Una mujer en la presidencia, pero ¿qué hacer el poder patriarcal? Autor: Felipe León López

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Felipe León López

Las cartas están ya sobre la mesa y, por cuestión de trámite, habrá de esperarse a los días 3 y el 6 de septiembre para oficializar la decisión de quiénes encabezarán las candidaturas presidenciales de los dos bloques político-partidistas más fuertes, en este momento: la del Frente Amplio por México y de “Juntos haremos historia”, respectivamente, las cuales, salvo una situación extraordinaria, sorpresiva, inesperada o golpe de mano, en el 2024, por primera vez en nuestra historia, tendremos una mujer en la Presidencia de la República.

Cartas marcadas, dados cargados, candidatas de “la línea”, pura simulación en los dos bloques, dirán los sospechosistas, porque desde que arrancaron sus respectivos procesos, los distintos grupos de poder se fueron alineando alrededor de dos de las figuras femeninas más atractivas y competitivas. Sí, se trata de un salto cualitativo de nuestra democracia acusada de machista, porque si bien hemos tenido candidatas presidenciales es la primera vez es casi seguro que una de ellas ganará. Ya no son los tiempos de esperar violencia verbal y física contra mujeres candidatas a algún puesto de elección popular, como aquellas épocas en que, cuando eran postuladas, sufrían agresiones verbales en bardas, libelos y panfletos los cuales decían cosas como que “en este pueblo los machos mandan”, o “aquí las mujeres son para la cocina y la cama y para tener hijos”.

(En este tenor habrá de recordar las ex candidatas presidenciales que abrieron camino: Rosario Ibarra de Piedra, postulada por el extinguido PRT en 1988 –y a quien por cierto recordamos con los 45 años de su primera huelga de hambre pidiendo la presentación de desaparecidos en México—; Cecilia Soto por el PT en 1994; Marcela Lombardo también en 1994 por el extinto PPS; Patricia Mercado en 2012 por los Socialdemócratas; y en ese mismo año Josefina Vázquez Mota por el PAN.)

Sin embargo, hay un reto latente para estas dos mujeres, Claudia y Xóchitl, está en el aire: ¿qué van hacer las candidatas y la posible presidenta con el poder patriarcal que aún persiste tanto a nivel institucional como discursivo en los partidos que las impulsan?

Porque hay que ser claros: las expresiones de descalificación que vienen dándose de los varones de uno y otro bando son el fiel reflejo de que el “manual del perfecto misógino” sigue dominando en sus ejes discursivos de los administradores de las granjas de troles y bots de las redes sociodigitales, de los moneros, de los articulistas y supuestos líderes de opinión que apoyan a cada aspirante presidencial.

Ayer y hoy mismo, el dirigente nacional del PRI, más allá de su talante de demócrata, que no lo es, pidió a Beatriz Paredes bajarse de la contienda porque “los números no le favorecen”, en una actitud netamente patriarcal y bajo la sospecha de una concertacesión que le costaría deslegitimar todo el proceso del Frente.

Del otro lado también se cuecen habas. El pasado28 de junio, Consejo Nacional de Morena nombró en sesión extraordinaria a 22 integrantes de una comisión especial para la elaboración del proyecto de nación que profundizará la transformación 2024-2030, en la cual tiene dos defectos de origen: primero, que dicha comisión tienen como  fin atar a la futura candidata presidencial de presentar sus propias ideas y ejes estructurales de políticas públicas, y, segundo, en dicha instancia no sólo predominan los mismos intelectuales afines-leales-incondicionales del actual presidente de la República, sino que son en su gran mayoría hombres, varones que como se ha observado en los foros que han realizado, invitan a más hombres que a mujeres.

Marta Fontenla, abogada y feminista, explica que el poder patriarcal: “En su sentido literal significa gobierno de los padres. Históricamente el término ha sido utilizado para designar un tipo de organización social en el que la autoridad la ejerce el varón jefe de familia, dueño del patrimonio, del que formaban parte los hijos, la esposa, los esclavos y los bienes. La familia es, claro está, una de las instituciones básicas de este orden social”.

En el caso del proceso de la partidocracia mexicana, los varones que se creen dueños de los destinos de los partidos y sus candidatos están pasando por encima de toda lógica, y en aras de supuesta unidad y operaciones cicatriz, han ofrecido a los aspirantes derrotados ser incluidos en hipotéticos gabinetes presidenciales que, según se puede ver, impuestos por los hombres/dueños de los partidos.

¿A cuenta de qué? ¿Por qué? ¿Claudia está obligada a incluir en su equipo de trabajo a Ebrard o Monreal? Peor aún: ¿Qué mensaje le dará a sus seguidores y seguidoras teniendo a Fernández Noroña, sancionado violentador de género, o a Manuel Velasco, símbolo del arquetipo partido-negocio? Y en el caso de Xóchitl, ¿tendremos a Santiago Creel, Javier Lozano, Alito Moreno, Marko Cortés, Roberto Madrazo o algún otro impresentable en su gabinete?

El momento actual de nuestra democracia está ya encaminada a la cúspide del empoderamiento femenino. Las mujeres en este  momento histórico deberán por tanto estar a la altura de las circunstancia y realizar actos de resistencia contra las ideas patriarcales vigentes en sus institutos políticos, grupos de trabajo y proyectos de gobierno. Es necesario, sano y urgente, porque a partir del 7 de septiembre habrán de medirse tanto en capacidad discursiva como en independencia frente al poder patriarcal.

Mano MORENA en el Frente… El río suena fuerte entre los partidos del Frente amplio por México: la campaña que han desplegado las cuentas morenistas en redes sociodigitales a favor de Beatriz Paredes Rangel y en denigración de Xóchitl Gálvez, no era gratuita. Y nos referimos al antecedente que apunta que, como gobernadora de Tlaxcala, Paredes abonó a las movilizaciones de AMLO. No, hay quienes apuntan que el padrón de ciudadanos registrados en la plataforma del Frente tiene claros indicios de que sería infiltrado por MORENA para incidir a favor de Paredes. Igualmente, como apuntara Jorge Zepeda, también los simpatizantes morenistas estaban prestos a ir con la tlaxcalteca si llegaran a preguntarle los encuestadores del Frente. Si esto fue lo que movió a la torpe declaración de Alito Moreno debió presentar las pruebas y hacer la denuncia pública.

El peso electoral de MC sí importa… Las aguas van tomando su propio rumbo para Movimiento Ciudadano y el segundo desencuentro previsible del Grupo Jalisco con el Grupo Nuevo León llevará un saldo negativo para quien apueste equivocadamente. Si nos atenemos al pasado proceso federal, MC Jalisco obtuvo más de 950 mil votos frente a los poco más de 414 mil de MC-NL. Después siguen el Edomex con 359 mil y 258 mil de Veracruz.

CHIAPAS y MORELOS, bajan morenistas… Cuando realizamos los análisis situaciones de cada entidad esperábamos que algunos aspirantes se bajaran o los bajaran porque en la política nadie tiene nada seguro. Así fue como Zoé Robledo no aguantó el maltrecho control de daños en el IMSS y cedió el paso a Manuel Obrador. Y en Morelos, la senadora Lucy Maza, a quien siguen vinculado a Graco Ramírez y Uriel Carmona, dicen que también habría de bajarse.

Contacto: feleon_2000@yahoo.com

Felipe León López
Felipe León López

Analista político, egresado de la FCPyS UNAM, con especialidad en estudios prospectivos. Es coautor de El Video poder en México (1995), Una Historia hecha de Sonidos (2004), Historia y Remembranzas de Radio Educación (2008) y Días de Radio (2017). Ha sido colaborador de portales, diarios y revistas de cultura, política y educación. Contacto feleon_2000@yahoo.com

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