José Reyes Doria | @jos_redo
No lo dijo categóricamente, por eso queda la duda. La presidenta Claudia Sheinbaum informó el lunes pasado que regalará su boleto para la inauguración del Mundial de fútbol 2026, que será en el estadio Azteca de la CDMX. Afirmó que su boleto se lo regalará a una niña futbolera que, como la gran mayoría de la gente, no tenga dinero para comprar los anhelados boletos. Pero no declaró literalmente que no asistirá a la inauguración del Mundial. Aunque los medios nacionales y extranjeros entendieron que la Presidenta no asistirá, y así lo han difundido. Ella no ha ratificado o rectificado al respecto.
Si finalmente la Presidenta no asiste a la inauguración del Mundial, me parece que sería un error monumental por múltiples razones:
1.- El Mundial es el evento más relevante del planeta. No existe otro evento deportivo, cultural, político o religioso que convoque a más personas en el mundo. Hasta la fecha, dos eventos tienen el récord de más gente atenta a ellos: la llegada del hombre a la Luna, y la final del Mundial Argentina 78. El porcentaje de la humanidad atenta a la televisión y la radio en esos dos eventos, no ha sido superado por ningún otro. Pero los Mundiales de fútbol, sobre todo las finales, han estado muy cerca de ese récord cada cuatro años. La Presidenta no puede darse el lujo de ausentarse de ese evento.
2.- La inauguración y la final, son los actos más vistos del Mundial. La final será en Estados Unidos, Trump va a capitalizarla al extremo, y es normal. La inauguración será en México, alrededor de tres mil millones de personas en todo el mundo estarán viendo el evento. Los espectadores de todos los continentes se acercan al país anfitrión, por el imán del Mundial. La Presidenta es la jefa del Estado mexicano, la más alta representante de México, dentro y fuera del país, sería extraño y decepcionante, para todo el mundo (literal), que la anfitriona no estuviera en la fiesta.
3.- Sería extraño, porque solo en una ocasión ha ocurrido que el Presidente o Monarca de un país sede del Mundial no estuvo presente. Fue en el Mundial 1994 en Estados Unidos. Bill Clinton justificó su ausencia alegando una reunión impostergable de seguridad nacional; quien inauguró el evento fue el vicepresidente. Pero Estados Unidos no era un país futbolero en 1994, los estadios los llenaron mayoritariamente descendientes de migrantes de todo el mundo, y los visitantes; ahora ya existe una inmensa afición nativa gringa. Por lo tanto, sería raro que, en nuestra tercera oportunidad de ser anfitrión de un Mundial, la Presidenta no esté presente. ¿Quién haría la inauguración entonces: el Canciller, Clara Brugada, Rosa Icela, Harfuch? La representación y la gloria son de la Presidenta.
4.- Pero el Mundial también es diplomacia. La FIFA tiene más afiliados que la ONU. En los Mundiales, no solo son protagonistas plenipotenciarios los Presidentes del país anfitrión: también asisten a la fiesta Presidentes de otros países, de las naciones que juegan el partido inaugural y la final, de los países que van por primera vez a un Mundial, de los que avanzan a fases históricas de la competencia. Las gradas VIP de los estadios son un hervidero diplomático, la Presidenta de México debiera estar ahí en el silbatazo inaugural. Recordemos que el Mundial es tripartita con EEUU y Canadá, ¿qué tal si vienen Trump y, al no estar la Presidenta, se lanza a hacer la declaratoria de la inauguración? Eso sería una afrenta mayor que la guerra de 1847.
5.- Los malquerientes de la Presidenta, ya están diciendo que no quiere asistir a la inauguración del Mundial, porque es muy posible que la gente le brinde un abucheo monumental. Es altamente probable que una buena parte del estadio Azteca le aseste una rechifla a la Presidenta, pero no precisamente por animadversión contra ella, sino porque es un rasgo peculiar de la cultura política de América Latina. En escenarios masivos abiertos, no controlados, como un estadio gigantesco de fútbol en un Mundial, los latinoamericanos abuchean al Presidente o Presidenta, así ocurrió en el Mundial 2014 en Brasil, en Chile 1962, y hasta en Argentina 1978 a pesar de la dictadura represora.
6.- Así ocurrió en el Mundial México 1986, cuando Miguel de la Madrid recibió una rechifla apabullante, en el juego inaugural. Se sabía que había en enorme descontento social, por la crisis económica y la inoperancia de su gobierno ante los estragos de los terremotos del año anterior. De la Madrid era un presidente absolutamente impopular, su partido, el PRI, era objeto de creciente repudio. Pero entendieron que era mucho más costoso el no asistir a la inauguración del Mundial, que apechugar el abucheo monumental. Aguantó vara. En la final, ya no hubo abucheo general, porque el público ya se había desahogado y porque le sirvió de cobertura la entrega de la Copa del Mundo al gran Diego Maradona.
7.- Pero la presidenta Claudia Sheinbaum cuenta con un gran respaldo social, una popularidad a toda prueba que, difícilmente se va a desgastar de forma significativa en los ocho meses que faltan para el Mundial. No existe una percepción general de descontento o inconformidad social agudos. Es poco probable que ocurra un abucheo masivo en el estadio Azteca contra la Presidenta. Seguramente habrá protestas, porque el público estará integrado por personas de buen poder adquisitivo, estratos sociales adinerados que escapan al control político, que no se sienten agradecidos con la política social, que no son militantes. Pero toca aguantar, asistir y saludar al mundo.
8.- Sí, porque la presencia de la Presidenta en el estadio no es para saludar al público presente, o para decirlo de otro modo: la gente en las tribunas no son lo más importante, sino el país que estará atento, y una gran porción del mundo que seguirá la transmisión en las pantalla. La Presidenta podrá dar un gran discurso urbi et orbi, como decían en la antigua Roma: un mensaje poderoso y simbólico a la Ciudad, al País y al Mundo. La presidenta no puede desaprovechar esa tribuna.
9.- El pueblo mexicano es futbolero. La mayoría del pueblo apoya, por distintos motivos, al régimen encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum. Tal vez el pueblo de abajo será minoría en el Azteca, pero en el pueblo más acomodado también apoyan a la Presidenta. Como sea, el pueblo sentirá una especie de abandono de su Presidenta si no está en el momento inaugural del Mundial. El fútbol es lo más importante de lo menos importante; y a mucha gente no le importa tanto lo importante: no es descabellado pensar que el no inaugurar el Mundial puede generar rencor o desapego entre el pueblo futbolero.
10.- Queda tiempo, seguramente la Presidente va a rectificar, hará lo debido y aprovechará esa inmensa tribuna.





