El proceso de revocación de mandato empieza en unos días: ¿va usted a participar? Autor: Venus Rey Jr.

1. El 1 de noviembre inicia el recabo de firmas ciudadanas para solicitar la revocación de mandato del presidente López Obrador. Aunque yo siempre me he manifestado –y me manifiesto ahora mismo– a favor de las instituciones de democracia directa, incluida la revocación, no dejan de llamarme la atención algunos aspectos, digamos, peculiares, si no contradictorios, de este primer ejercicio.

2. La posibilidad de que los ciudadanos podamos correr a un mal presidente es a todas luces un gran logro democrático. Es verdad en la teoría –que no en la práctica– aquello de que “el pueblo da, el pueblo quita”, un discurso atractivo, pero ineficiente si no se tiene instrumentada la institución revocatoria en el entramado constitucional. Si hubiéramos dispuesto de este maravilloso instrumento desde un principio, no habríamos tenido que soportar seis años a los Portillos, Salinas, Zedillos, Calderones o Peñas que tuvimos que soportar. Así que hay que reconocer al presidente López Obrador y a sus legisladores por hacer posible la revocación de mandato. Sé que mucha gente no está de acuerdo con nada de lo que diga el presidente ni sus legisladores, por el simple hecho de que lo dice el presidente, pero en este caso creo que no hay dudas: bienvenida la revocación de mandato presidencial, no importa si la propuso AMLO, Lucifer o Jesucristo Súper Estrella.

3. Pero aquí viene lo peculiar y contradictorio que mencioné hace un momento. En situaciones normales, quienes promoverían el recabo de firmas para revocar el mandato de un presidente serían los ciudadanos que no están de acuerdo con él o ella. Pero México es el mundo al revés. Por un lado, quienes no están de acuerdo con López Obrador, y que, a mi juicio, deberían ser los primeros en formarse para dar sus firmas, están diciendo que no participarán. Por otro lado, los principales críticos de la revocación de mandato, y de este ejercicio en particular, son los partidos opositores, cuando es la oposición quien tiene la posibilidad de mandar al demonio a un presidente indeseable –como indeseable afirman que es López Obrador–. Algunos aducen que AMLO fue elegido para el periodo que va del 1 de diciembre de 2018 hasta el 30 de septiembre de 2024, y que por lo tanto la revocación de mandato es una payasada. Pero no es una payasada, porque está en el texto constitucional, así que es Derecho Constitucional vigente.

4. Y sigue el mundo al revés. Mire usted que quienes se están organizando para recabar los casi tres millones de firmas (3% de la lista nominal de electores) que la Constitución exige para poner en marcha este proceso, son los propios partidarios y simpatizantes del presidente, personas que en la vida votarían por revocarle el mandato. Por eso Dalí afirmaba que nunca residiría en México, pues no soportaría vivir en un lugar más surrealista que él. ¿Qué es lo que va a pasar? Se lo digo:

5. Los morenistas van a recabar los casi tres millones de firmas. ¿De dónde? Desde luego no van a ir al PAN por ellas. Las van a recabar entre los simpatizantes de López Obrador. Si lo logran –es muy factible–, habrá en 2022 una fecha por definirse en la cual los ciudadanos tendremos la ocasión de ir a votar si revocamos el mandato al presidente o no. Lo más probable es que participen mucho más simpatizantes de López Obrador que críticos, de modo que el resultado será el de no revocar el mandato, lo que será anunciado y amplificado por el aparato propagandístico del gobierno y de Morena, con bombo y platillo, como una gloriosa ratificación. Ante esto, la oposición y todos los que no quieren a López Obrador se quedarán pasmados. Si participan mayoritariamente simpatizantes del presidente, es obvio que van a votar en contra de la revocación. Por eso yo pienso que es un error de la oposición no participar y promover la no participación en este primer ejercicio. Si usted es opositor y no está de acuerdo con el presidente, debería ir el día de la jornada a las casillas y votar por la revocación. Si usted se queda en su casa comiendo la dominical barbacoa –ah, porque va a ser en domingo– mientras despotrica contra el gobierno, entonces no se queje y aguántese hasta que acabe el sexenio.

6. El presidente López Obrador ya tiene la siguiente jugada lista en este tablero de ajedrez. La constitución exige, para que la revocación sea válida, que participe al menos el 40% de la lista nominal de electores. La oposición está apostando a que no se logre este porcentaje, como sucedió en la fallida consulta popular del 1 de agosto pasado para “enjuiciar a los ex-presidentes”. Pero López Obrador ha dicho que no importa si no se logra el 40% mínimo de participación, que él acatará la decisión del pueblo cualquiera que sea el porcentaje, así sea un vil 10% o un vil 20%. Pero como dije hace un momento, es muy probable que la inmensa mayoría de los que participen ese día voten en contra de la revocación, así que el “No revoco” será contundente. El presidente y sus simpatizantes van a celebrar en grande y la oposición seguirá sin saber qué hacer o cómo reaccionar.

7. Se trata de la crónica de un resultado anunciado. El presidente sigue con niveles de popularidad muy altos, y es improbable que pierda ese capital político en los siguientes meses. El aval que hoy por hoy le da el pueblo es incontrovertible.

8. Y a todo esto, ¿va usted a participar?

Venus Rey Jr.
Venus Rey Jr.

Compositor de música sinfónica, escritor, ensayista y académico. Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana y Maestro en Filosofía por la Universidad Anáhuac. Su obra musical ha sido presentada en Estados Unidos, Rusia, Alemania, Reino Unido, Italia, Polonia, Ucrania, Austria, Argentina, Perú y México. Ha grabado diez discos de sus composiciones y publicado dos libros de narrativa, tres volúmenes de poesía y diversos ensayos jurídicos y filosóficos en revistas especializadas de la Universidad Iberoamericana, el ITAM y la Universidad Anáhuac. Es colaborador de Grupo Fórmula. Escribe en el diario El Economista y en las plataformas digitales de los periodistas Eduardo Ruiz Healy y Julio Hernández “Astillero”.

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