Definir los valores e ideología de un político no es tarea sencilla. Es necesario conocer su biografía política, sus referentes, formación académica, militancia, perfiles, entrevistas y publicaciones. Afortunadamente, tenemos todos los elementos para ubicar ideológicamente a López Obrador como un político de izquierda con valores conservadores.
Estudió Ciencias Políticas en los setenta en la Universidad Nacional Autónoma de México, posiblemente, leyó algo de marxismo. Admiraba a Salvador Allende. Su referente político es Carlos Pellicer. Cuando militaba en el Partido Revolucionario Institucional lo podemos identificar con la corriente del nacionalismo-revolucionario. En múltiples entrevistas y escritos se define como un liberal (ideología del siglo XIX, véase Naciones y nacionalismo desde 1780, Eric Hobsbawn).
Utilizaremos una propuesta de Manuel Alcántara Sáez, politólogo español, para precisar los valores y creencias de López Obrador. La izquierda busca la igualdad, impulsa la intervención del Estado, es apoyada por los movimientos sociales, busca transitar a la democracia participativa, promueve el desarrollo económico regional, en su mayoría es laica; los progresistas del siglo XXI son anti militares, protegen el medio ambiente, abrazan la migración, defienden los derechos de las minorías y abanderan la legalización de la mariguana.
En cambio, la derecha impone el mercado como solución, concreta su participación a los partidos políticos, extiende la globalización, implementa el crecimiento económico sin desarrollo sustentable, intercede por la Iglesia, apoya los tratados de libre comercio y respalda las libertades individuales. Los conservadores se manifiestan contra la migración, abogan por la familia tradicional, criminalizan el consumo de drogas, combaten las libertades sexuales y de género.
Definitivamente, la política social de AMLO busca combatir la desigualdad con la intervención del Estado. Asimismo, tiene cercanía con grupos evangélicos; enarbola citas bíblicas en sus discursos; su ultima propuesta de ministra (Yasmín Esquivel Mossa) inclina la Suprema Corte de Justicia al conservadurismo según juristas especializados; sobre el aborto y matrimonio igualitario expresó que no son prioridad.
Incluso, erróneamente, llegó a declarar que los temas polémicos se llevarían a consulta. Los derechos se otorgan y garantizan. Sobre la despenalización del aborto se debe observar la lucha de las mujeres en Argentina. En agosto de 2018 ganaron la batalla en las calles y la votación de los diputados; pero los senadores frenaron su aprobación pensado en las elecciones de las provincias del presente año. La victoria es cultural al darse un efecto dominó en la región; el pañuelo verde es sinónimo de solidaridad y acompañamiento.
Necesariamente, López Obrador debe guardar sus valores conservadores y no entrometerse en la discusión del Legislativo. Por primera vez en las cámaras se cuenta con una mayoría de (dizque) izquierda electoral (PRD, Morena, PT, MC) que podría impulsar la agenda progresista: matrimonio igualitario, aborto legal, legalización de la mariguana y derecho de las minorías. Indudablemente, dentro del Movimiento de Regeneración Nacional hay cuadros que representan el progresismo del siglo XXI que se diferencia de la izquierda conservadora. Nadie niega la vocación social del presidente, igualmente, es evidente su conservadurismo.
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