Renata Terrazas*
Como pocas veces, en 2014 nuestra clase política se tomó en serio dos cosas: incluir la participación ciudadana en un proceso de toma de decisiones y garantizar la equidad de género en la conformación del pleno de un organismo público autónomo, el INAI.
De los siete comisionados actuales del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), seis fueron seleccionados por un proceso ciudadano y tres de esos cargos fueron ocupados por mujeres con capacidad técnica y probada experiencia.
En aproximadamente tres semanas culmina el periodo de dos de ellas: Areli Cano y Ximena Puente, con lo cual es de suponer que ambas deberán ser sustituidas por otras dos mujeres. El artículo 18 de la Ley Federal de Transparencia (LFTAIP), referente a la designación de los siete comisionados, establece que deberá prevalecer la equidad de género en la conformación del pleno.
De manera muy afortunada, en México no tenemos déficit de mujeres con competencias y conocimientos suficientes para fungir como comisionadas del INAI, las cuales además cuentan con amplia experiencia desde la función pública, la academia o la sociedad civil.
Es muy probable que en este proceso que comenzó el 7 de marzo, veamos un amplio número de mujeres con probidad y suficientes conocimientos para desempeñar un cargo de liderazgo en la institución que funge como máxima autoridad en materia de transparencia y protección de datos personales.
Es de lamentar que entrado el año 2018 este tema aún no esté zanjado y debamos dedicar columnas y varias pláticas con nuestra clase política para hacerles ver lo que la equidad de género en la conformación de un pleno de siete puestos significa. No debería siquiera abrirse la posibilidad de que uno de estos dos cargos pueda ser ocupado por un varón, dado que de suceder, la conformación del órgano colegiado quedaría con 5 varones y 2 mujeres o peor aún, 6 varones y 1 mujer.
Es verdad que el artículo 18 de la LFTAIP menciona que deberá procurarse la equidad de género, pero sería de lamentar que nuestra Cámara Alta lo interpretara de manera contraria al espíritu de la ley y de todo el marco legal garante de derechos humanos, eligiendo a un hombre.
Tan sólo ayer conmemorábamos el día internacional de la mujer y el propio Senado de la República en redes, con el hashtag #SenadoXLaIgualdad, hacía alusión a la violencia de género, la cual también se refleja cuando se le niegan los cargos laborales de dirección o como comisionadas del INAI.
Ese mismo día el Senado firmó la declaratoria Tolerancia Cero para erradicar la violencia laboral al interior del Senado; valdría la pena recordarle a nuestras y nuestros senadores que no garantizar la equidad de género en un cuerpo colegiado, tal y como la ley lo señala es una de las formas más duras de violentar los derechos laborales de las mujeres.
En tres semanas sabremos si el compromiso del Senado por la igualdad de género es real o tan sólo una simulación. En sus manos está dar un paso hacia delante o contribuir a la violencia contra la mujer.
* Investigadora de Fundar, Centro de Análisis e Investigación