El asunto del perdón que, según AMLO, debe pedir España a México, sigue calentito. Autor: Venus Rey Jr.

Foto: Especial lopezobrador.org

1. A principios de 2019, el presidente López Obrador envió cartas al papa y al rey de España solicitando que pidieran perdón por los excesos cometidos en la conquista y la evangelización de lo que hoy es México. El papa contestó hace unos días, pero el rey de España no lo ha hecho, y por lo visto no lo hará.

2. La semana pasada, durante la convención del Partido Popular en España, el ex presidente del gobierno español, José María Aznar, hizo escarnio del presidente mexicano a propósito de este asunto. Aznar dijo: “el ‘Andrés’ viene de los aztecas, el ‘Manuel’ de los mayas, el ‘López’ es una mezcla de incas y aztecas, y el ‘Obrador’ es de Santander”. Y pareció que Aznar lo hiciera, no desde la convención de uno de los partidos más importantes de España, sino desde un bar de standuperos, como si fuese un chiste, con la risa de los asistentes.

3. Ante esto, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dijo que esa es la diferencia entre un humanista, como AMLO, y un racista, como Aznar. Y yo creo que no le falta cierta razón, no sé si en la calificación de López Obrador como humanista, pero ciertamente en la calificación de Aznar como racista. La mofa del ex presidente español me recordó de algún modo a Lorenzo Córdova, presidente del INE, cuando se burló y remedó al dirigente indígena Hipólito Arriaga, allá en 2015. ¿Lo recuerda? Si no lo recuerda, me permito refrescar la memoria. Estas fueron las palabras de Lorenzo Córdova parodiando a Hipólito Arriaga: “Yo jefe, gran nación chichimeca, vengo Guanajuato. Yo decir aquí a diputados, para nosotros, yo no permitir tus elecciones.” Esto solo podría hacerle gracia a un racista. Lo mismo las palabras de Aznar.

4. Claudia Sheinbaum añadió que España estaba perdiendo una oportunidad histórica al no reconocer las atrocidades cometidas contra los pueblos indígenas, y que de hacerlo “se avanzaría hacia un mundo sin discriminación.” Lo cual no deja de ser un poco ingenuo. Vamos a suponer que el rey Felipe VI pidiera ahora mismo perdón a México y a AMLO, y que lo hiciera de rodillas y llorando. ¿Con eso se avanzaría hacia un mundo sin discriminación, como sostiene Sheinbaum? Claro que no. Las cosas seguirían exactamente igual. Lo que dice Sheinbaum no deja de ser algo tan naïf como “viva la gente, la hay dondequiera que vas” o “únete a los optimistas”. Pero, claro, fue música para los oídos de los seguidores de ella, de AMLO y de Morena.

5. El pasado viernes 1 de octubre, durante la conferencia matutina, López Obrador comparó la actitud del papa Francisco –que recientemente pidió perdón en una carta enviada con motivo de la Independencia de México y que fue difundida el pasado lunes 27 de septiembre desde Palacio Nacional– con la actitud de las autoridades españolas, a quienes acusa de que, en lugar de contestar la petición de perdón que solicitó, montaron una campaña de insultos contra él. Así, la no-respuesta del rey español la entiende el presidente mexicano como una campaña orquestada en su contra, lo cual no deja de ser, acéptese o no, una forma de victimizarse.

6. Por si todo esto fuera poco, la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, del PP, criticó al papa Francisco por el perdón que expresó a México en la mencionada carta y sentenció que “el indigenismo es el nuevo comunismo”, y que los españoles llevaron a América, incluido los territorios que hoy son México, “paz, prosperidad, libertad y entendimiento”. Palabras, sin duda, que podrían venir de la boca de un Santiago Abascal y su impresentable Vox: la extrema derecha racista e intolerable.

7. Y para acabar de tensar las cosas, Felipe Calderón, que asistió como invitado especial a la convención del Partido Popular en España, cual adocenado Almonte, dijo que la solicitud de AMLO para que España pida perdón a México es una trampa, una cortina de humo para ocultar los fracasos del gobierno mexicano, que, según Calderón, son la inseguridad, la falta de crecimiento económico, la corrupción, y un pésimo manejo del Covid. Y se dio el lujo de expectorar –perdón la expresión, pero es la verdad–, que durante su gobierno él controló a la delincuencia y que su política contra el crimen fue un éxito que brindó bienestar a los ciudadanos. Todos sabemos que sucedió lo contrario, y en grado superlativo, aunque no le falta razón en señalar los fallos de la 4T. Pero así como hay quienes creen a pie juntillas que si España pidiera perdón a México “se avanzaría hacia un mundo sin discriminación”, así hay quienes creen que Felipe Calderón controló a la delincuencia y trajo paz al país.

8. Es de risa ver las opiniones que de sí mismos tienen los presidentes. Cada uno de ellos cree que fue el mejor de la historia. Hablemos de los últimos 50 años. Si usted preguntara a Echeverría, López Portillo (si viviera), De la Madrid (si viviera), Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña o López Obrador quién es el mejor presidente, cada uno de ellos diría: “yo soy el mejor presidente”. Todos creen que hacen historia, y sí que la hacen, pero en el peor sentido. Como dijo Peña hace unos años: “ningún presidente se despierta pensando cómo joder a México”, pero el resultado frío y estremecedor es que cada uno de ellos lo ha jodido de una manera brutal e infrahumana.

9. La objetiva verdad, documentada y por todos conocida, es que España ya pidió perdón a México, y México ya perdonó a España, al menos en dos ocasiones. La primera de ellas fue en 1836, con el Tratado Definitivo de Paz y Amistad. El artículo II de este tratado es claro: “Habrá total olvido de lo pasado, y una amnistía general y completa para todos los mexicanos y españoles, sin excepción alguna”. Ahí está el perdón total. Alguna persona limitada dirá que no se utiliza la palabra “perdón”, lo cual evidenciaría su ignorancia sobre el significado de la palabra “amnistía”. O sea, el perdón se pidió y se concedió desde hace casi 200 años.

10. Y eso no es todo. Más recientemente, el 13 de enero de 1990, el entonces rey Juan Carlos pidió perdón por los abusos que se cometieron en la conquista, y lamentó y criticó el sistema de encomiendas que explotaba a los indígenas. Y no lo hizo desde su despacho en el Palacio Real de Madrid, sino en Oaxaca, y ante comunidades de pueblos originarios. Así que es imposible decir que España no haya reconocido que hubo abusos ni que no hubiera pedido perdón por ellos. Esto me hace suponer que el presidente mexicano, que conoce nuestra historia, está viendo el asunto del perdón como una cuestión personal, una lucha de poder entre él y Felipe VI. Y al ver que el rey español lo ignora, AMLO explota y acusa una campaña orquestada de insultos. No importa que haga la salvedad y diga que las diferencias no son con el pueblo español, sino con las autoridades, como si un muy importante porcentaje de españoles no tomara incondicionalmente partido por el rey.

11. En la conferencia matutina del viernes 1 de octubre, AMLO definió el perdón y destacó sus beneficios, y no desaprovechó la ocasión para promover su más recientemente libro. Habló sobre la actitud del papa Francisco y de la carta que envió a la Conferencia del Episcopado Mexicano (no dirigida a AMLO ni al gobierno de México), carta en la que el pontífice pide perdón por los abusos en la evangelización. Y, para no variar, López Obrador habló sobre la historia de México y mostró una vez más que tiene una visión maniquea e ingenua de nuestro pasado. Por ejemplo, tiene una noción romántica y cándida de Miguel Hidalgo: dijo que los españoles le habían tratado con dureza, que le cortaron la cabeza y que la exhibieron en la Alhóndiga de Granaditas, lo cual es cierto. Pero no dijo que Hidalgo fue bestial y sanguinario, y que fue más un antihéroe que un prócer. Es posible que muchos piensen que Hidalgo fue un angelito que cuando expulsaba una flatulencia salían florecitas perfumadas de su trasero, olvidando que en diciembre de 1810 Hidalgo ordenó una inútil y absurda masacre de españoles en Guadalajara: pasó a cuchillo y degolló a entre 500 y 700 españoles indefensos. Fue una carnicería sin sentido, inhumana y terrible, que le reprocharon hasta sus compañeros de movimiento, como Allende, y de la cual el propio Hidalgo hizo reconocimiento y se arrepintió.

12. La verdad no es que el pasado de México y España sean dos cosas distintas y separadas. Más bien estamos hablando de un pasado común. Lo dijo Pablo Casado, líder del PP. Y aunque ese partido no me simpatiza en nada, la verdad es la verdad, no importa quién la diga. Hace unas semanas López Obrador proclamó que la conquista de México fue un “rotundo fracaso”. Pero lo dijo en español. Las cartas que envió al papa y al rey de España también fueron en español. Entonces no parece un fracaso. El español es la única lengua que habla nuestro presidente, así que no puede escapar, por más que quiera, de su hispanidad. El confín del pensamiento y del ser es el lenguaje, dice la filosofía analítica, y en ese sentido, la única realidad que tiene López Obrador es el español.

13. Cuando el líder del PP se refirió a la “hispanidad”, muchos la identificaron con la “Iberósfera” de la que habló el fascista Santiago Abascal. Es un ejemplo claro del uso emotivo del lenguaje. Pero la hispanidad existe y es un patrimonio común. Nadie debería negarse a sí mismo abominando la hispanidad –desde 1968 se celebra en Estados Unidos el Spanish Heritage Month durante la segunda mitad de septiembre y la primera mitad de octubre–. Y nadie la podría maldecir, menos desde el español, a menos que se maldiga a sí mismo. La prueba irrefutable de este patrimonio común son los más de 500 millones de hispanoparlantes. La lengua es a la cultura lo que la sangre es al cuerpo humano. Ya lo decía el egregio Unamuno: “La sangre de mi espíritu es mi lengua / y mi patria es allí / donde resuene su verbo…”

14. Y para terminar: si bien el papa ha pedido perdón –como la canción de Juan Gabriel: “He venido a pedirte perdón”–, también señaló, en esa misma misiva, algo que no ha dicho López Obrador ni ninguno de sus seguidores: que debemos mirar hacia adelante y no quedarnos solo en el pasado. La cuestión de la conquista y evangelización de lo que hoy es México se ha manejado vulgarmente como cualquier otro tema político. Todas las facciones han metido sus sucias manos, como si de verdad a esas facciones les importaran los indígenas. Y es verdad que México vive un trauma colectivo, y si bien no lo dijo con esas palabras el papa, cualquier persona medianamente inteligente se daría cuenta de ello con solo leer la carta. No olvidemos que la conquista de lo que hoy es México la realizaron principalmente los indígenas, ni olvidemos que la independencia fue un movimiento iniciado y consumado por españoles criollos que se sentían españoles de segunda, y que así eran tratados por los españoles peninsulares. Por eso es un desacierto y un trauma psicológico y cultural sentir animadversión hacia los españoles, pues ellos fueron los que crearon este país, queramos admitirlo o no.

15. Empezaré a ver con seriedad el perdón que AMLO exige a los españoles cuando exija con esa misma vehemencia a los Estados Unidos que pidan perdón por el expolio de nuestro territorio, y cuando exija a Francia que pida perdón por haber intervenido e impuesto un emperador europeo en nuestro país. Pero no creo que eso vaya a suceder.

Venus Rey Jr.
Venus Rey Jr.

Compositor de música sinfónica, escritor, ensayista y académico. Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana y Maestro en Filosofía por la Universidad Anáhuac. Su obra musical ha sido presentada en Estados Unidos, Rusia, Alemania, Reino Unido, Italia, Polonia, Ucrania, Austria, Argentina, Perú y México. Ha grabado diez discos de sus composiciones y publicado dos libros de narrativa, tres volúmenes de poesía y diversos ensayos jurídicos y filosóficos en revistas especializadas de la Universidad Iberoamericana, el ITAM y la Universidad Anáhuac. Es colaborador de Grupo Fórmula. Escribe en el diario El Economista y en las plataformas digitales de los periodistas Eduardo Ruiz Healy y Julio Hernández “Astillero”.

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