La representante mexicana Fátima Bosch denunció haber sido insultada por el empresario tailandés Nawat Itsaragrisil durante Miss Universo 2025. El incidente, grabado y viralizado, desató una crisis internacional por maltrato y abuso de poder en el certamen.
Redacción Astillero Informa
La edición 74 de Miss Universo, celebrada en Bangkok, Tailandia, se convirtió en el centro de una polémica internacional luego de que la representante de México, Fátima Bosch, denunciara públicamente haber sido insultada y maltratada por el empresario tailandés Nawat Itsaragrisil, alto directivo del certamen y presidente del comité organizador local.
La controversia estalló el 4 de noviembre, cuando durante una reunión con las concursantes, Itsaragrisil —vicepresidente de la región oriental de Miss Universo y director de Miss Universo Tailandia— acusó a Bosch de negarse a colaborar con la promoción del evento y del país anfitrión. De acuerdo con los videos difundidos en redes sociales, el empresario interpeló a la mexicana frente a todas las delegadas y, tras no recibir la respuesta que esperaba, le gritó “¡cállate!” y la llamó “estúpida”.
“Amo mucho Tailandia y respeto a todos aquí, pero esto es inaceptable. El mundo debe saberlo porque somos mujeres fuertes y nadie tiene derecho a silenciarnos”, declaró Bosch tras abandonar la sala, acompañada por elementos de seguridad.
Una reunión que se salió de control
El enfrentamiento ocurrió durante una sesión con las candidatas en la que Nawat exigió a los países “que no cooperaron con el equipo de filmación” reconocer públicamente su falta. Cuando nadie respondió, señaló directamente a Bosch, acusándola de no publicar contenidos sobre Tailandia en sus redes sociales.
Según testigos, la mexicana intentó aclarar que se trataba de un malentendido, pero el empresario no le permitió explicarse y elevó el tono de voz. Bosch, visiblemente molesta, le exigió respeto y se levantó de su asiento diciendo:
“Todas las delegadas, como mujeres, merecemos respeto. Estoy aquí representando a un país y no es mi culpa que usted tenga problemas con mi organización”.
El gesto fue aplaudido por varias concursantes, quienes también decidieron abandonar la sala como muestra de apoyo. En respuesta, Nawat amenazó con descalificar a las participantes que se retiraran, gritando: “¡Quien se vaya, no tiene que volver a hacer el examen!”.
El incidente generó tensión e indignación entre las delegadas; algunas rompieron en llanto y otras grabaron fragmentos del altercado, que rápidamente circularon en plataformas digitales, donde el público expresó su respaldo a la mexicana.
Detrás del conflicto: una lucha de poder corporativa
Aunque el incidente pareció un altercado aislado, diversas fuentes dentro de la organización revelaron que el origen del enfrentamiento responde a una disputa interna entre Nawat Itsaragrisil y Raúl Rocha Cantú, empresario mexicano y actual propietario mayoritario de la Organización Miss Universo (MUO) a través de su empresa Legacy Holdings.
Nawat, fundador de Miss Grand International (MGI) y con participación en la MUO, ha criticado abiertamente la gestión de Rocha, a quien acusa de haber convertido el certamen en un caos tras la edición 2024 celebrada en México. Según medios tailandeses, el empresario calificó al equipo de Rocha como “incompetente” y sostuvo que su manejo de redes sociales “no sirve”.
La representante mexicana, sin tener relación con estos conflictos empresariales, quedó atrapada entre dos bandos en disputa. En sus declaraciones, Bosch lamentó haber sido víctima de un abuso de poder motivado por intereses ajenos a su participación:
“Lo que hizo su director no fue respetuoso. Me llamó tonta porque tiene problemas con mi organización, y eso no es justo. Estoy aquí haciendo todo correctamente”.
Miss Universo y la reacción internacional
Tras la difusión de los videos, Miss Universo México publicó un mensaje de apoyo a Bosch en sus redes sociales:
“Lo que sucedió hoy en Tailandia es inaceptable. Ninguna mujer, en ningún escenario, merece ser insultada. Hoy y siempre, México está contigo, Fátima”.
Por su parte, la Organización Miss Universo (MUO) emitió un comunicado más diplomático, en el que evitó señalar directamente a Itsaragrisil, pero aseguró que mantendrá “los más altos estándares de respeto, seguridad e integridad”. También informó que una delegación de alto nivel encabezada por su director ejecutivo, Mario Búcaro, viajó a Tailandia para “fortalecer la colaboración con el país anfitrión y las autoridades pertinentes”.
A pesar del escándalo, la MUO confirmó que las actividades del certamen continuarían según lo previsto, reafirmando su compromiso con los valores de diversidad, inclusión y empoderamiento femenino.
Un certamen en crisis
La polémica ocurre en un momento delicado para la marca Miss Universo, que desde su cambio de propietarios ha enfrentado acusaciones de favoritismo, conflictos financieros y disputas internas entre sus franquicias nacionales. La edición 2025, lejos de consolidar la nueva era del certamen, ha expuesto divisiones profundas entre las dirigencias de distintos países.
Expertos en comunicación y género han señalado que el caso de Bosch evidencia la contradicción entre el discurso de empoderamiento femenino del certamen y las dinámicas de control y violencia simbólica que persisten tras bambalinas. En palabras de la propia Fátima Bosch:
“Nadie debe intentar apagar nuestras voces. La dignidad está por encima de cualquier corona”.







