2024: Una oposición vieja y anodina, a espera de un milagro. Autor: José Reyes Doria

CIUDAD DE MÉXICO, 30ENERO2023.- Con la presencia de Dante Delgado, Francisco Labastida, Josefina Vázquez Mota, Isaac Chertorivski, Salomón Chertorivski, Patricia Mercado, Alejandra Barrales, Diego Valadés Ríos, entre otros actores políticos presentaron la convocatoria "Méxicolectivo", una plataforma ciudadana que busca recoger ideas y propuestas para la administración pública con miras a las elecciones del 2024. FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO.COMN

José Reyes Doria

@jos_redo

En las últimas semanas, la oposición política ha realizado movimientos para enfrentar en 2024 a la maquinaria de la llamada Cuarta Transformación. Pero luce débil, a la espera de un milagro que la levante para disputar, aunque sea, parcelas menores de poder a la dupla AMLO-Morena. Veamos:

LA OPOSICIÓN ESTÁ VIEJA

La mayoría de los personajes más notables de la oposición partidista y social tienen una avanzada edad, literalmente han envejecido. Los Cuauhtémoc Cárdenas, Francisco Labastida, José Narro, Porfirio Muñoz Ledo, Vicente Fox, Roberto Madrazo, Ricardo Pascoe, Dante Delgado, Santiago Creel, Diego Fernández, Beatriz Paredes, Diego Valadez, carecen de la energía, la frescura y la adaptabilidad que la coyuntura exige a quienes quieran desafiar la hegemonía de la 4T encabezada por el presidente López Obrador. Por lo mismo, el atractivo que ejercen sobre la población menor de 35-40 años es minúscula, y sus pensamientos y propuestas, como se ha visto en los esbozos de programas que han lanzado recientemente, parecen atrapados en los usos políticos del pasado. Las pocas caras nuevas o jóvenes que militan en la oposición política, o no tienen tamaños o su talante político es de la vieja escuela.

LA OPOSICIÓN NO TIENE LIDERAZGOS

En el caso del PRI y el PAN, sus actuales dirigencias han mostrado una profunda carencia de talento, representatividad, legitimidad e idoneidad. El presidente del PRI carga con un desprestigio brutal, indicios de numerosas conductas ilícitas, prácticas abusivas y arbitrarias, lo cual anula las posibilidades de ejercer un liderazgo efectivo en el partido que apenas hace cinco años ocupaba la Presidencia de la República. En el caso del PAN, campea la mediocridad y la incapacidad para relanzar el espíritu combativo y desafiante, desde la derecha, del panismo original. No sorprende que, de 2018 a la fecha, la élite dirigente de PAN y PRI hayan perdido o entregado a AMLO-Morena más de 20 gubernaturas y la mayoría en el Congreso. El PRD es un cascarón, mientras que Movimiento Ciudadano tiene como jefe a un hombre mayor (Dante), y parece jugar sin compromisos con nadie.

LA OPOSICIÓN CARGA UN DESPRESTIGIO DESCOMUNAL

Los gobiernos del PRI y el PAN, abusaron del poder de una forma indolente, inescrupulosa, sistemática y descarada, acumulando una montaña de agravios y rencor social. Este rechazo social se expresó de forma fulminante en las elecciones de 2018 y en las subsecuentes elecciones locales, donde la gente empezó a quitarle al PRIAN casi todas sus gubernaturas, sus posiciones, sus cuadros y sus militantes. Aunque muchos de los que castigaron al PRIAN están ahora desencantados con la llamada 4T, lo cierto es que están dispuestos a volver a votar por AMLO-Morena antes que “perdonar” a panistas y priistas. Esa condena social durará al menos otro sexenio.

LOS OPOSITORES ESTÁN EXTRAVIADOS EN EL OBRADORATO

La oposición política, y también la oposición social, no han entendido que la disputa por el poder en el 2024 se dará en el terreno ultra polarizado, de confrontación despiadada, que desde el día uno de su gobierno ha impuesto el presidente López Obrador. Todas las campañas electorales se definen en buena medida en el debate, pero la del 2024 será absolutamente una guerra discursiva, en la cual AMLO ha expuesto todas sus armas, ha mostrado una y otra vez que no dará cuartel a la oposición. En términos tácticos y estratégicos, la narrativa persistente, incisiva, agresiva, de López Obrador, tiene abrumados y acorralados a PRI-PAN-PRD-MC y a los críticos más visibles de la llamada 4T.

LA DICOTOMÍA DOMINANTE

La ecuación discursiva de AMLO es sencilla, e incluso básica en cuanto a su estructura. Muchos observadores pensaron que esa narrativa no sobreviviría más allá del primer año de gobierno de López Obrador, debido al desgaste natural del ejercicio de gobierno y a los errores y escándalos. Pero, a juzgar por la popularidad del Presidente, el maniqueísmo radical que predica en todas las mañaneras tiene la aceptación de la mayoría de los mexicanos. El esquema del evangelio de AMLO es, reitero, sencillo: ellos son corruptos y malvados, nosotros somos honestos; ellos robaron y mintieron, nosotros somos austeros y sinceros; ellos quieren que vuelva el régimen de corrupción y saqueo, nosotros estamos transformando la vida pública; ellos son elitistas, racistas y fifís, nosotros estamos con el pueblo, somos el pueblo; ellos no tienen principios ni ideales, a nosotros nos mueven los ideales de la justicia y el amor al pueblo; ellos están moralmente derrotados, nosotros tenemos el respaldo y el amor del pueblo; ellos no tienen autoridad moral para criticar nada, nosotros no cometemos errores ni engañamos; ellos deben pedir perdón y quedarse callados, nosotros encarnamos las aspiraciones del pueblo.

Esta dicotomía tan básica sigue vigente y goza de una eficacia asombrosa. Es tan poderosa, que incluso AMLO se da el lujo de poner y quitar en los dos grupos (los buenos y los malos) a quien él quiera, a quien le convenga. Si alguien de pronto critica a la 4T, de inmediato es fulminado por la palabra presidencial, sin importar que antes haya sido aliado o amigo. Si alguien de pronto se suma y apoya a la 4T, de inmediato es premiado y acogido en la familia de la bondad transformadora. Y alrededor del 65% de la gente cree y asume la palabra de López Obrador.

LA OPOSICIÓN NO SABE POR DÓNDE ANDAR

Pues la oposición está perdida en este escenario. Sigue pensando en los términos anteriores al 2018. Como vimos en el caso de los recientes posicionamientos de Va por México (PRI, PAN, PRD), o de Mexicolectivo (MC tratando de reclutar a personajes casi todos hoy vacíos y envejecidos). Siguen en la línea de construir “proyectos plurales”, piensan que la propuesta de “salvar” la democracia, sin contenidos sociales, emocionará a las grandes masas que saldrán a votar en 2024. No se dan cuenta que ciertos personajes (Madrazo, Manlio, Claudio X, Valadez, Calderón, Anaya, Silvano, etcétera), encarnan los vicios políticos que la mayoría de la gente sigue repudiando con fuerza.

Pero más allá de la congruencia o incongruencia política, moral y programática de la oposición, es evidente que no saben cómo enfrentar la guerra discursiva planteada por AMLO. A cada propuesta “plural y ciudadana” de la oposición, el Presidente les receta incesantemente que son los corruptos racistas que menosprecian al pueblo, que no tienen ideales ni vergüenza, que solo quieren recuperar sus privilegios y seguir humillando a la gente. AMLO ni siquiera se desgasta en debatir las propuestas y las políticas que promete la oposición: simplemente los descalifica de un plumazo y eso, hasta hoy, le está dando resultado. ¿Qué puede hacer la oposición? Pues entender los términos de la confrontación, tomar dos o tres temas fallidos de la 4T, y tratar de contrarrestar las lapidaciones de López Obrador de la única forma posible: lanzándose también a la crítica despiadada, porque con “proyectos plurales” no avanzarán nada.

¿YA ESTÁ DERROTADA LA OPOSICIÓN?

Nunca un partido o un candidato deben darse por muertos antes de que acabe la contienda. Pero, a juzgar por sus movimientos y mensajes recientes, la oposición está en camino de incurrir en lo que decía el emperador Marco Aurelio: “al final, terminamos siendo como los demás creen que somos”. Es decir, tal vez la oposición ya interiorizó todas las caracterizaciones que AMLO les ha recetado estos años, y piensan o sienten que efectivamente son corruptos, rateros, racistas, desvergonzados, conservadores, traidores, hipócritas y apátridas, y, por lo tanto, se asumen a sí mismos como entes sin derecho ni legitimidad para enfrentarse abiertamente a la encarnación del pueblo. Siempre hay tiempo de reaccionar, pero la oposición no da indicios de eso. 

COLOFÓN

Tampoco, nunca, hay que dar por ganadas las guerras antes de tiempo. La soberbia y el exceso de confianza, así como la ambición desmedida, pueden revivir a la oposición.

José Reyes Doria
José Reyes Doria

Politólogo por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Asesor parlamentario en diversos órganos de gobierno y comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Colaborador en portales informativos. Conferencista sobre temas legislativos y políticos. Consultor en materia de comunicación política, prospectiva y análisis de coyuntura. Contacto: reyes_doriajose@hotmail.com

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