El Espejo | ¡Pura Madre! Autor: Iván Uranga

Los niños son las anclas de la vida de una madre.
Sófocles, 450 a.C.

La celebración del 10 de mayo como el día de la madre, es la espada en corazón moreno empuñada por la mano blanca de la colonización y el patriarcado en México, que viene desde el origen de las civilizaciones, pasando por Egipto, Grecia, hasta llegar al catolicismo, para montarse en las costumbres mesoamericanas, sometiéndolas a las necesidades del capitalismo.

Desde nuestro origen, la capacidad reproductiva de la mujer ha sido el elemento insustituible para la existencia de nuestra especie, que, por diseño biológico, exige a las mujeres una inmensa inversión de su vida para gestar a otro individuo, a diferencia de la microscópica inversión del hombre. La gran inversión de la mujer que comienza con el óvulo fecundado, continúa durante los 280 días del embarazo, donde el individuo dentro del útero, roba del cuerpo materno todo lo que necesite sin pedir permiso, sólo lo toma por sobrevivencia. Al nacer requiere de por lo menos 9 meses de amamantamiento (aunque ahora los especialistas varones recomiendan hasta 2 años), este individuo o individua no va a ser autosuficiente mínimo hasta los 12 años y máximo toda la vida. Durante este tiempo la parte más evolucionada de la especie, es decir, la mujer, es responsable de su óvulo hasta su muerte, a cambio de su enorme inversión recibió en el mejor de los casos 5 minutos de placer de la parte menos evolucionada de la especie; el hombre, y flores el 10 mayo.

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Esta condición biológica ha creado diversos mitos en todas las culturas humanas, en torno a la veneración de la mujer como madre, en tanto que al patriarcado le conviene cultivar ese mito que las condiciona a procrear y servir. En un principio, después de las hordas, los clanes se fortalecían mientras más individuos consanguíneos existieran, por lo que las mujeres eran consideradas una propiedad importante. Conforme fuimos estructurando las diversas civilizaciones, fue necesaria la veneración de la condición de madre para mantener el sometimiento.

Los primeros registros los encontramos en Grecia hacia 2 mil años antes de Cristo. Fue en el Antiguo Egipto, en el 2.100 a.C., donde comenzaron a adorar a la diosa Isis como ‘la gran diosa madre’, aunque no fue sino hasta la Antigua Grecia cuando comenzaron a rendir culto a Rhea, madre de los dioses del Olimpo. Rhea era hija de Urano, personificación del cielo, y de Gea, encarnación de la tierra. Rhea se casó con su hermano Cronos, dios del tiempo, con quien tuvo seis hijos: Démeter, diosa de la agricultura; Hades, dios del inframundo; Hera, reina de los dioses y hermana y esposa legítima de Zeus, quien a su vez era padre de los dioses y de los hombres. Rhea también era madre de Hestia, diosa del hogar y de Poseidón, dios de los mares.

Las primeras referencias sobre la celebración en mayo del día de la madre las encontramos en los católicos, que llamaron a mayo el “Mes de María” y son del siglo XIII, en el que el Rey Alfonso X “el Sabio”, Rey de Castilla, invita a rogar a María en una de sus Cantigas, “Bienvenido Mayo”. En el siglo siguiente los joyeros de París llevaban a la Virgen un “mayo”: rama de plata adornada con brillantes y cintas. El mismo diccionario de la lengua castellana recoge la acepción. En el siglo XVI la devoción se extiende por Alemania e Italia: un monje alemán legó un pequeño opúsculo titulado “Mayo espiritual”, en el que figura el primer esbozo de la celebración del Mes de María. Por esas fechas San Felipe Neri aconsejaba a los jóvenes veneraran a María durante el mes de mayo.

Son novicios dominicos los que en Fiésole, en el siglo XVII, dedicaban a la Virgen los primeros domingos de mayo. Era costumbre -rezar durante una hora oraciones a María- que se tenía en alguna iglesia de Nápoles. Las primeras codificaciones de la devoción a María en mayo son compuestas por dos jesuitas, una a principios del siglo XVIII y otra a finales de ese siglo. Ya para entonces habían llegado a chingar con su madre en América.

En el caso de Mesoamérica, les fue difícil incrustar la veneración en mayo para la virgen María como madre de Cristo, por las fuertes creencias prehispánicas en cada región alrededor de la creación y de a quién se le consideraba madre de todos, en ese entonces el imperio más desarrollado en la región era el mexica, que a su vez se había encargado de imponer a su versión de madre sobre los demás pueblos conquistados, así que, a la llegada de los europeos, la madre de todos acá era la Tonantzin, la diosa madre, cuya veneración se hacía en el cerro de Tepeyac, para agradecer que ya tenían alimento en las casas durante los meses de sequía.

Fray Bernardino de Sahagún escribió que, todavía los indígenas, a Guadalupe la llamaban “Tonantzin” en vez de “Nuestra Señora, la Madre de Dios”. Durante la evangelización, los frailes buscaron que Tonantzin tuviera semejanzas con diferentes vírgenes como la de la Natividad, la Virgen María, el Rosario, la Concepción, la Candelaria y otras. Pero para los indígenas, la idea de Guadalupe no era totalmente cristiana. Según fray Bernardino de Sahagún, la adoración de Guadalupe era “herética”. Sahagún creía que la acepción “Nuestra madrecita” se usaba para referir a la Tonantzin antigua. Pensaba que los indígenas usaban la Iglesia de Guadalupe para adorar a su diosa tradicional: “[su] devoción es sospechosa porque en todas partes hay muchas Iglesias de Nuestra Señora y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin como antiguamente.” Así que debieron de inventar una virgen morena con la que se identificaran los indígenas y la única forma de que funcionara, era que apareciera en el mismo cerro en donde se veneraba a la Tonantzin y en las mismas fechas, para poder concretar la colonización cultural con éxito. Por lo que se impuso diciembre y no mayo para venerar a la Virgen.

En la mayoría de los pueblos del mundo católico la celebración del día de la madre es algún domingo de mayo, sólo en México y Centroamérica se celebra el 10 de mayo y esto se debe a que el conservador, eugenesista y periodista Rafael Alducin con el apoyo de José Vasconcelos en contubernio con los dueños de las tiendas departamentales El Palacio de Hierro y El Puerto de Liverpool, en tanto que necesitaban incrementar su ganancias en el México posrevolucionario, decidieron emprender una campaña muy agresiva a través del periódico Excélsior para que se festejara a la abnegada madre el 10 de mayo de cada año.

Esta es la razón por la que actualmente según estudios de mercados, este Día de las madres, los mexicanos gastarán en promedio 2,500 pesos en el regalo ideal.

Un estudio realizado por TNS en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey demostró que solo 6 de cada 10 personas festejarán el 10 de mayo, es decir 75 millones de mexicanos, y la manera más común de hacerlo será un desayuno, comida o cena, con el círculo familiar más cercano.

Sin embargo, existen diversas maneras de celebrar ese día a su madre, un 54% saldrá a dar un paseo, el 43% enviará felicitaciones a través de un mensaje vía celular, el 30% optará por ir al cine o a algún concierto, mientras que un 14% se animará a salir de viaje. 8 de cada 10 personas compran ropa, zapatos y accesorios; las flores también son una gran opción, pues el estudio indicó que 75% las regalará, un 49% chocolates y dulces, mientras que un 47% perfumes.

De acuerdo con el estudio el 60% de las personas invertirá arriba de mil pesos para festejar a mamá en su día, el monto promedio de inversión será de 2,500 pesos.

El 10 de mayo, las tarjetas de crédito y débito solamente se ocuparán para pagar un 6 y 17% respectivamente, pues el 93% de las personas empleará el efectivo como principal forma de pago, pues 4 de 10 personas piensan adquirir sus regalos en el comercio informal.

Las redes sociales juegan un papel fundamental, este año se triplicará el uso de estos medios para enviar una felicitación, es decir que solamente un 53% de la población regalará algo.

La publicidad es un factor que influye al momento de hacer una compra; 4 de cada 10 mexicanos se dejará llevar por las promociones y descuentos, un 37% pondrá atención a la televisión y un 31% a la radio; en tanto que los jóvenes buscarán en Internet o en revistas.

Y según informes viales es el día de mayor tráfico vehicular de todo el año y todo para poder seguir con la veneración esclavista patriarcal, que le permite a las personas pagar sus culpas con un regalo que les permitirá todo un año de valemadrismo. Aunque también el tamaño del festejo, podría estar determinado por la capacidad de chantaje emocional de cada madre y sobre todo ahora que después de dos años de festejos contenidos por la pandemia, comenzaron los festejos maternos desde el 7 de mayo, con familias enteras que se adelantaron en restaurantes que ofrecen paquetes especiales “para mamá”, mientras otras comenzaron la búsqueda de ofertas en las tiendas de autoservicio y plazas comerciales que lanzaron promociones, como queriendo reponer las ganancias de los años perdidos.

Lo más patético de todo esto es que la aspiración de la mayoría de las mujeres es ser madre y de las madres es ser veneradas por serlo, sin darse cuenta que perpetúa su condición de incubadora y de ser humano de segunda, cuya existencia se justifica sólo y únicamente en torno a su hijos o hijas y su capacidad de servir.

Pero si usted, como la mayoría de los mexicanos y mexicanas participa de esta celebración, consuélese pensando que, según los últimos datos, sólo nos quedan 50 años más como especie, y que su consumismo contribuye directamente a nuestra extinción, por lo que a estas alturas vale madres lo que haga o deje de hacer en torno a su madre, porque sólo el último año la temperatura global subió 1.5 grados y los especialistas afirman que si sube 2 grados más, se crearán las condiciones propicias, para que todos los virus de los mamíferos migren de una especie a otra, incluidos los humanos.

Mientras las únicas madres que no festejarán, son las de los más de 110 mil asesinados y 35 mil desparecidos sólo durante el actual gobierno en México, por lo que, decenas de miles de madres sin hijos e hijas, marchan este 10 de mayo por las calles, emulando a una antigua leyenda de una madre desesperada por la pérdida de sus hijos, deambulando por las noches en eterno lamento esperando justicia o por lo menos consuelo.

La vida es una construcción consciente.

Iván Uranga
Iván Uranga

Especialista en Ciencias Sociales, promotor de comunidades autónomas autogestivas, investigador social, docente de Permacultura, escritor de
ensayos, novelas, cuentos, teatro y poesía.

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