Élites y oligarquías. Autor: Federico Anaya Gallardo

Sergio Soto Nájera, mi amigo abogado, y un servidor, aprovechamos cada ocasión de tomar café para arreglar el mundo judicial y político. Hace muchos años, sin embargo, hicimos el compromiso de profundizar nuestro análisis más allá de las usuales superficialidades del cafetín en la Colonia Roma. A santo de la serie de artículos sobre el nuevo Senado Mexicano que he compartido en este espacio, que empezó con “Poliarquía y Senado” el 12 de octubre de 2022 (Liga 1), adonde he analizado la formación de nuestras élites parlamentarias, el licenciado Soto me preguntó: “—¿Y qué me dices de Pablo Gómez Álvarez?”

De entrada, le contesté a Sergio que su pregunta podría ser un caso clásico de whataboutism, esa falacia argumental que, en lugar de discutir los defectos o errores de un grupo, señala los equivalentes en el otro lado del espectro ideológico. En el debate entre irlandeses unionistas y republicanos, cada que un lado mencionaba un atentado, el otro respondía “—what about…?” (“—¿qué me dices de…?”) mencionando otro atentado del otro lado. Hay dos problemas con esta falacia, al menos. Uno es que nos distrae del análisis serio, en profundidad, de los problemas –distrayéndonos con un caso que puede, o no, ser comparable. Otro es que puede llevarnos a la conclusión cínica de que “todos son iguales” y que, por lo mismo, no hay solución a los problemas. Como podrás apreciar, lectora, ambos defectos son bien comunes en las pláticas de cafetín.

Pero en las buenas conversaciones, como en la vida, uno trabaja con el material que se presenta. Así que retomo el comentario del licenciado Soto y te propongo comparar, seriamente, el caso de Pablo Gómez Álvarez (n. 1946) con los otros que he comentado en este espacio.

Economista por la UNAM, Pablo Gómez Álvarez fue parte del movimiento estudiantil de 1968 y fue capturado en la Plaza de las Tres Culturas. Estuvo en prisión hasta 1971 y al salir se reincorporó a la lucha, sufriendo de nuevo la represión el Jueves de Corpus. Entre 1973 y 1978 fue profesor en la Facultad de Economía de la UNAM. Gómez Álvarez había militado desde muy joven en el Partido Comunista Mexicano y, entre 1979 y 1982 (los años de la Reforma Política), fue parte del Comité Central. En ese tiempo fue diputado federal por primera vez (1979-1982) –inscribiéndose en las comisiones de Presupuesto y Cuenta Pública, Energía, así como Gobernación y Puntos Constitucionales.

Cuando el PCM se convirtió en PSUM (Partido Socialista Unificado de México, Gómez Álvarez fue su líder nacional (1982-1987) y cuando este se unió con el resto de la izquierda en el PMS (Partido Mexicano Socialista), Pablo fue miembro fundador. Fue diputado federal segunda vez bajo la bandera del PMS entre 1988-1991. Esos fueron los años en que la coalición electoral triunfante (pero defraudada) del PMS y Frente Democrático Nacional dio origen al Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Entre 1991 y 1993, Pablo Gómez Álvarez fue diputado estadual en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (hoy Ciudad de México, mañana Anáhuac). Regresó por tercera ocasión a la cámara federal entre 1997 y 2000 –contendiendo por la candidatura perredista a Jefe de Gobierno en este último año. Gómez Álvarez retornaría a San Lázaro por cuarta ocasión entre 2003 y 2006 –siendo coordinador del grupo parlamentario del PRD y presidente de la Jucopo en 2005-2006. En este último año, aupado en la primera marea obradorista, Gómez llegó al Senado de la República en donde estuvo hasta 2012 (en la bancada del PRD). Seis años más tarde, ya en Morena, Pablo fue electo por sexta ocasión como diputado federal (2018-2021). Parte de la mayoría morenista, presidió la sección instructora en el juicio de procedencia (desafuero) en contra del gobernador panista de Tamaulipas.

En cuarenta años, Pablo Gómez Álvarez ha sido diputado federal 18 años, diputado estadual tres años y senador seis años. 27 años de carrera legislativa. Sin embargo, sólo en dos ocasiones ocupó un alto cargo parlamentario (presidente de la Jucopo durante un año y presidente de la sección instructora por tres). Ciertamente, Gómez ha sido alto directivo de los partidos en que ha militado, pero el legislador no logró transicionar a los poderes ejecutivos sino hasta hace muy poco, en 2021 –cuando fue nombrado titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) por el presidente López Obrador.

Esto contrasta con la trayectoria, por ejemplo, de Beatriz Paredes Rangel (n.1953), líder destacada de su partido (el PRI), una vez diputada estadual, tres veces diputada federal, dos veces senadora, gobernadora de Tlaxcala y subsecretaria de Gobernación en tres ocasiones. En 2018 Paredes Rangel acumula 20 años de carrera legislativa (siete menos de Gómez Álvarez) pero gobernó su Estado y ha ocupado importantes cargos federales.

Comparemos ahora a Gómez Álvarez con Manlio Fabio Beltrones Rivera (n.1952) quien ha sido sólo tres veces diputado federal y dos veces Senador (18 años de carrera legislativa, nueve menos que Gómez Álvarez) pero quien ganó la gobernatura sonorense y ocupó una poderosa subsecretaría federal. Aparte, Beltrones ha multiplicado su presencia e influencia en las cámaras federales a través de su hija y su yerno.

El licenciado Soto me dijo en este punto: “—¿Y qué me dices de Argel?” Ciertamente, el hijo de Pablo, Argel Gómez Concheiro, ha sido funcionario de la Secretaría de Cultura del DF (hoy Cdmx, mañana Anáhuac) al menos desde el año 2000. (Me tocó conocerle como responsable de ediciones en el Faro de Oriente en 2005-2006 y actualmente es director general de Grandes Festivales Comunitarios.)

Las conexiones familiares de Pablo Gómez Álvarez han llamado la atención de la prensa hegemónica, que ahora le acusa de nepotismo. El 9 de noviembre de 2021, desde Chihuahua, El Resumen de Noticias reportó: “Pablo Gómez y familia, burócratas ‘Comunistas’ que cobran como ‘Capitalista$’.” (Liga 2.) Al día siguiente AM de León reprodujo la misma información titulándola “Todo queda en familia”. (Liga 3.)

Pero esto no se parece, ni lejanamente, a la red dinástica de Beltrones en el sistema de partidos y el parlamento nacional. De hecho, todos los cargos que el chihuahuense El Resumen de Noticias y el guanajuatense AM enumeran son recientes y se explican por la ascensión de Morena a la Presidencia de la República en 2018. Que la UIF esté a cargo de Gómez Álvarez tiene sentido porque desde el inicio de su carrera parlamentaria Pablo se especializó en el seguimiento de las operaciones presupuestales y financieras del poder ejecutivo. Su más reciente cargo parlamentario fue, precisamente, dirigir la sección instructora que analiza las acusaciones de corrupción en contra de funcionarios con fuero.

Por otra parte, la prensa de derechas que cito, nos enseña el feo rostro del machismo. Nos hace pensar que todas las personas mencionadas recibieron sus encargos por obra y gracia del Patriarca Pablo. No nos dicen nada, por ejemplo, de la trayectoria académica de Elvira Concheiro Bórquez, quien antes de ser Tesorera de la Federación de la Administración López Obrador, ha tenido una destacada y seria carrera académica en la UNAM, primero en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y luego en el Instituto de Investigaciones Económicas. El hermano de Elvira, Luciano, es subsecretario de Educación Superior por sus propios méritos y entre sus éxitos está la Ley General de Educación Superior de 2021.

En cambio, el clan encabezado por Beltrones se ha fortalecido a través de cuatro décadas de dominio del poder ejecutivo por parte del PRI (1982-1999, 2012-2018) y el PAN (2000-2012). Su patriarca es el origen directo de todos los cargos de las personas herederas y clientes del grupo –más allá de si estas personas tienen méritos propios.

En un caso, el círculo de Pablo Gómez Álvarez, tenemos una constelación de militantes de la izquierda comunista mexicana que demostraron su excelencia en la crítica académica y parlamentaria –y quienes a partir de 2018 tienen ¡finalmente! la oportunidad de gobernar desde la rama ejecutiva. Sin duda es una élite. Pero, también sin duda, es una élite basada en el mérito.

En otro caso, el círculo de Manlio Fabio Beltrones, tenemos un astro central que sirve de centro de gravedad del resto de los miembros del clan; en un arreglo en que el mérito personal no es necesario. Se trata de otra élite, pero esta élite puede ser calificada como oligárquica.

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:
https://lajornadasanluis.com.mx/opinion/poliarquia-y-senado/

Liga 2:
https://elresumen.net/crece-poderoso-nepotismo-de-la-familia-de-pablo-gomez-posicionado-ahora-en-la-uif/

Liga 3:
https://www.pressreader.com/mexico/periodico-am-leon/20211110/281990380761699

Federico Anaya-Gallardo
Federico Anaya-Gallardo

Abogado y politólogo. Defensor de derechos humanos. Ha trabajado en Chiapas, San Luis Potosí y Ciudad de México. Correo electrónico: agallardof@hotmail.com

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