña Nieto.
México merece un presidente como Juárez o Cárdenas. No tenemos por qué conformarnos con menos.
Es cierto que un sólo hombre difícilmente cambiará la difícil situación del país. Se requiere del compromiso y del esfuerzo de muchos. Pero sin duda el primer paso es despertar de este letargo que parece eterno, no dejarnos engañar más y elegir al mejor presidente. No al menos peor si no al mejor. Y una vez que llegue al gobierno, exigirle todos los días que trabaje a favor de México y no de los intereses capitalistas extranjeros.
Otros ya entregaron la minería, el petróleo y la energía. Pronto entregarán el agua y hasta el aire si le es posible.
Es momento de reaccionar. De tener valor para cobrar las cuentas. No dejemos que el miedo nos venza nuevamente.
Es cierto que podemos equivocarnos, pero al menos demostraremos que tenemos dignidad.
Es momento de hacer que este país renazca de sus cenizas. Es momento de hacer que Viva México.