Ese perverso régimen de la post-revolución. Autor: Federico Anaya Gallardo

La semana pasada celebré el aniversario de Serapaz, una de las obras de jTatik Samuel Ruiz García. La vida de don Sam y la trayectoria de sus organizaciones muestran cómo debemos lidiar con este arroyo de la vida cuya corriente nos arrastra siempre a derechas. Hoy debo retornar al lado oscuro del espectro político, para leer racionalmente lo irracional. El viernes pasado (7 de mayo de 2021), Adela Cedillo Cedillo, una joven historiadora experta en la Guerra Sucia mexicana fue objeto de una entrevista colectiva por parte de estudiantes de posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras (Colegio de Estudios Latinoamericanos) de la UNAM. (Video de 1:16:28, Liga 1.) El tema era “la nueva izquierda” o New Left que floreció en el mundo occidental en los años 1960 y 1970. Adela aterrizó el concepto en la circunstancia mexicana y, entre otras ideas relevantes, señaló que el régimen postrevolucionario mexicano era anómalo y extraño porque, cubierto por la legitimidad de la “primera revolución social del siglo veinte” pudo pasar por progresista y hasta radical en el escenario mundial –al tiempo que sostuvo y ganó una sangrienta guerra en contra de la izquierda armada de su juventud. Esta bizarra característica del régimen en el siglo XX explica parte de la actual conformación de las derechas mexicanas. Déjame, lectora, contarte dos biografías que ilustran lo que digo.

A principios de los 1970 la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) abrió un programa llamado Teatro Conasupo de Orientación Campesina (TCOC) dirigido por un grupo de intelectuales de izquierda. Entre estos últimos destacaba Eraclio Zepeda Ramos (1937-2015). Zepeda era descendiente de una extraña familia chiapaneca de finqueros-intelectuales. Hacia 1890 su finca, La Zacualpa en Pichucalco, tenía una biblioteca reconocida en todo el Estado y en el vecino Tabasco. Los Zepeda se decantaron a favor del reformismo radical y apoyaron al gobernador Carlos Vidal en los 1920. Niño, Eraclio fue mandado a la primaria modelo de Tuxtla y luego hizo su preparatoria en una institución militarizada de la capital federal (la actual Universidad Latinoamericana). Ya bachiller, regresó a Chiapas, adonde trabó amistad con el equipo del centro coordinador indigenista del INI en Ciudad Las Casas. Al parecer, ellas y ellos lo encaminaron a estudiar antropología social en Xalapa, matriculándose en la Universidad Veracruzana (1958-1960). Luego pasó a Cuba como profesor en la Universidad de Oriente en Santiago. Fue voluntario en la defensa de Playa Girón (1961). Zepeda regresaría a México dando la vuelta al mundo, pues de Cuba viajó a China en 1963 –adonde trabajó en la Universidad de Estudios Extranjeros. Entre 1964 y 1967 fue corresponsal en la URSS de La Voz de México, el periódico del Partido Comunista Mexicano. En el país de los soviets, colaboró con el historiador (y espía) Jósif R. Grigulévich, publicó en Novedades (Novosti, Новости) y participó en el volumen Hacia la historia de la Conquista de América, editado por la Academia de Ciencias de la Urss (Moscú, 1966) con un ensayo titulado “Fray Bartolomé de Las Casas en Chiapas”. El director artístico del TCOC era Rodolfo Valencia (1925-2006), un michoacano que se solidarizó con la Revolución Cubana y quien pasó a la isla en 1962 para colaborar en las empresas culturales del nuevo régimen (Teatro Musical de La Habana, Brigadas de Teatro Popular, Escuela de Artes Cubanacan).

Cuando Zepeda y Valencia retomaron la idea de un teatro popular y campesino su programa buscó seriamente la concientización de las comunidades: “Este trabajo significó, primero, que brigadas de estudiantes de la Escuela de Arte Teatral del INBA presentaran en comunidades apartadas espectáculos integrados por una pieza corta de la literatura universal (Chejov, farsas francesas) y por un pequeño ‘sketch’ de títeres donde se compartían los contenidos que quería transmitir Conasupo para el mejoramiento de la comunidad (técnicas nuevas de cultivo, uso de fertilizantes, lucha contra los acaparadores). Más adelante, este esquema fue insuficiente, porque los campesinos a los que iba dirigido el espectáculo empezaron a reconocer en el teatro una forma de verdadera expresión y como un espacio para la exposición de los problemas de la comunidad. Al no estar preparados para tal labor, los estudiantes citadinos de teatro fueron remplazados y se buscó crear un esquema de capacitación de promotores teatrales entre maestros normalistas rurales, que al término de su preparación volvieran a sus comunidades a crear grupos de teatro.” (Iván Herrera, “Un hacedor de teatro popular: Semblanza de Rodolfo Valencia”, 26 de julio de 2006, en Colectivo de Teatro Popular, Liga 2.)

Uno de los objetivos de la Administración Echeverría (1970-1976) era incrementar la producción agrícola; otro, re-ligarse con el mundo rural y sus comunidades. Para lograr lo primero, se consideraba necesario elevar la consciencia acerca de la situación de explotación en que vivía el campesinado. En principio, esta acción del régimen debería regenerar la confianza campesina: “El propósito oficial al emplear el teatro era convalidar la ideología ‘revolucionaria’ cuestionada a partir de la represión que, desde la década de los cincuenta y sobre todo a partir de 1968, ejerció el gobierno contra todo movimiento de reivindicación social”. (Domingo Adame, Teatros y teatralidades en México, Siglo XX, Jalapa: UV, 2004, p. 116.) Para ello, Conasupo organizó brigadas de seis promotores que recorrían el territorio, presentando obras de teatro popular y animando a que las funciones fuesen luego organizadas, en cada comunidad, por actores-campesinos entrenados por el programa. El programa fue intenso y extenso. En ese sexenio hubo “52 brigadas formadas, cada una entre 6 y 10 actores; 6,000 funciones ofrecidas por casi todo el país ante aproximadamente 3’250,000 espectadores”. (Domingo Adame, p. 117. Adame toma sus datos de un manuscrito de uno de los animadores del programa, Germán Meyer: Memoria del Proyecto de Arte Escénico Popular, escrito para la Dirección General de Culturas Populares de la SEP federal.)

Todo lo anterior, sin embargo, no impidió que en 1994 Eraclio Zepeda abandonase a la izquierda, asumiese como secretario de Gobierno de Chiapas y se mantuviese en ese cargo durante la guerra de baja intensidad que el viejo régimen desencadenó en contra del EZLN. De nada sirvió tanto viaje y tanto compromiso, Laco volvió a su raíz finquera, pues.

La simple descripción del proyecto de los comunistas Zepeda y Valencia bastaría para probar que Echeverría era progresista. Sin embargo, como bien han documentado las y los historiadores de nuestra Guerra Sucia, ese mismo presidente dirigió la más sangrienta represión en contra de las guerrillas comunistas mexicanas. Veamos ahora la segunda biografía de hoy, querida lectora.

Ángel Verdugo Beltrán (n.1945) es bien conocido en los círculos de la comentocracia mexicana de la segunda y tercera décadas del siglo XXI como ligado a la derecha desaforada. Es uno de los habitués de Carlos Alazraki en su nuevo canal Atypical Te Ve (YouTube). Lo que sorprende es que Verdugo Beltrán fue representante de la Escuela Superior de Física y Matemáticas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en el Consejo Nacional de Huelga (CNH) en el legendario verano mexicano de 1968. Él y Gilberto Guevara Niebla (n.1943) venían de Sonora. Se conocieron adolescentes y estudiaron en el Instituto Técnico del Noroeste (Itno) de Ciudad Obregón. En el IPN ambos se formaron alrededor de Raúl Álvarez Garín. Verdugo ha dado su versión de todo esto en seis videos en YouTube en 2018 (quinta entrega, Liga 3). Uno de los orgullos de Verdugo es que, pese a que muchos hablaban de irse al monte, él sí lo hizo. Dice que otros compañeros eran gallinas “más echadoras que ponedoras”.

Atypical Te Ve le dedicó a Verdugo la entrega número 6 de su Platicando con Alazraki (Liga 4), subida a YouTube el 14 de marzo de 2021 (video 53:51 minutos). En esta entrevista, el ex-miembro del CNH explica en detalle su subida al monte. Cuenta de la euforia guevarista en el movimiento estudiantil y cómo pese a los desplantes de muchos “—Fuimos muy poquitos los pendejos que sí nos fuimos…” Pasó a la clandestinidad “haciendo travesuras”, entre ellas irse a China para estudiar la experiencia y el pensamiento de “nuestro sol rojo” (Mao). Luego regresó a la sierra entre Durango y Chihuahua organizando entre los campesinos la guerra popular prolongada. Al fin lo capturó la Dirección Federal de Seguridad (DFS). Verdugo pasaría 3 años, 10 meses y 4 días en Lecumberri. Alucinante, aquí Verdugo empieza a presumir su relación con el jefe represor Nazar Haro (video, minuto 33:00 & ss) quien “tenía una gran inteligencia natural” que le permitía reconocer los discursos de los subversivos: “Era un profesional de eso…” El exguerrillero continúa diciendo que en prisión sólo quedaron dos de los capturados de su grupo y que él hizo contacto ¡con Rodolfo Echeverría Ruiz, el sobrino del presidente! La liga fue el abogado defensor de otro compañero capturado, quien era parte de la sección juvenil del PRI…

Rodolfo habló con el director de Lecumberri, quien era el general Francisco Arcaute Franco (famoso por su dureza contra los presos políticos, Liga 5) y logró que éste les concediese una larga plática ¡a solas en la oficina del general-director! Según Verdugo, desde ese día, Rodolfo fungió como su defensor y contactó a Fernando Gutiérrez Barrios (subsecretario de Gobernación) quien, pese a ello, no lo soltó de inmediato: “—Es considerado aún muy peligroso”, habría dicho don Fernando. En el ínterin, otros notables del viejo régimen lo visitaron en la cárcel, como el tlaxcalteca Tulio Hernández. Este extraño preso político al fin fue liberado a principios de 1976 (la guerra sucia había terminado, los guerrilleros estaban derrotados). A los pocos días de su liberación, Rodolfo llevó a Verdugo a Los Pinos. Era el 26 de marzo de 1976. El presidente –a media reunión con 200 campesinos– se le acercó para preguntarle: “—¿qué quiere hacer?” Verdugo le dijo que deseaba trabajar en los Centros Conasupo de Capacitación Campesina (Ceconca) que dirigía Jesús Salazar Toledano (1940-2012). Y así, el exlíder estudiantil y exguerrillero entró a la burocracia federal “para hacer lo mismo que estaba yo haciendo antes, organizar campesinos, pero ya con mi nombre, dentro de la Ley” (44:00).

Del relato de Verdugo es evidente que al momento de su captura el entonces comandante de la DFS (Nazar) trató de ganarse al guerrillero o bien, que el ex-preso nos está explicando su defección… o que él mismo había sido desde siempre un agente del gobierno. (En otras entrevistas, Verdugo ha sido un fuerte defensor de Sócrates Campos Lemus –el infiltrado preferido de la leyenda del 68 mexicano.) El momento en que Verdugo se volvió defensor del statu quo, del régimen, es irrelevante. Estas Confesiones de Verdugo descubren algo más profundo. Su confesor es Carlos Alazraki, quien desde Atypical Te Ve hace hoy radical política de oposición al gobierno obradorista –al que se acusa de llevarnos a una dictadura “chavista-comunista”. Impresiona la intimidad entre penitente y confesor. (Muy apropiada, muy católica.) Al mencionar a Rodolfo Echeverría Ruiz, Verdugo le dice a Alazraki que él seguro lo conoce (37:00). Y Alazraki dice que sí, que así es, porque resulta que Rodolfo y Luis Echeverría Álvarez (padre y tío del Rodolfo amigo del exguerrillero) habían sido compañeros de su padre, Benito Alazraki, en la preparatoria de los hermanos maristas en la ciudad de México: el Colegio Morelos (hoy CUM). Al final de este bizarro ritual de reconciliación de clase, Alazraki-confesor le cuenta a Verdugo-penitente que, en los días en que Zedillo ganó la presidencia (léase: en los días en que el EZLN se había alzado en armas), él diseñó un anuncio para la Lotería Nacional que mostraba a un muchacho diciendo “Yo era comunista hasta que… (llega un ferrari con una chava guapísima) … me gané la lotería” (46:00). Verdugo-penitente asiente, conforme con la fórmula de retractación (recant) que le ofrece su patrón.

Las biografías de Eraclio Zepeda Ramos y Ángel Verdugo Beltrán nos muestran el tremendo poder gravitacional de la sociedad tradicional mexicana. La confesión recién televisada del exguerrillero Verdugo tiene un objetivo: mostrarnos la futilidad de los sueños de liberación. Al final, lo que importa es quedar bien con los poderosos quienes, aunque sean furibundos “laicos” o locos “populistas”, de niños estudiaron todos con los hermanos maristas. Nada cambia y nada puede cambiar. Lo que importa es el éxito personal y disfrutar. Por eso es que Alazraki recibe a desayunar cada semana a su entourage en un bello jardín. Allí hemos visto a otros notables de la derecha actual: Diego Fernández de Cevallos, Javier Lozano Alarcón, Margarita Zavala Gómez del Campo, José Newman Valenzuela, Paco Calderón, Vicente Fox Quezada… ¡un verdadero circo de irracionalidad! Del que, pese a todo, debemos hacer sentido político.

agallardof@hotmail.com

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:
https://www.facebook.com/Colegio-de-Estudios-Latinoamericanos-FFYL-UNAM-1884649888266277

Liga 2:
http://colectivodeteatropopular.blogspot.com/2010/10/un-hacedor-de-teatro-popular.html

Liga 3:
https://www.youtube.com/watch?v=xkFWR5Vvg30

Liga 4:
https://www.youtube.com/watch?v=q-bsOY3HmI0

Liga 5:
https://www.jornada.com.mx/2008/06/22/index.php?section=politica&article=014n1pol

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4 COMENTARIOS

  1. Me gustan mucho tus artículos. Tengo solo una observación: Según el Diccionario de la lengua española, la palabra “bizarro” (del iatín: bizzarro ‘iracundo’) tiene las siguientes acepciones:

    adj. valiente (‖ arriesgado).
    adj. Generoso, lucido, espléndido.

    ¿Es lo que debo entender cuando lo leo?

    Saludos cordiales.

    • Y de allí se toma al castellano –¿acaso en los días de los últimos condotieros, cuando Aragón conquistó Italia, circa 1500?– significando “valiente” en sentido de esforzado. Pero incluso en ello, va implícito el sentido de la “deformidad por la ira”… véase la opinión del Gran Capitán Gonzalo de Córdoba o de Fernando de Aragón sobre la bizarría deforme de César Borgia.

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