El 23 de marzo el presidente Andrés Manuel López Obrador se volvió tendencia en las distintas redes sociodigitales en México, producto de su participación en la inauguración del estadio de beisbol de Los Diablos Rojos de México.
Esta tendencia estuvo lejos de ser aquellos momentos en los cuales el presidente figura con algún comentario o hecho que lo llevaría a ser el centro del debate de la esfera pública digital. La tendencia generada el sábado pasado fue producto de un desatinado discurso ante el abucheo de algunos espectadores que se encontraban en el estadio de beisbol.
Palabra más, palabras menos, AMLO dijo: “No voy a hablar mucho porque hay algunos de la porra del equipo fifí, pero la mayoría de la gente está a favor del cambio y a favor del rey de los deportes y vamos a seguir ponchando a los de la mafia del poder”. Su discurso sería pertinente durante otro contexto, digamos ante un público que lo hubiera recibido con aplausos y no con consignas o chiflidos, porque precisamente lo mostraron vulnerable frente a los hechos que estaban ocurriendo. Y dejaron que los videos que se grabaron del evento simplemente le dieran el momento que la oposición estaba buscando, mostrar a un AMLO juzgado por un gran número de personas.
Sin embargo, este error no es único de AMLO, esta situación es producto también de la falta de acompañamiento en materia de comunicación política que ha tenido el presidente desde que llegó a la presidencia. Si AMLO hubiera tenido un equipo que le advirtiera del posible público o escenario al que se enfrentaría hubiera previsto qué decir. También su equipo lo apoyaría en los temas o palabras que le ayudaran para que de esta forma construyera sus discursos acorde a la situación que se estaba desarrollando.
Sin embargo, desde que inició su mandato el presidente ha considerado que invertir en estos temas representa un gasto y no una inversión, es por ello que actualmente la sobreexposición mediática del presidente está comenzando a ser un tema que deberían debatir los miembros de su círculo cercano, porque esta sobreexposición si no es bien manejada o controlada puede en determinado momento generar una crisis y con ello comenzar a desgastar la imagen y por tanto la popularidad del presidente.
Lo ocurrido el sábado en nada representa una crisis de representación popular para el presidente, la gran mayoría de la ciudadanía apoya su gestión, pero precisamente este acto debe tomarse en cuenta para evitar que posteriormente se vuelva un modus operandi de sus adversarios y orillarlo a dar nuevamente un mal discurso como el dado el 23 de marzo y con ello ahora sí llevarlo al terreno de una crisis. Que esto sea el primer strike para el presidente y su círculo más cercano.
@LuisHurRa